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Stablecoins
"Es un gran paso adelante en la adopción de una tecnología que está llamada a cambiar el mundo de los pagos"
La iniciativa de CaixaBank de unirse a los gigantes ING y Unicredit, conjuntamente con otros seis bancos europeos, para lanzar una stablecoin basada en el euro, es un gran paso adelante en la adopción de una tecnología que está llamada a cambiar el mundo de los pagos, el blockchain.
Mucho ha evolucionado la banca desde que los Medici y otros banqueros medievales desarrollaron instrumentos de pago, los cambiale, y una red de corresponsales por Europa, facilitando con ello el comercio, el desarrollo de ciudades y, también, de la cultura. De aquellos orígenes de finales del siglo XIV a hoy hemos avanzado mucho, pero la esencia es la misma, es fundamental que confiemos en quien tiene nuestro dinero. Si una entidad financiera pierde la confianza de sus clientes está abocada al cierre o a la venta acelerada.
En los últimos años han aparecido neobancos y fintech que han ido proliferando sin soporte regulatorio. Algunos se han desarrollado, constituyéndose en auténticos gigantes y otros han quebrado, arruinando a quienes confiaron en ellos. De entre las innovaciones vinculadas al mundo de las finanzas destaca uno, el blockchain, una tecnología que garantiza el envío de mensajería segura entre dos entidades.
Esta tecnología tiene varias aplicaciones, siendo una de las más llamativas la creación de cryptomonedas. La primera, y más conocida, es el bitcoin, un activo digital con una elevada volatidad, que permite poseerla sin dejar rastro de su propiedad. Por ambas características es usada para especular y por todo tipo de personajes que no pueden acudir al sistema bancario. Y por eso mismo las entidades financieras clásicas, o sea las reguladas, no están entusiasmadas en permitir operaciones en bitcoins.
Pero más allá del bitcoin aparecen otro tipo de cryptomonedas, los stablecoins, también basados en tecnología blockchain respaldadas por monedas tradicionales, fiat en el argot. La gran mayoría se basan en el dólar y unas pocas, como la que va a lanzar el consorcio en el que forma parte Caixabank, en el euro. El valor de estos stablecoins siempre es el mismo, un dólar, o un euro. El primer emisor de stablecoins, Theter, es también un destacadísimo comprador de deuda soberana norteamericana. Las stablecoins ya son el 18º mayor tenedor de deuda de EE.UU., superando a naciones como Alemania, Corea del Sur y los Emiratos Árabes Unidos combinados…. Y subiendo. Tal vez por eso la administración americana es tan proclive al desarrollo de las crypto.
Algunas entidades, como JPMorgan o, en menor medida, Santander y BBVA utilizan ya las stablecoins como monedas internas para mejorar la agilidad de los pagos internacionales y ahorrarse las elevadas comisiones de los intermediarios globales. La propia CaixaBank usa tecnología blockchain, tokens, en algunas operaciones en medios de pago. El proyecto que ahora inicia trata de aunar fuerzas y crear otra stablecoin de referencia, abierto al uso de otras entidades.
La banca española está dando ejemplos de cómo adaptarse a los nuevos tiempos. Las transferencias inmediatas entre particulares a través de bizum son una excelente muestra. Los bancos españoles se unieron para crear un proyecto que ha parado en seco el desarrollo de fintechs de pagos entre particulares, como verse, manteniendo estos pagos dentro del entorno bancario. Este proyecto va en la misma dirección, evitar que Theter y su constelación se adueñen del negocio de las transferencias. La mejor defensa es un buen ataque porque además lo que ofrecen los bancos es la misma tecnología que las fintech amparada, eso sí, por la seguridad que da una entidad regulada y con una larga tradición. No son pocas las cryptomonedas que han colapsado por fallos en los algoritmos o por falta de rigurosidad en su balance, algo que no ocurrirá en una entidad regulada y supervisada como es un banco.
El siguiente paso será el establecimiento del euro digital, una stablecoin emitida ya no por entidades privadas sino por el BCE. El propósito será el mismo, agilizar los pagos, pero en lugar de realizar conversiones de monedas fiat por particulares será el mismo emisor quien tenga en su balance euros digitales. Sus detractores dicen que perderemos intimidad, pero la inmensa mayoría de las transacciones ya se hacen mediante medios electrónicos, luego esa intimidad hace tiempo que se ha perdido, entre otras cosas para evitar el blanqueo de capitales. Solo el 39% de transacciones de valor superior a 50 euros se hacen en efectivo, y este porcentaje sigue bajando, estando prohibido operar con empresas por encima de 1.000 euros.
De igual modo que hemos visto como los vinilos y casetes dieron paso a los CDs y éstos a soportes digitales para la música, estamos viendo como los cheques y letras de cambio han dado paso a tarjetas de crédito, transferencias y transacciones digitales, comenzando ahora una nueva fase, más sofisticada y, en principio, más fiable y eficiente.