La ciudadela Moncloa rodeada y el rastro del emérito en la Zarzuela detrás de una máscara, para ver sin ser visto. Es la España de Alatriste, con Bárbara en la alcoba del CNI y Begoña Gómez enfilando casi un banquillo que levanta todos los demonios, cuando se cumplen 50 años del Congreso del PSOE en Suresnes (París).
La Audiencia Nacional dio el lunes luz verde al juez Juan Carlos Peinado para que siga la instrucción contra la esposa del presidente Sánchez, aunque la sala de apelación acote las pesquisas. Para no ser menos, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) archiva la causa por prevaricación contra Peinado presentada por la Abogacía del Estado, en nombre de Sánchez.
Las togas gobiernan sobre un cuadro macroeconómico impoluto, pero ya descontado en términos de consenso electoral.
Vía libre al magistrado con una instrucción que lleva medio año sin resultados. Aunque la correlación entre justicia y política sea solo indirecta, los sondeos anuncian una clara caída del voto de la izquierda, con cinco puntos porcentuales a favor del PP, mientras que Sumar cae, por otros motivos, a la mitad de sus escaños. A la izquierda del PSOE siempre hay el mismo valle de lágrimas.
La justicia es dialécticamente implacable. Si hubo tráfico de influencias, el caso Gómez es prevaricación, un tipo penal que abre la posibilidad de efectuar el juicio con jurado popular y no con magistrado. Peinado acaba de cobrarse las fichas de la Audiencia y el TSJM, dos movimientos que dan lugar a un tercero: el juicio oral de la esposa del presidente.
Finalmente, se suma un cuarto movimiento, cuando la Asamblea de Madrid abre una comisión de investigación sobre la Cátedra de Complutense de Gómez. El portavoz del PP en la Asamblea, Carlos Díaz-Pache, cita a Begoña y no descarta convocar al propio Pedro Sánchez. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, capitaliza la caza y captura de Sánchez, en beneficio propio y no de su jefe de filas, Núñez Feijóo.
Nadie habla ya de causa general, de tirar la caña por si cae algo, aunque la Audiencia ha restringido el radio de acción del juez al impedirle seguir investigando los casos de Air Europa y de Globalia. Pero, ¡cuidado!, la no apariencia de Administración de Justicia supone una vulneración de la tutela judicial efectiva.
Las togas se defienden desde el púlpito. No recuerdan a Manrique: “... cuan presto se va el placer/ cómo después de acordado/ da dolor/ cómo, a nuestro padecer/ cualquier tiempo pasado/ fue mejor”. Las coplas sostienen la última ratio de nuestro sentido común; allí donde uno encuentra hoy la gloria, puede mañana doblar la cerviz.
Muy cerca de aquí, los dirigentes de Junts son todo un ejemplo: fueron devorados por una quimera y ahora viven en el país racional de Salvador Illa, que acaba de suprimir la cita previa. Es la defunción moral del “vuelva usted mañana” o la afirmación del “hagámoslo bien, a la primera”.