Tras cuatro meses de negociaciones, por fin tenemos un nuevo Gobierno al que le esperan unos años más que complicados, pues los diversos grupos, incluso los que han apoyado la propuesta de Pedro Sánchez, vienen advirtiendo de posturas radicales a lo largo de la legislatura. En esa misma línea se sitúa el Partido Popular, que se compromete a una oposición tenaz e implacable, no sólo en el Parlamento. Sin embargo, de dejarse llevar por la idea de que con contundencia y agitación pueden tumbar al Ejecutivo, cometerá un grave error.
El Gobierno de izquierdas puede perfectamente aguantar toda la legislatura, pese al extraordinario ruido político y mediático que no amainará. Y de caer la mayoría que sustenta al Ejecutivo, será por conflictos internos, no por la presión que puedan ejercer los populares. Al contrario, cuanto mayor sea su acoso y derribo, más argumentos para que los socios de gobierno sigan apoyando a Pedro Sánchez.
Por lo que a la economía respecta, al margen de calamidades hoy imprevisibles, nada indica que no se pueda seguir transitando con una cierta normalidad, como ha venido sucediendo desde la pandemia. De hecho, desde entonces se viene anunciando una gran recesión que, pese a las grandes adversidades recientes, no se ha dado; y, objetivamente, sigue sin percibirse por qué tiene que llegar.
A su vez, la sociedad catalana y española en general no está por la agitación callejera. Más bien sorprende esa mezcla de sensatez e indiferencia con que la ciudadanía encaja no sólo el ruido político, sino, también, los estragos económicos que vienen soportando los colectivos más frágiles y parte de las, ayer, clases medias. La convivencia, pese a todo, sigue siendo tan admirable como sorprendente.
Además, si los populares pretenden gobernar en un futuro, no deben mirar a los votantes de Vox, sino a los socialistas desencantados o los abstencionistas, personas mayormente prudentes. Y por la vía de la dureza lo que van a conseguir es que sigan absteniéndose o votando al PSOE.
España necesita una oposición sólida, capaz de criticar y proponer desde la moderación. Si el PP lo entiende así, hará un gran favor al conjunto del país y, además, tendrá más fácil el llegar a la Moncloa. Sin embargo, me temo que en las filas populares no todos lo ven de la misma manera. De la misma manera, tampoco todos piensan en el conjunto del país. Como también sucede en la gran mayoría de partidos.