Valencia, Zaragoza, Zamora, Barcelona. En estos puntos del mapa español, la inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa futura: es una realidad palpable que está transformando el tejido productivo, logístico y medioambiental. En plena transición ecológica y digital, las empresas que marcarán el rumbo no serán necesariamente las más grandes, sino las más ágiles, inteligentes... y sostenibles. La IA se ha consolidado como una herramienta estratégica para rediseñar modelos energéticos, optimizar recursos naturales y regenerar ecosistemas. Y lo está haciendo con resultados concretos, medibles y escalables.
Drones que siembran futuro. En Zamora, el cielo se llena de drones que no vigilan, sino que siembran. La empresa CO₂ Revolution, en colaboración con Iberdrola, ha desarrollado un sistema de reforestación masiva basado en algoritmos y semillas inteligentes. Los drones pueden lanzar hasta 100.000 semillas al día y mapear zonas degradadas con precisión milimétrica. El sistema permite reforestar hasta 100 veces más rápido que los métodos tradicionales, restaurando más de 2.500 hectáreas y evitando la emisión de unas 500.000 toneladas de CO₂.
Energía que se anticipa. En Cataluña, empresas como Naturgy y Endesa X aplican IA para anticipar la producción solar y eólica, optimizar el almacenamiento energético y detectar anomalías en la red. El uso de algoritmos predictivos y drones de inspección reduce pérdidas eléctricas y mejora la estabilidad del sistema. Naturgy ha creado el centro factorIA, desde donde escalan soluciones de IA generativa y analítica en toda su red de negocios, avanzando en eficiencia y descarbonización.
Agua que se cuida sola. En Zaragoza, el Ayuntamiento ha digitalizado el ciclo integral del agua con sensores conectados a modelos de IA. El sistema permite detectar fugas en tiempo real y optimizar el consumo, con un ahorro del 20 % en agua no registrada. Por su parte, la empresa Hidroconta ha desarrollado el contador inteligente Centaurus, que identifica fugas mínimas y envía alertas instantáneas, revolucionando la gestión hídrica tanto en entornos agrícolas como urbanos.
Logística que respira. En Valencia, el puerto se reinventa como nodo logístico del futuro. La Autoridad Portuaria ha integrado IA para sincronizar flotas, reducir emisiones y eliminar el uso de papel en los intercambios operativos. Con el objetivo de alcanzar cero emisiones en 2030, se han desplegado proyectos como H2Ports, que explora el uso de hidrógeno verde. La futura Terminal Norte será automatizada, digital, conectada y sostenible: un emblema de transición tecnológica y medioambiental.
IA al servicio de los ODS y la economía circular. Más allá de los casos concretos, la IA tiene un potencial estructural para acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Según un estudio publicado en Nature, puede contribuir directamente al 79% de los ODS, y al 93% si se consideran solo los medioambientales. También impulsa la economía circular: desde algoritmos que detectan materiales reciclables hasta modelos que optimizan rutas de recogida o predicen la vida útil de productos. En paralelo, mejora la resiliencia climática mediante predicciones de incendios, inundaciones o sequías, y permite planificar políticas públicas y estrategias empresariales más eficaces.
Tecnología poderosa... pero no neutra. El despliegue de la IA plantea desafíos que todavía no están resueltos. El entrenamiento de modelos avanzados —como los de OpenAI o Google— puede consumir más de 1.000 MWh por modelo, con una huella de carbono superior a 500 toneladas de CO₂. Además, la demanda creciente de capacidad de cómputo acelera la obsolescencia del hardware y contribuye al e-waste, que supera los 60 millones de toneladas anuales en el mundo, según la ONU. A esto se suma la presión sobre materias primas críticas como el litio, el cobalto o las tierras raras, con implicaciones geopolíticas y ambientales relevantes para las empresas tecnológicas y energéticas.
Empresas con propósito. La clave no está solo en adoptar tecnología, sino en hacerlo con criterio. Cada vez más compañías están integrando principios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en el diseño y uso de sus soluciones de IA. Las nuevas reglas del liderazgo empresarial pasan por:
• Evaluar el impacto ambiental de cada solución tecnológica.
• Formar equipos multidisciplinares con visión ética y sostenible.
• Colaborar con el ecosistema innovador local.
• Invertir en IA alineada con los ODS y la estrategia corporativa.
• Promover transparencia algorítmica y gobernanza responsable.
El momento de actuar. La IA puede ser uno de los mayores aceleradores de la transición sostenible. Pero su impacto dependerá de cómo —y para qué— se utilice. En este nuevo escenario, las empresas no pueden limitarse a observar: deben liderar. Porque el futuro no será solo más digital. Será, necesariamente, más regenerativo, más colaborativo... y más consciente.