Ante la fanática cerrazón de los partidos independentistas, es hasta cierto punto comprensible que el PSC quiera dárselas de abierto y transversal, pero también es normal que le acabe saliendo el tiro por la culata. Véase a Salvador Illa diciendo que no le haría ascos a un posible pacto de gobierno con los de Puigdemont.
Como era de prever, Puchi, que está que trina porque Sánchez le ha robado el protagonismo de la campaña electoral con sus jornadas de reflexión y su condición de hombre profundamente enamorado de su esposa, reaccionó airadamente (su única forma de reaccionar, que yo sepa) ante la actitud de lirio en la mano del señor Illa y le vino a decir que antes muerto que pactar cualquier cosa con él.
Illa encajó el moco con dignidad, pero es evidente que no le sentó bien. De ahí que rectificara de la noche a la mañana y dijera que, con Puchi, bien pensado, no va ni a la esquina. La verdad es que se podría haber ahorrado el gesto bonista y el rebote posterior, pero así son nuestros sociatas, siempre sobreactuando de buenos y convivenciales.
Como aquello no podía quedar así, Illa se vengó de Cocomocho por persona interpuesta, el sindicalista Matías Carnero, mandamás de UGT en Cataluña, quien, en un ardiente discurso en defensa de Pedro Sánchez, recordó cierta frase de Puigdemont sobre la necesidad de venir llorado de casa a la política y le espetó que él, además de llorado, se fue para Flandes cagado y meado en el maletero de un coche.
De acuerdo, puede ser que la grosería saliera directamente del caletre del señor Carnero (qué nombre tan adecuado para ir por la vida abriéndose paso a sopapos), pero me gusta pensar que Illa, poniendo su mejor cara de seminarista, le dijo algo parecido a esto:
--Matías, como ese zascandil se ha metido con nuestro Pedro, hay que darle candela. Yo no puedo porque soy un candidato transversal y de una educación exquisita, pero a ti, que eres de natural primario y obrerete, no te cuesta nada decir que se fue para Bélgica cagado, meado y hecho un gurruño en un maletero. Y no te preocupes, que Óscar Puente las suelta más gordas a diario y aquí no pasa nada. Tú, a por la orina y las heces, que luego ya nos disculparemos, pero la bofetada ya se la habrán llevado, que es de lo que se trata.
Tiene cierta gracia que lo que más ha molestado a Puchi no ha sido su supuesta condición de hombre que se lo hace todo encima, sino, según afirma, el bulo de que cruzó la frontera metido en el maletero de un coche. No sé si es un bulo, pero, conociendo al personaje, que no anda muy sobrado de valor y gallardía, resulta asaz verosímil (por mucho que Pilar Rahola lo niegue).
En cualquier caso, el fugitivo, rencoroso como es, ya le ha enviado un recado al jefe de Illa: si su pupilo se convierte en presidente de la Generalitat, él se encargará personalmente de hundir el Gobierno español y provocar elecciones anticipadas, lo cual deja a nuestro líder profundamente enamorado en una situación paradójica: si quiere seguir mandando en España, debe entregar el gobiernillo catalán a los separatistas.
¿Surgiría de ahí el intento de don Salvador para mostrarse dialogante y comprensivo con los de Puigdemont? A fin de cuentas, si Sánchez pacta con los enemigos del Estado para mantenerse en el poder, ¿por qué no iba Illa a intentar llevarse bien con ellos, aunque se pase el día diciendo que son los responsables de una década perdida para Cataluña?
Son estas cosas las que están convirtiendo la campaña electoral en una ceremonia de la confusión y un sainete cuyos protagonistas defienden una cosa y la contraria, hasta el punto de que dan ganas de enviarlos al carajo a todos y quedarse en casa el día de las elecciones.
Aparentemente ajeno a la disyuntiva que se le plantea, Sánchez cae por Barcelona a respaldar a Illa, a ayudarle a ganar las elecciones, pero si lo logra, Puigdemont se vengará de él haciéndole la vida imposible en Madrid. Optimista vocacional, Sánchez debe pensar que ya cruzará ese puente cuando llegue a él y que, de momento, ¡aúpa Illa!
Puede que piense, como pensamos muchos, que siempre se podrá formar Gobierno con ERC, pese a su aparente radicalismo, su recaudación total de impuestos y su referéndum, gestos de cara a la galería para competir con Puchi, que, probablemente, quedarán en nada como se le presente la oportunidad de formar parte del gobiernillo catalán y hacerle un poco más la puñeta a su némesis del mocho. El refrán “Perro ladrador, poco mordedor” le va al pelo al Petitó de Pineda. Y la oferta de pillar cacho mientras se hunde en la miseria a Puchi es de las que no se pueden rechazar, diría yo.