La Nochevieja suele ser propicia a los buenos propósitos, que casi nunca se consiguen cumplir a lo largo del año que empieza. Ya saben, dejar de fumar, ir al gimnasio, aprender inglés… Pero, eso sí, la gente que se los hace confía durante unas semanas (o unas horas) en que conseguirá llevarlos a cabo. Los hay que ni lo intentan. No veo a nadie que, después de comerse las uvas, diga en voz alta: “Este año dejaré de ser un energúmeno y me comportaré como un ser humano racional y empático con mis semejantes”. Por el contrario, observo que el cenutrio de 2023 piensa seguir siéndolo en el 2024.

Pensemos, por poner un ejemplo cercano, en los 300 hooligans de Vox que se congregaron ante la sede madrileña del PSOE en la calle Ferraz para apalear una piñata en forma de Pedro Sánchez. Los vi por la tele y flipé con la saña con la que la emprendían a garrotazos con el pelele los allí reunidos (mención especial para un chino que, habiéndose dejado la cachaba en casa, le daba de puñetazos al muñeco de Perro Sanxe). Vamos a ver, yo tampoco soporto a Sánchez y yo también le considero un arribista capaz de vender a su madre por conservar su puesto de trabajo, pero dedicar la última noche del año a hacer como que lo linchamos es una muestra de insania monomaníaca que requiere la urgente intervención de un buen psiquiatra.

En Cataluña también tenemos gente empeñada en empezar el año nuevo tan mal como acabó el anterior. Saldo chungo de la Nochevieja: 35 detenidos (12 de ellos por violencia machista y/o doméstica), más de 50 conductores pillados cocidos al volante, 5.943 llamadas al servicio de emergencias (1.060 más que el año pasado), y así sucesivamente. En total, un montón de gente sincera y desacomplejada que no le ve la lógica a hacerse buenos propósitos que no tienen la menor posibilidad de hacerse realidad (visto con optimismo) y una pandilla de bestias que no piensan dejar de serlo jamás (visto con fatalismo y una cierta lógica).

Como era de prever, el lazismo no nos ha decepcionado a la hora de empezar mal el año, sin el menor espíritu de contrición ni el más leve propósito de enmienda. Mientras las personas normales se emborrachaban alegremente o, como fue mi caso, disfrutaban de la aparición de Ramón García en TVE, dando la bienvenida al año nuevo envuelto en su tradicional capa de Casa Seseña (¡qué tronío tiene Ramontxu, que Dios bendiga a este veterano presentador que ya es, prácticamente, una estructura de Estado!), los lazis más cansinos se quejaban amargamente en las redes sociales de que el primer anuncio de TV3 para el 2024 (de Telefónica) estaba en castellano. Esas cosas intolerables pasan, al parecer, porque se ha dejado TV3 “en manos de la izquierda regionalista”, que la ha convertido en “un artefacto de españolización masivo” (según un agudo tuitero cebolludo).

También hubo cabreo procesista en las redes sociales por los primeros bebés catalanes del año, cuya catalanidad, como de costumbre, resultaba ligeramente discutible desde una perspectiva energuménico-patriótica. Lleida: Jacob, hijo de Liseth y Wilson (nombres muy poco catalanes que huelen a azufre o, aún peor, a inmigrante sudamericano); Barcelona: Matteo Alexander, hijo de Joselyn y Alex (¡otro sudaca, me temo!); Girona: bebé aún sin nombre, fruto del amor entre Rupindar Kaur y Amrik Singh (para mí que estos dos no son precisamente de Berga o de Banyoles); Tarragona: Víctor, retoño de Ewelina y Rubén (¿otro sudaca?)… Bueno, bueno, bueno, que no cunda el pánico, sufridos compatriotas de la Cataluña catalana. Vamos a mirar un par de pequeñas poblaciones… Hum… Nada que rascar, amigos. Manresa: Inass, hija de Rachah y Abderahim; Tortosa: Ayah, hija de Karima y Hamid

Entre esto y la traición de Cocomocho y el beato Junqueras pintan bastos para el lazismo en este año que acaba de empezar. Y decirles a nuestros patriotas que la factura del teléfono debería preocuparles más que el idioma usado en un anuncio es perder el tiempo, pues sabido es que, cuando señalas la luna, el tonto (o el procesista, que viene a ser lo mismo) mira el dedo. Y en cuanto a los bebés sudacas, moracos y pertenecientes a otras subespecies humanas, ¿pues qué queréis que os diga, chavales? Follad un poco más (que falta os hace), elegid la fecha adecuada para la fecundación y que Dios reparta suerte (aunque os recuerdo que Cristo nació en Palacagüina, Nicaragua, como sostenía Carlos Mejía Godoy hace un montón de años).

También podría pediros que empezarais a asumir que Cataluña es la que es, no la que vosotros querríais que fuera, que os relajéis un poco y que dejéis de ser unos pelmazos e intolerantes. Pero sería inútil: si sois incapaces de haceros ni un buen propósito para el año nuevo, ¿cómo se os va a ocurrir que seríais más felices dejando de ser unos merluzos intransigentes? No me empezáis muy bien el año, amiguitos. Menos mal que aún os queda la lista cívica de la ANC: ¡Lo que va a ser eso! Ho teniu a tocar!