El Gobierno decidirá sobre la OPA del BBVA al Banco Sabadell el próximo día 27. Un despacho de abogados trató de paralizar la decisión, recurriendo a la Audiencia Nacional. Su argumento era que la consulta pública era lesiva y manifiestamente ilegal, por lo que pedían medidas cautelares. Todo un jarro de agua fría para este despacho, pero sobre todo para el BBVA, que aspiraba a embarrar el camino. No fue una buena noticia que más de 80 organizaciones se posicionaran contra la operación, en favor del interés general.

Madrid DF es todo un hervidero. El antisanchismo del PP, y de ciertos medios de comunicación, ha puesto al PP a favor de la OPA, aunque parece que con la boca pequeña, porque el apoyo de la OPA entre los ciudadanos va menguando, incluso en Galicia, por poner un ejemplo que atañe a Núñez Feijóo.

El BBVA defendía que su OPA, y defiende todavía a día de hoy, es interesante y que ha superado los filtros de solvencia y competencia. Pero el interés general es algo más, también es territorialidad y estructura empresarial de pymes o empleo. Esto en Cataluña es un clamor. Desde partidos, Govern, mundo económico y sindical. No es gratuito que sindicatos y empresarios --excepto Antonio Garamendi (CEOE) y Juan María Nin (Círculo de Empresarios)-- se hayan unido contra la OPA. Algo tendrá que ver que el BBVA haya provisionado fondos --unos 300 millones-- para un recorte de empleo entre 4.000 y 5.000 trabajadores. Los sindicatos catalanes, además, saben cómo las gasta el banco vasco. Tuvieron una amarga experiencia con la absorción de Caixa Catalunya.

El hervidero ha llegado a los mercados. Los inversores quieren que el BBVA aumente su oferta. ¿Por qué? Porque mientras el vasco se ha revalorizado un 30%, el Sabadell lo ha hecho en un 70%, por encima de Caixabank, que lo ha hecho en un 60%, o el Santander, un 50%. No en vano, el banco catalán está en la pole position.

El presidente del BBVA, Carlos Torres, sabe que no puede mejorar la oferta, porque aún disminuirían más las sinergias que ya empiezan a estar en los huesos. El 27 de junio empezará el canje, y ahí puede empezar el calvario para Torres. A lo máximo que puede aspirar es a alcanzar una victoria pírrica. Recuerden que Pirro, rey de Epiro, ganó a los romanos dos veces, pero se quedó sin tropa para un tercer enfrentamiento. Repasar la historia no está de más.

La oferta de BBVA incluye el canje de una acción de BBVA por cada 5,3456 títulos de Sabadell, más un pago en efectivo de 0,70 euros por cada 5,3456 acciones de la entidad catalana.  Con los datos actuales de la bolsa, la operación tiene una prima negativa, porque ofrece menos de lo que el mercado valora las acciones de Banco Sabadell, una valoración difícilmente asumible para los accionistas de la entidad catalana. Se pueden hacer cábalas y jugar a todo tipo de Tetris, pero un accionista de Banco que Sabadell que venda sus acciones a 2,8 euros (precio de cierre del pasado viernes 30 de mayo en bolsa) obtendría un 7,2% más que si aceptara la oferta de BBVA.

El mercado está esperando una mejora sustancial de la oferta. El BBVA no está dispuesto, porque le piden una mejora de hasta un 20%. Los fondos están atentos. Los clubs del dinero siempre piden muchas sinergias -que no las hay- y escasos problemas de ejecución -y éstos crecen como champiñones-.

Dicen en Madrid DF que Carlos Torres no puede dar marcha atrás porque tendría que irse. Es mucho decir, porque la operación está aprobada por su Consejo y, pequeño detalle, acaba de llegar al puesto. Sin duda, la retirada sería su mejor opción. La victoria pírrica es la peor. Si va al canje, se abre un proceso largo -fuentes financieras lo sitúan hasta después del verano-. Aquí sí que puede arriesgarse a perder su cargo y puede ponerse en cuestión su gestión. Haría bien el BBVA en tomarse un respiro. Además de aprender de la historia, hay que aprender del refranero: “Si hay que ir se va, pero ir pa na es tontería”. Pues eso.