Con motivo de la presentación de su obra Looking for Europe, el filósofo francés Bernard-Henri Lévy (Argel 1947) ha estado en Barcelona invitado por SCC. La obra, un monólogo que transcurre en un hotel de Sarajevo, se representa en diversas ciudades europeas y americanas y es una ardiente defensa de los valores europeos frente al populismo en el que engloba tanto al nacionalismo, como a los populismos de derechas o de izquierdas a los que equipara en su objetivo de destruir Europa. La obra viene acompañada de un Manifiesto en la misma línea firmado por 30 intelectuales, entre los que se cuentan además del propio Henri-Levy, Milan Kundera, Salman Rushdie, Orhan Pamuk, Claudio Magris, Lobo Antunes, Roberto Saviano, Vargas Llosa o Fernando Savater.

De su rueda de prensa en Barcelona destacaría la sorpresa de algunos de los periodistas asistentes por la claridad y dureza de sus juicios sobre el nacionalismo en general y sobre el movimiento independentista y sus líderes. Y es que en Cataluña estamos acostumbrados a la autocensura. Autocensura producto del acoso secesionista y de su hegemonía ideológica fraguada desde el presupuesto de la Generalitat y a la que durante demasiados años no se le ha hecho frente con determinación y recursos económicos comparables. Por miedo, por complejos, por interés económico, por intereses políticos o por coincidencia sentimental aquí todavía muchos preconizan cordones sanitarios con Vox mientras blanquean a Torra sin rubor. Por eso sorprende la contundencia de personas como Henri Lévy que nada deben, ni nada necesitan del nacionalismo.

En concreto se preguntó al filósofo sobre un tuit suyo en el que comparaba a Torra con Milosevic o Mussolini en un tono de reproche, con la indisimulada esperanza que se retractara o, al menos, matizará sus afirmaciones. Lejos de ello, se ratificó plenamente con el argumento incontestable que animalizar a los enemigos, como hizo Torra calificando a quienes hablan castellano en Cataluña como bestias con forma humana, lo asemeja con los mencionados Milosevic o Mussolini, lo que ve confirmado por la apuesta del Presidente de la Generalitat por la vía eslovena. Que un político con responsabilidad de gobierno promueva como referencia un conflicto armado que costó más de 60 muertos, además de darse en un contexto histórico, político y social que nada tiene que ver con el catalán, le parece inmoral.

Tambien fue especialmente explícito al alinear a todos los populismos en la tarea común de debilitar Europa en alianza estratégica con sus enemigos exteriores que identificó por su nombre: Putin, Erdogan, y China, con la colaboración de Trump. Esta alianza entre extrema derecha, extrema izquierda, nacionalistas de Estado o secesionistas, con los enemigos de Europa hace especialmente trascendentes las Elecciones Europeas del 26 de mayo y, de ahí, su gira y el Manifiesto antes citado.

En clave catalana reivindicó la Barcelona acogedora y cosmopolita, el valor de las identidades múltiples frente a las excluyentes, y la conveniencia de defender con pasión valores europeos como la prosperidad y la libertad frente al fomento de las bajas pasiones, de las emociones primitivas, propio de los populismos.

Les aconsejo que asistan a la representación de su obra, en la que estará acompañado de Albert Boadella, que hará de camarero nacionalista, y que se representara el 25 de marzo. Ante la levedad genuflexa de la mayoría de nuestros intelectuales y artistas, han de ser voces exteriores, un catalán auto-exiliado y un judío francés, quienes denuncien lo evidente.