La cara de sonrisa profident de Quim Torra paga sin abrir la boca. Luego, cuando la abre, se confirma que el embajador del Hijo de Amer es un bobo a carta cabal, por eso lo ha elegido el fugado en Waterloo de polichinela, una marioneta con mando a distancia gracias a la tecnología. Que eso es así lo demuestra dos veces al mes viajando a la corte de Flandes.

Los ejemplos de su nivel intelectual son elevados nada más que habla por boca de ganso. Hace genio a su señor Puigdemont cada vez que abre la boca para soltar una gansada.

En la entrevista de Ana Pastor, del domingo 9, denunció que en cuarenta años el Estado no ha añadido un kilómetro de vía más en Cataluña. Un ejemplo más de la falta de inversión del reino de España en las infraestructuras catalanas.

No vivo en Extremadura, ni en el Teruel existe, pero me imagino el cabreo de los extremeños, y los turolenses, que el pasado domingo se manifestaron en la capital de España para protestar por las seis horas que cuesta a Renfe recorrer los cuatrocientos kilómetros que separan a Badajoz de Madrid; cuando los ilerdenses invierten cincuenta y cinco minutos viajar a Barcelona, y los de Girona y Tarragona diez minutos menos.

En la metrópoli madrileña deben ser tan bobos como Torra porque priman a su colonia del nordeste. Los catalanes vamos a trescientos kilómetros por hora y los extremeños a sesenta y cinco; si fuera de Badajoz, estaría cabreado más que con Madrid con tanta tontería...

No tengo acceso a Jordi Pujol ni a su valido Artur Mas, pero estoy convencido de que sienten vergüenza ajena de que les haya sucedido este mequetrefe que se le ve encantado de haberse conocido. Nunca la Generalitat había caído tan bajo. Se le ve en la cara, desde que dejó de ser un absoluto desconocido que sólo conocían en Blanes y en Òmnium Cultural...

Todo ello mientras el abogado flamenco del que maneja el títere de Torra proclamó a los fieles (la sacrosanta independencia se ha convertido en una religión que tiene a sus mártires presos) del 11S en la cruzada de Diagonal que la Diada de 2018 será la última en la dictadura del Reino de España, y que la de 2019 será la primera de la República catalana. Toman hierba o son consumidores de LSD y en esa tarde con el sol en la cabeza sufrieron alucinaciones.