El 18 de agosto de 2023 fue un día de luto para la prensa y para mí personalmente. A primera hora de ese viernes de agosto fallecía Luis Sánchez-Friera, uno de los grandes editores regionales independientes. Con esa discreción que le caracterizaba, siempre detrás del rotativo, su obsesión fue brindar a los tarraconenses un periódico de calidad, creando opinión y ampliando la información local a la nacional e internacional.
Luis Sánchez-Friera falleció a los 80 años, después de 40 años al frente del periódico. Nacido en León, era abogado y estudió Dirección de Empresas en IESE. Fue además presidente del CEPEDE, el centro de formación de empresarios y directivos. En 1984, con la privatización de los medios del movimiento, se unieron varios socios para comprar el rotativo que entonces se llamaba Diario Español y que cambiaron al de su fundación en 1808, Diari de Tarragona.
Tuve la suerte de conocerle cuando era una joven estudiante universitaria gracias a mi íntima amistad con su primogénita, Olga. Luis y su esposa Victoria Climent, catedrática de arte y periodista, los dos de familias numerosas, habían creado un núcleo familiar extraordinariamente unido con sus dos hijas, Olga y Raquel. Tenían claro la importancia de la formación y de la cultura y tanto Olga como Raquel se formaron en las mejores escuelas para ser directivas, y la influencia materna inundó su educación artística.
Siempre quedará en mi recuerdo la pasión de Luis Sánchez-Friera por la lectura y su conocimiento en profundidad de la actualidad con el sentido crítico de los que han estudiado y analizado el pasado. Era una de las personas más discretas que he conocido, de pocas, pero firmes palabras, de talante moderado, muy generoso e íntegro. En estos tiempos en los que la importancia de la prensa radica más que nunca en la investigación, la veracidad y la calidad de la información, la labor minuciosa de un editor independiente tiene un impacto extraordinario en la sociedad como defensor de la libertad.
Luis Sánchez-Friera tuvo el gran acierto de fichar a su yerno Santi Batchilleria, que trabajaba en Londres, para que dirigiese el rotativo en 2004. Sin duda, sabía lo que hacía. Su hija Olga como editora del cultural Encuentros ha logrado una calidad informativa de la actualidad literaria y artística que nada tiene que envidiar a las principales revistas culturales nacionales. Y Raquel es una artista consagrada y premiada con exposiciones que siempre nos emocionan y sorprenden por su gran profundidad conceptual. Hoy el Diari de Tarragona está en las mejores manos con Santi Batchilleria, Olga y Raquel Sánchez-Friera. Así es como se van los grandes señores, cuidando hasta el último detalle.
DEP