Estamos inmersos en un escenario político recorrido por el griterío de los insultos y las descalificaciones viscerales. El centro político se desvanece y los extremos "okupan" el escenario, utilizando la frivolidad como consigna y el ruido de las fake news para descalificar a su adversario, al que consideran enemigo irreconciliable.
En las fuerzas políticas, ultrapopulistas se impone el negacionismo, es decir, la negación deliberada de hechos o evidencias comprobadas, especialmente en temas históricos, científicos o sociales, como son el cambio climático o el Holocausto. Se refuerza la oposición a toda transformación que suponga progreso social, se impone la frivolidad y el elogio de la ignorancia.
¿Como responder y combatir desde la acción política democrática a un personaje como el "ideólogo" de la ultraderecha estadounidense, Steve Bannon, cuando declaraba "inundemos el campo de mierda para que el adversario no pueda moverse"?
Aunque parezca una contradicción, sugiero recurrir a las utopías, que podrían ser un buen instrumento para que, partiendo de la toma de conciencia de la realidad, podamos apostar por su transformación. "Transformar la realidad desde la realidad". Inicio la reflexión con la ciencia como utopía.
Se pensó que el progreso del conocimiento científico llevaría la felicidad a todo el mundo. Hubo una cierta embriaguez del cientificismo. Las terribles atrocidades cometidas durante las guerras mundiales del siglo XX supusieron un duro golpe para la utopía tecnocientífica al servicio de la humanidad.
Sin embargo, la ciencia proyectada sobre la tecnología irrumpió con toda su energía y fuerza. El advenimiento de la era de las máquinas "autónomas e inteligentes" supondrá la desaparición de los teclados y nos permitirá relacionarnos con las máquinas a través de la comunicación verbal —hablaremos con ellas—, poco a poco irán desapareciendo las conexiones mediante cables. Será la conexión directa cerebro-red de internet la que permitirá entrar en mundos virtuales.
Según el neurocientífico Rafael Yuste, de la Universidad de Columbia en Nueva York, será posible incrementar nuestra memoria e inteligencia. La inteligencia artificial actual se basa en la neurología de 1960 que desarrolló las neuronas de silicio (circuitos neuronales) con muchos inputs y un solo output.
Antes de 2050, la IA se habrá desarrollado de tal forma, que la capacidad de cómputo de los ordenadores excederá más de 1.000 veces la de un cerebro. El uso de la IA tendrá un potencial extraordinario en la optimización de recursos energéticos, a través de la gestión eficiente basada en las predicciones, lo que podría significar un mayor protagonismo de las energías renovables. También en la agricultura, en el medio ambiente (a través de monitorización de variables medioambientales) y en aplicaciones en la gestión urbana (smarts cities).
Las "utopías en marcha". En el ámbito de la movilidad y las comunicaciones, los vehículos autónomos serán una realidad, cada vez irán más lejos y más rápidos. En los hogares se generalizarán los robots domésticos. La ecología como nuevo vínculo de fraternidad será la salvaguarda del planeta, habrá que responder a los retos que plantea el cambio climático, que podría poner en juego la supervivencia de la raza humana. En el terreno energético, no hemos renunciado a producir energía como sucede en el núcleo de las estrellas, desarrollo del proyecto ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional).
En el mundo de las ideas y la sociología, el fenómeno woke se utiliza para describir una amplia gama de ideas y movimientos relacionados con la justicia social, el antirracismo, el feminismo inclusivo, los derechos de los transexuales, críticas al colonialismo…, lo que definiríamos como "políticamente correcto".
En el terreno de la política internacional, citaría el ideal de la construcción europea, puesta en cuestión y paralizada en múltiples ocasiones por sucesivas crisis económicas y políticas, que han supuesto enormes dificultades para su desarrollo e implementación. En oposición a este ideal, se refuerza el nacionalismo identitario de las soberanías nacionales excluyentes, el mejor ejemplo sería el nacionalismo trumpista-populista del MAGA (Make America Great Again).
En la llamada África negra, la "utopía" del panafricanismo que reclama una identidad cultural africana. Un panafricanismo basado en elementos de igualdad —la rehabilitación de la raza negra, el sueño roto de los Estados Unidos de África— y la solidaridad entre los pueblos africanos. Las revoluciones árabes, al reclamar derechos políticos y la defensa de la dignidad, hicieron soplar un viento de libertad en los países árabes, hoy tristemente truncado. Pero la semilla de la libertad y la democracia sigue en tierra fértil.
En ocasiones el sueño se convierte en pesadilla. El anhelo comunista de una sociedad mejor, con justicia social e igualdad de derechos y deberes, se transformó al imponerse por la fuerza, en una dictadura personalista, el estalinismo. La utopía sionista celebró el advenimiento de un "hombre nuevo", el "hombre judío", y derivó en una ideología con tintes racistas y excluyente como el sionismo, que procedió a la ocupación violenta del territorio y al genocidio del pueblo que lo ocupaba. De todo lo anterior se constata que ninguna utopía puede imponerse por la fuerza
Reflexión final, aunque el mundo tecnológico tenga capacidad para acabar con la pobreza, la violencia y las enfermedades, eso solo dependerá del "factor humano", y no parece que se esté caminando en esa dirección.
