Con la vista puesta en el Mobile World Congress 2024, participé en una jornada de reflexión y debate sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el ejercicio de la actividad laboral. En la jornada, organizada por Talentea, empresa de selección de recursos humanos e innovación, intervinieron tecnólogos especialistas en computación y redes, empresarios, directivos y sociólogos, todos ellos con amplia experiencia.

Se constató que la gran mayoría de las organizaciones y empresas ya son digitales, si bien una gran parte de ellas no ha culminado la transformación digital. Por ello, adicionalmente a la necesidad de que los empleados sepan trabajar en equipo, compartir conocimiento, comunicar, solucionar problemas y tomar decisiones, es requerido que tengan la capacidad para digitalizar procesos y trabajar en entornos plenamente digitales. 

Es decir, que dispongan de conocimientos básicos de hardware, software y ciberseguridad para tratar correctamente la información sensible; dominen la búsqueda de información en línea y la conviertan en conocimiento y, a la vez, sepan analizar datos para obtener información cuantitativa y cualitativa. Habilidades digitales requeridas, pero no suficientes para posibilitar a las empresas integrar con éxito herramientas de IA.

Asumiendo que la transformación digital es ineludible, la pregunta recurrente en muchos ámbitos profesionales y centros de prospectiva es qué capacidades y habilidades deben tener los trabajadores para utilizar inteligencia artificial y lograr aprovechar al máximo las potencialidades de esta tecnología. La respuesta a la pregunta, surgida en la jornada referida al inicio, fue que el uso eficiente de herramientas de IA exige trabajadores que combinen habilidades técnicas, cognitivas y socioemocionales. Tres habilidades interconectadas que se refuerzan mutuamente y que cada vez son más requeridas para interactuar en el entorno laboral caracterizado por la complejidad, la incertidumbre y el cambio tecnológico.

Una terna de habilidades que exigen formación y entrenamiento. Las primeras, las técnicas, son aprendidas a través de la educación formal en los centros académicos, otorgando la capacitación profesional que sumada a la experiencia laboral posibilita el desempeño de tareas específicas. Las segundas, las cognitivas, son las asociadas a la capacidad mental para entender el entorno y la información, aprender, razonar, crear, resolver problemas, por ello potenciar el desarrollo cognitivo a lo largo de la vida es indispensable para afrontar los desafíos que surgen en la cotidianidad.

En cuanto a las habilidades socioemocionales, conjunto de capacidades que nos permiten gestionar las emociones, trabajar en equipo, interactuar afectivamente con las personas y el entorno, evitar y resolver conflictos y potenciar la colaboración, son el conjunto de habilidades cada vez más valoradas en el trabajo ya que son exclusivas de los humanos y permiten establecer relaciones de colaboración positivas y constructivas.

Analizar y debatir sobre esta triada de habilidades conduce a afirmar que es imprescindible que los trabajadores tengan: conocimientos técnicos sobre algoritmos de aprendizaje automático, conceptos básicos de programación básica y procesamiento de datos; capacidad de identificar y resolver problemas sabiendo hacer las preguntas precisas aplicando pensamiento crítico y analítico; competencias para adaptarse a cambios constantes ya que la tecnología IA está en constante evolución; comprensión de las implicaciones éticas y sociales del uso de la IA y coherencia en la toma de decisiones asumiendo que clientes y usuarios configuran una sociedad multicultural; empatía para interactuar con las personas y el entorno, saber trabajar en equipo evitando conflictos y potenciando la colaboración para competir; disposición al cotrabajo entre humanos y robots, que pueden superar, en ciertos aspectos, a los humanos; voluntad de aprender y desaprender de forma continuada para conocer, comprender y poder usar los nuevos softwares de IA. 

Siete aspectos que incluyen habilidades técnicas, cognitivas y socioemocionales, fundamentales no sólo para ser buenos profesionales, sino también para ser personas más capaces de contribuir de manera significativa al progreso socioeconómico. 

Habilidades que exigen a las empresas facilitar el reciclaje de sus profesionales y que deberían también hacer cuestionar a los docentes si los resultados de sus procesos formativos capacitan a sus alumnos para estas nuevas exigencias trasversales, atendiendo que las brechas entre los currículums académicos y las demandas del mundo laboral siguen creciendo. Nuevas exigencias en cuanto a formación, que parece no son asumidas, las cuales obligan a dedicar más recursos a la educación, al ajuste de programas, a la inclusión de herramientas IA y a la capacitación de los educadores ante este futuro hípertecnificado al que nos adentramos.