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Toni Bolaño opina sobre la situación del PSOE

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Pensamiento

Nuevas ideas, nuevas personas

"Este PSOE, siento decirlo, está muerto. Necesita regenerarse, pero con tino. Con un serio debate interno alejado del sálvese quien pueda o de las aspiraciones de muchos que solo piensan en qué hay de lo mío"

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Fue un icono de la música española de la década de los 70. A caballo entre la dictadura y una incipiente democracia. La malograda Cecilia representó como nadie esas dos Españas. Hija de un militar y diplomático y una joven que se abría en su lírica al existencialismo y al feminismo. Era, sin duda, un movimiento vital de cambio y eso despertó ilusiones, pero del fracaso de estas ilusiones llegó la desesperanza. Lo plasmó en una canción que forma parte de nuestra historia.

Mi querida España, esta España mía

Esta España nuestra

De tu santa siesta, ahora te despiertan

Versos de poetas

¿Dónde están tus ojos?

¿Dónde están tus manos?

¿Dónde tu cabeza?

La canción tiene hoy toda la actualidad. Cambiemos el sujeto. En lugar de España pongamos PSOE. El Partido Socialista acaba de despertar de un sueño. Su ilusión se ha convertido en desesperanza por la corrupción de unos y los escándalos sexuales en un partido feminista de otros. La sensación de fin de etapa es sentida así por una militancia desmoralizada que no atisba salida, y que vislumbra que el Manual de Resistencia ha agotado sus siete vidas.

¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde tu cabeza? Son interrogantes que se dirigen al hasta ahora todopoderoso Pedro Sánchez y que no tienen respuesta. Dónde miraba cuando nombró a los que ahora están en prisión o acusados de graves delitos. Dónde estaban sus manos para cortar de raíz la corrupción o actitudes impropias. Y dónde está su cabeza para dar una respuesta al asedio político, mediático o judicial. La militancia socialista cerró filas ante el caso Begoña, ante el caso del Fiscal General y ante el caso de David Sánchez, pero sonrojó con los Ábalos, Koldo, Cerdán, Salazar y el goteo de acosos sexuales de Galicia, Córdoba, Valencia o Madrid.

Los más viejos del lugar todavía recordamos que “Esta España mía, esta España nuestra” tenía otro título mucho más contundente y que fue pasto de la censura: “Esta España viva, esta España muerta”. Vuelvan a cambiar de sujeto. O el PSOE reacciona o será un cadáver que tendrá en su futuro una dura travesía del desierto.

El existencialismo es una corriente filosófica orientada alrededor de la propia existencia humana. Los existencialistas la analizaron a través de varios prismas. Destaquemos dos, el análisis de la condición humana y la responsabilidad individual y su influencia en las emociones.

El PSOE ha fracasado. Su secretario general no ha estado a la altura de su responsabilidad y ha fracasado en el análisis de la condición humana que, con la careta socialista, violaban esas ideas. Lo cual ha repercutido en las emociones e ilusiones de votantes y militantes. La primera consecuencia, una rebelión interna. La primera que afronta Pedro Sánchez. Es desordenada, sí. Pero es una rebelión que apunta a un cambio y, también, que denota movimientos internos para afrontar el postsanchismo.

Este PSOE, siento decirlo, está muerto. Necesita regenerarse, pero con tino. Con un serio debate interno alejado del sálvese quien pueda o de las aspiraciones de muchos que solo piensan en qué hay de lo mío.

Pedro Sánchez debe dar ejemplo. Asumir sus errores e iniciar el camino de la transición. Quedarse quieto, evitar o impedir el debate, o bien parapetarse en las trincheras para lanzar las piedras a la cabeza del contrario no es una opción. Así solo se dará munición a una oposición que se considera propietaria de esa España nuestra y que quiere dar al traste a una etapa de Gobierno. Pedro Sánchez tiene en sus manos la decisión que impida que ese PSOE vivo sea un PSOE muerto. Ya saben….

Mi querido PSOE, este PSOE mío

Este PSOE nuestro

De tu santa siesta, ahora te despiertan

Versos de poetas

¿Dónde están tus ojos?

¿Dónde están tus manos?

¿Dónde tu cabeza?

Hay que buscar esos nuevos ojos, esas nuevas manos y una cabeza con nuevas ideas y nuevas formas. Una cosa es resistir y otra, muy distinta, no hacer nada.