Sí, ya sé que la carga (de caballería) más célebre de la historia es la de los 600 soldados británicos masacrados en Balaclava e inmortalizados en el poema de Alfred Tennyson (1809 – 1892) La carga de la brigada ligera (1854). Pero esto es Cataluña y la épica nunca ha sido lo nuestro, así que nos tenemos que conformar con el manifiesto de 300 destacados representantes de ERC alumbrado tras el cónclave del fin de semana y que, no sé a ustedes, pero a mí me suena a un intento de hacerle la cama al beato Junqueras, a ver si se le quitan las ganas de volver a presentarse a mandamás del partido en noviembre. Lo firman algunos miembros del gobiernillo en funciones y hasta el Tete Maragall, que no parece muy dispuesto a que lo tiren al basurero de la historia, aunque éste sea su destino natural. Al sector junquerista (¡el junquerismo es amor!) no le ha hecho mucha gracia el manifiesto de marras, pues de él se desprende cierto basureo a un político que se ha chupado cuatro años de talego sin por ello ganarse el respeto del partido en pleno. En cualquier caso, todo parece indicar que hay ruido de sables (o ball de bastons) en nuestro entrañable colectivo de carlistones meapilas. Y que la principal encargada de amargarle la existencia al beato es esa señora que vive en Suiza, atiende por Marta Rovira, quiere tomar las riendas del partido y está empeñada en repetir unas elecciones que a ERC le pueden salir aún peor que las anteriores (como se deduce de la encuesta que ayer comentaba nuestro querido líder, Xavier Salvador).
Con personajes como Marta Rovira, a uno puede acabar cayéndole bien hasta el beato Junqueras, radical pragmático (sí, suena contradictorio, pero es lo que hay) que ya se ha hecho a la idea de que la independencia del terruño va para largo, tirando a nunca, y que hay que medrar como se pueda en la política catalana (enfrentándose al odiado Puigdemont por el usufructo de la grey separatista) y en la española (acercándose a Pedro Sánchez, aunque solo le caigan promesas que vaya usted a saber si el hombre profundamente enamorado de su esposa piensa cumplir). Junqueras sabe que repetir las elecciones autonómicas es el suicidio colectivo del que hablaba ayer el jefe en su columna de opinión. Puede que Rovira también, pero no se da por aludida, amaga con una (muy difícil) reconciliación con los de Junts x Puchi y, asumiendo que la independencia y el referéndum no son precisamente para pasado mañana, se saca de la manga la financiación singular para Cataluña y el que venga atrás que arree.
El lazismo en pleno es consciente de que el prusés ha acabado como el rosario de la aurora, así que ahora, de lo que se trata es de pillar lo que se pueda, recurriendo al chantaje al PSOE para que Sánchez pueda seguir en su poltrona y Salvador Illa pueda auparse a la que le corresponde como ganador de las últimas elecciones. Y puestos a reconocer la realidad, están mucho más capacitados los indepes que no se han movido de Cataluña (salvo la estancia con todo pagado en Soto del Real) que los que, como Rovira y Puigdemont, llevan años en el extranjero preparando un presunto regreso triunfal (cuya verosimilitud se encargan de desmentir las urnas) mientras sus sicofantes les cuentan lo que quieren oír y ellos se pegan la vida padre a costa del parlamento europeo o del fondo de reptiles de la Generalitat. Así pues, sustituir al beato por la suiza no garantiza nada a ERC, más bien puede contribuir a hundirles un poco más. Y yo creo que, a la hora de chantajear a Sánchez, Junqueras tiene más mano izquierda que Rovira, esa señora que lleva años tocándose las narices y ahora se despierta porque la patria la necesita.
Desde la aplicación del 155, lo único que puede hacer el lazismo es molestar, chinchar e incordiar. Más allá de chantajear a Sánchez para que pueda seguir al frente del gobierno español, poco se puede intentar, así que resulta grotesco que Puchi acuse al presidente atacado por la máquina del fango de chantajear al pueblo catalán con sus promesas de una financiación singular (paso previo al referéndum según Rovira, ¡Dios le conserva la vista!), cuando él es el mayor chantajista de España, siempre amenazando a Sánchez con dejarlo caer si no cede a sus caprichitos (yo de él me preocuparía un poco por la posibilidad de que Marine Le Pen gane las elecciones francesas, pues ya ha dicho que si las gana, lo primero que hará será echar a patadas a Puchi del territorio francés: buscando un poco, siempre se acaba encontrando un motivo para votar a Marine, uno de cuyos feudos principales, por cierto, es la Catalunya Nord).
En fin, parafraseando a Tennyson, Por el valle de la muerte cabalgaban los trescientos…