Parece que las escuelas en catalán de la Cataluña Norte (zona también conocida como el sur de Francia) andan ligeramente tiesas y necesitadas de monises para seguir con sus actividades.
La Bressola, que así se llama el ente, no goza de especiales simpatías en la Administración francesa, que siempre ha mirado con muy malos ojos las actividades llevadas a cabo en un idioma que no sea el francés.
No es descubrir la pólvora decir que Francia es un país centralista en el que los catalanistas no gozan de la misma tolerancia de la que disfrutan en España, de ahí que La Bressola, según cuenta su mandamás, Guillem Nivet, no pase por una situación financiera muy boyante.
Cree Nivet que Francia debería ser más generosa con ellos, y tal vez tenga razón, pero el caso es que no lo es y considera que estudiar en catalán es un capricho que deben financiarse los que estén a favor de ello (y que no parecen ser legión, a tenor de la triste situación económica que atraviesa La Bressola).
En estos casos, como sabe cualquier partidario del pancatalanismo, lo suyo es ir a poner el cazo a la Cataluña Sur (o sea, la Cataluña a secas, la única que hay, una comunidad autónoma del reino de España).
Bien lo sabe el inefable Eliseu Climent, que lleva viviendo a costa nuestra desde tiempo inmemorial sin moverse mucho de su Valencia natal. O Vicent Partal, jefazo del diario digital Vilaweb, que se considera catalán, pese a ser tan valenciano como Climent.
A estos aprovechados de la catalanidad hay que añadir a los representantes de esa peculiar Brigada Lincoln en la que brilla con luz propia Matthew Tree y algún que otro gringo de esos que han visto que integrándose en el lazismo se llega muy dignamente a final de mes.
Ahora se suma a estos catalanes de adopción el señor Nivet, al que ERC quiere invitar al Parlamento catalán para explicar sus desgracias patrióticas.
Aunque la principal intención del presidente del grupo parlamentario de ERC, Josep Maria Jové (el bajito del Dúo Sacapuntas del prusés, que tan buena pareja hacía con Josep Lluís Salvadó, aquel ganàpia partidario de elegir a las consejeras del gobiernillo por el tamaño de sus pechos) es pegarle a Salvador Illa un buen sablazo que vaya a parar a manos de La Bressola.
Cuando mandaban los suyos, ERC apoquinaba sus buenos monises a La Bressola sin rechistar (650.000 euros en el 2024, bajo el Gobierno de Pere Aragonès), así que el señor Jové considera que el PSC debería seguir el ejemplo de su partido y seguir contribuyendo generosamente a la sopa boba del amigo Nivet.
¿Podría Francia ser un poco más generosa con sus lenguas minoritarias? Supongo que sí. O tal vez no: ¿de que nos han servido en España la tolerancia y la consideración hacia el catalán o el euskera?
La actitud de nuestros lazis al respecto no ha sido nunca de agradecimiento, como demuestran el pujolismo, la inmersión lingüística (injusta y, además, inepta, pues solo ha servido para alejar a los chavales de su supuesta lengua propia, como todo lo que se impone: lo mismo le pasó a Franco con el castellano) o el motín de octubre del 17.
Ellos nunca agradecen nada porque siempre creen que el mundo (o España, o Francia) les debe algo. Sostiene Nivet que pone el cazo en Cataluña para no subirles las tarifas de La Bressola a los patrióticos padres de familia que llevan allí a sus retoños.
Pero, sintiéndolo mucho, eso es lo que va a tener que hacer para poder seguir con sus actividades docente-separatistas: en Cataluña no estamos obligados a soltarles ni un euro. Y si el negocio no es rentable, que lo chapen.
O que el catalanismo gane fuerza en las elecciones, cosa poco probable si tenemos en cuenta que en la Cataluña Norte son muy de votar a Marine Le Pen, que no está mucho por la labor de echarle una manita al catalán (o al bretón).
Que pida pasta el señor Jové. Que venga a lloriquear Monsieur Nivet. Pero contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar. Sobre todo, cuando se nos pide que nos metamos en un asunto interno del país de al lado, donde el separatismo está muy mal visto.
Aunque siendo como es Salvador Illa, al que a veces, entre visita al Rey y asistencia a desfiles, le da por sobreactuar de catalanista, no sería de extrañar que los de La Bressola acabaran sacándonos los cuartos, que para algo somos el tío de América para todos los catalanistas de fuera de Cataluña que andan algo tiesos de pasta. Señores, hermanos sí, pero no primos.