Los mismos que consideran un abuso el 25% de clases en castellano en la escuela catalana piensan que en las radios musicales del paisito debe haber un 25% de canciones cantadas en catalán. Lo primero, al parecer, es una intromisión intolerable y lo segundo es justicia de la buena (si el porcentaje se limitara a las radios públicas sería lamentable, pero hasta cierto punto comprensible, pero que la medida se haga extensiva a las privadas suena bastante a cacicada, me parece a mí).
Nada de esto puede sorprendernos, ya que el lazismo siempre ha sido un firme partidario de la ley del embudo, de la que acabamos de tener una nueva prueba en forma de una medida que ha hecho muy feliz a la siempre amable y bienhumorada Míriam Nogueras: tras un pacto de Junts con lo que queda del PSOE (o sea, el club de fans de Pedro Sánchez), en cosa de un par de años, el segundo canal de TVE en Cataluña emitirá toda su programación en catalán (con lo que no sabemos qué será del eterno programa de Jordi Hurtado, ni del material que se fabricaba en Sant Cugat para todo el país).
Aquí ya no hay ni tantos por ciento (aunque sólo fuese por salvar el programa de Jordi, que es ya toda una institución a nivel nacional, o estatal, si así lo prefiere la adorable Miriam): todo en catalán y a tomar por saco. O sea, una segunda TV3 (en la que Salvador Illa, siguiendo su buenismo habitual, sigue sin llevar a cabo la imprescindible purga o, en su defecto, el cese fulminante de Peyu y Jair Domínguez).
De las cacicadas comentadas, la de Sant Cugat es, probablemente, la menos preocupante. Las promesas, sobre todo las de Pedro Sánchez, se las lleva el viento. El hombre le ha dicho a Míriam que, de acuerdo, que todo en catalán en el segundo canal de TVE en Cataluña dentro de un par de años, pero él es el primero en ignorar si dentro de un par de años seguirá al frente del Gobierno español. El hombre ha actuado como suele, pensando en el cortísimo plazo, en lo que le conviene en un determinado momento. También le prometió a Puchi la amnistía, y el glorioso fugitivo aún la está esperando. O que se hablaría catalán en el Parlamento Europeo, y parece que la cuestión no se abordará, si es que se aborda, hasta dentro de dos o tres años.
Pedro promete lo que haga falta para salirse momentáneamente con la suya y luego ya veremos qué pasa. ¿Todo en catalán en Sant Cugat en 2026? Ya lo veremos. Con un gobierno del PP y Vox puede que no (vamos, es lo más probable). Y en el dudoso caso de que lo que queda del PSOE siga en el poder, vete tú a saber lo que se le ocurrirá a Sánchez para decir, como suele, que donde dijo digo, dice Diego.
Lo del 25% en catalán en las radios musicales tiene más visos de verosimilitud. El CAC se encargará de que la cosa tire adelante, no en vano está al frente ese maestro de periodistas que es Xevi Xirgo, el que le escribe los libros a Carles Puigdemont, el único periodista del mundo que necesita a otro periodista para que ponga por escrito su pensamiento profundo.
Y el 25% de clases en castellano seguirá siendo combatido por los de Plataforma per la Llengua y el procesismo en general. Y ni un tanto por ciento ni otro encontrará a alguien que se oponga, como no sean los partidos de la derechona, PP y Vox.
Me temo que quien debería hacer algo al respecto, el PSC de Salvador Illa, no hará nada o, aún peor, se sumará entusiasmado y rebosante de patriotismo, a ambas medidas, para demostrar que a catalanistas no les gana nadie y, sobre todo, que el síndrome de Estocolmo que les inoculó Jordi Pujol en los años 80 sigue funcionando a la perfección.
Creo que somos uno cuantos los que creemos que las clases en castellano deberían llegar al 50%, pues para algo vivimos en un paisito bilingüe en el que, por cierto, el castellano es la lengua más hablada. Somos los mismos que nos ciscamos en los porcentajes idiomáticos a la hora de hacer sonar canciones por la radio. Pero parece que la opinión de gentuza como nosotros no le interesa a nadie, sobre todo desde el suicidio de Ciutadans.
La programación musical habría que dejarla en manos de los directivos de la emisora de turno. Sant Cugat podría fabricar programas en catalán para Cataluña y en castellano para toda España. Pero eso sería para los lazis adaptarse a la realidad, algo que, aunque estén en las últimas (se salvan de la irrelevancia por los siete esbirros de Puchi en el Parlamento español), no piensan hacer ni que los maten.