William Stanley Jevons fue un economista inglés que, en 1865, formuló lo que hoy se conoce como la paradoja de Jevons.

Esta paradoja sostiene que los avances tecnológicos que mejoran la eficiencia en el uso de un recurso pueden, en realidad, llevar a un aumento de su consumo.

Esto se debe a la "democratización" del recurso: aunque la eficiencia reduce el consumo por unidad, también facilita que más personas o empresas accedan a él.

Jevons aplicó esta idea al carbón, que era la materia prima más importante de su época. Con la invención de la máquina de Watt, el uso del carbón se volvió mucho más eficiente.

Sin embargo, este aumento en la eficiencia llevó a un mayor consumo total de carbón, ya que más empresas comenzaron a utilizar máquinas de vapor.

En resumen, la mejora en la eficiencia puede resultar en un incremento del consumo total debido a la expansión del acceso y uso del recurso.

Esta paradoja la tenemos en muchas actividades económicas, desde el turismo. Viajar es ahora mucho más barato, pero se viaja, y se gasta, más que nunca, en los semiconductores, el consumo del agua o de la energía.

Y es en los microchips del futuro, liderados por Nvidia, pero no solo, donde ha habido un susto que poco a poco se está recuperando. 

La aparición “repentina” de una app de inteligencia artificial (IA) china que usa menos potencia de máquina de la prevista generó una caída notable en varios valores en bolsa, porque parecía que el paradigma de invertir masivamente en IA se rompía.

El susto duró un día, porque detrás de la app china también había chips de Nvidia. Y si de verdad, está por ver, DeepSeek ha encontrado un camino más eficiente para lograr soluciones de IA basadas en chips de Nvidia, habrá más gente que use la IA y, siguiendo la paradoja de Jevons, el negocio de los fabricantes de microchips se incrementará.

En cualquier caso, hay que mantenerse atento a la evolución de los fabricantes de chips y de todos aquellos relacionados con centros de datos. 

Nos encontramos ante otra moda-burbuja de gestión. Cada cierto tiempo alguien cree haber descubierto cómo hacerse multimillonario en dos días. Ha pasado con la globalización, con los market place, con las puntocom, con el metaverso, con el coche eléctrico y ahora con la inteligencia artificial.

Son avances relevantes, pero nunca todo es blanco o negro.

El mundo, afortunadamente, está lleno de matices. La gran diferencia es que el mundo tecnológico ya está en manos de unas pocas empresas (Google, Amazon, Apple, Facebook, Microsoft, X, Nvidia, OpenAI…) y quieren acaparar todo el negocio con una visión monopolística típicamente norteamericana.

No hay una gran diferencia entre como pensaba y actuaba John D. Rockefeller a cómo piensan y actúan Bill Gates o Jeff Bezos

Las redes sociales y, sobre todo, el trading automático son, en gran medida, culpables de incrementar la volatilidad porque nos realimentan de manera casi instantánea y aceleran las caídas en las bolsas.

Una enorme cantidad de la compraventa de acciones diarias se hace a través de algoritmos y máquinas. Se calcula que el volumen diario gestionado sin intervención humana ya supera el 50%, llegando al 70% en algunos mercados.

Cuando una acción baja de un umbral de precio, la máquina vende las acciones para frenar las pérdidas, incrementando las caídas y activando la venta de más algoritmos de otros inversores.

Solo así se explica la caída del 17% del valor de Nvidia en un día, que dado su enorme, y tal vez inflada, valoración hace que la pérdida de capitalización sea histórica, de 600 millardos (billions en inglés), es decir, de más que todo el valor de nuestro Ibex 35.

Pero es que Nvidia vale aún más de tres billones (trillions en inglés), una cifra sideral solo comparable con otros monstruos tecnológicos norteamericanos. Y “solo” factura unos 120.000 millones anuales, con ganancias de unos 60.000.

Los múltiplos a los que cotiza, incluso tras el recorte, son de escándalo y, en cierto modo, insostenibles porque asumen un crecimiento casi imposible.

Las bolsas, especialmente los valores tecnológicos norteamericanos, están sobrevaloradas, no hay duda, y cualquier noticia puede generar movimientos compulsivos, pero la inteligencia artificial y las empresas en su entorno están para quedarse y seguirán siendo muy rentables.

Nos esperan meses de alta volatilidad antes de presenciar algún recorte que lleve los precios a una cierta normalidad y, como en toda tecnología emergente, a la desaparición de algún jugador (¿Quién se acuerda de los buscadores Altavista o Netscape, por ejemplo?).

El problema no es una nueva app, es la burbuja que se está creando.