Tengo un amigo que está haciendo un curso de trading con criptomonedas y el otro día intentó explicarme por Whatsapp un concepto nuevo llamado Bias Fluidity, algo así como “fluidez de sesgos” o “fluidez de prejuicios”.

“Creo que es importante para la vida”, me dijo. 

En lugar de esperar a que se explicase mejor, me puse a googlear por mi cuenta impulsivamente y acabé haciéndome un lío. Los enlaces que abría me hablaban de “AI gender bias”, sesgo de género en la inteligencia artificial, es decir, cuando la infrarrepresentación de datos de mujeres o grupos minoritarios puede sesgar los algoritmos predictivos de la IA. 

“La inteligencia artificial acabará con la humanidad”, le dije en plan catastrófico. Le expliqué que no me he conectado nunca a ChatGPT (él tampoco) y que nunca activo las funciones de predicción del móvil de forma consciente. Que una app de citas me sugiera qué debo escribirle a un chico para llamar su atención me parece el colmo del vago. Prefiero seguir siendo soltera que dejar que la IA ligue por mí. 

“Yo tengo inteligencia artificial en mi interior”, me respondió mi amigo medio en broma. “Cuando pienso que soy más inteligente de lo que en realidad soy, esa es mi inteligencia artificial hablando”.

Al día siguiente fuimos a ver juntos la exposición sobre IA en el CCCB y nos aburrimos bastante. Echamos de menos que no se mencionara la película Her (2013), en la que Joaquin Phoenix interpreta a Theodore Twombly, un hombre deprimido y con el corazón partido que desarrolla una relación con una asistente virtual de inteligencia artificial personificada a través de una voz femenina (Scarlett Johansson). “Qué tontos podemos llegar a ser los humanos, preferimos enamorarnos de una máquina que estar solos”, pensé. 

O quizás no seamos tontos. ¿Y si el futuro distópico que plantea Her es un buen ejemplo de fluidez de prejuicios? ¿Y si acaba siendo cierto que una máquina puede conseguir que vuelvas a creer en el amor? Como dice Twombly, “el corazón no es como una caja que se llena. Crece en tamaño mientras más amas”. Aunque sea a una máquina.