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El ministro de Agricultura, Luis Planas (i), y el 'conseller' de Agricultura, Òscar Ordeig (d)

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Pensamiento

De momento… bien

"El virus de la peste porcina se detectó de manera rápida, se actuó con diligencia, se pidieron medios, se desplegó un dispositivo eficaz para contener el problema y se está trabajando con intensidad para defender la imagen, y los intereses, de los ganaderos españoles"

Publicada

La aparición en Collserola de cadáveres de jabalí con peste porcina africana pudo haber supuesto una tragedia para la industria porcina española y, de momento, todo queda en un buen susto con un impacto económico acotado.

En cualquier caso, no podemos obviar que las crisis sanitarias provocadas por enfermedades contagiosas son una bomba de relojería. No hay más que recordar los primeros días del Covid-19, donde solo había casos puntuales y acabamos con más de 100.000 fallecidos y millones de contagiados.

Tardaremos mucho en estar plenamente tranquilos, pero, de momento, hay que reconocer que las Administraciones, todas, han funcionado bien.

La peste porcina africana es una enfermedad con un comportamiento que merece la pena entender. Afecta, con una tasa de mortalidad prácticamente del 100%, a la especie porcina tanto doméstica como salvaje. El cerdo o el jabalí que se infecta muere en una o dos semanas. Pero, afortunadamente, el virus solo ataca a los cerdos, por lo que no se transmite a otras especies, tampoco a la humana.

Como tiene una mortalidad tan alta, los países libres de peste porcina no permiten la importación de cerdos vivos o de carne de cerdo para evitar que se contagie su cabaña porcina, pero sí se suele permitir la importación de carne procesada.

En la actualidad hay 64 países afectados por la PPA, 65 con España; 13, ahora 14, son de la Unión Europea, entre ellos Italia y Alemania. A pesar de ello, la mortadela o las salchichas no tienen ningún problema porque se trata de carne procesada y, además, los países con PPA tiene medidas de control sanitario y trazabilidad especiales.

Un cerdo nacido en Italia no podrá ser sacrificado en España, pero nada impedirá que entre jamón de Parma si cumple con los controles que se le exige.

España es el sexto productor mundial de carne de cerdo y el cuarto por número de cabezas (nuestros cerdos son más pequeños que los de otros países), con 35 millones de cabezas. El 4,4% de los cerdos del mundo son españoles, mientras que los humanos solo significamos el 0,6% de la población.

Las actuaciones realizadas se centran en dos objetivos, contener el brote y defender la imagen del país para reducir el impacto económico. Algunos países no quieren saber nada de los cerdos españoles, al menos de momento. Otros aceptan que las prohibiciones se limiten a la provincia de Barcelona y otros, a Cataluña.

No es lo mismo prohibir la exportación de 35 millones de cabezas (España), 8 (Cataluña) o 2 (Barcelona). El Ministerio de Agricultura está haciendo su labor de manera callada, pero efectiva, como casi siempre.

En la contención del brote también se está haciendo bien. Se ha reaccionado rápido tratando de limitar el movimiento de los jabalíes enfermos. De momento se está logrando, pues aún no se ha dado ningún positivo en una granja.

De la contención se está pasando al sacrificio de animales en las zonas impactadas para asegurar que el brote no se extiende, algo no tan sencillo cuando hablamos de animales salvajes.

Dando por bueno que se logrará contener el brote, tendrán que pasar meses para estar tranquilos y hasta un año para que España vuelva a declararse libre de PPA, estatus en el que llevábamos 31 años.

Cuando hay exceso de población de animales salvajes sin un depredador natural, suelen desarrollarse enfermedades infecciosas que regulan las poblaciones. Y hoy hay muchos jabalíes en España, más de dos millones, por encima del 10% de la población mundial, una barbaridad. Y eso ocurre por la creciente manía de ver la naturaleza como un jardín que no se puede tocar. Los bosques se queman más y peor porque no se limpian. Y los jabalíes crecen exponencialmente porque no se les caza.

Con un caldo de cultivo tan propicio solo faltó una chispa para arrancar el brote. Pudieron ser unos restos de comida contaminada o la fuga del virus desde un laboratorio, el IRTA-CReSA, algo que cada vez toma más cuerpo por la ubicación de los cadáveres y, sobre todo, porque el virus corresponde a una cepa, la Georgia 2007, usada en investigación y diferente a las que corren por Europa, pues estas son sucesivas mutaciones de aquella.

De todo este lío, que saldrá caro al sector ganadero, al menos se puede ver que algunas instituciones funcionan, lo cual en nuestros días es una gran alegría por ser algo casi excepcional.

El virus se detectó de manera rápida, se actuó con diligencia, se pidieron medios, se desplegó un dispositivo eficaz para contener el problema y se está trabajando con intensidad para defender la imagen, y los intereses, de los ganaderos españoles.

De momento, 19 países vetan totalmente el porcino español, pero 24, entre ellos el mayor importador del mundo, China, solo veta los cerdos de la provincia de Barcelona. Gracias a todo el buen trabajo que se está realizando, de los 9.000 millones de euros que se exportan anualmente, de momento solo se han perdido unos 12. Se perderán bastantes más, pero ojalá la situación siga como está ahora.