Aparte de no dar ninguna explicación convincente sobre el caso Negreira en su comparecencia del lunes, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, se equivocó al recurrir al victimismo y politizar la polémica acusando al Real Madrid de ser “el equipo del régimen”.

En dos horas de rueda de prensa, Laporta no consiguió despejar las dudas sobre el pago de 7,3 millones de euros al expresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) durante 18 años. Es más, añadió más confusión al mezclar los pagos a Enríquez Negreira con los trabajos efectivamente efectuados por su hijo, Javier Enríquez Romero. Los 629 informes y 43 discos compactos que presentó supuestamente realizados por el hijo no justifican los millones ingresados por el padre, que ha dicho que sus asesoramientos fueron verbales.

Quedó, pues, sin aclarar, después de dos meses de la investigación externa efectuada, por qué Enríquez Negreira cobró esa millonaria cantidad y tampoco explicó Laporta el papel desempeñado por el intermediario vinculado al FC Barcelona Josep Contreras y por sus empresas.

En lugar de aclaraciones, Laporta recurrió al victimismo. Está en su derecho de recordar la historia del Barça ligada al catalanismo y en denunciar los favores arbitrales que históricamente ha recibido el Real Madrid, que ha dominado durante décadas, dijo, el CTA, con 16 presidentes ligados al equipo blanco, ya sea exjugadores, exdirectivos o árbitros del Colegio Madrileño. El más conocido fue José Plaza, a quien se atribuye la frase de que, mientras él fuera presidente, el Barça no ganaría la Liga.

En lugar de centrarse en este dato, Laporta se equivocó al relacionar los favores arbitrales con el franquismo y al calificar al Real Madrid de “equipo del régimen” porque inmediatamente ha conseguido trasladar la polémica arbitral al terreno político desviando el foco de la verdadera cuestión futbolística que se debate. Laporta habló en un momento de que el Real Madrid ha sido favorecido por las decisiones arbitrales “por las razones que sean”, pero, en lugar de incidir en ellas y en concreto en el control del CTA, se refirió en seguida al “equipo del régimen”.

Así le facilitaba al Real Madrid la respuesta, que no ha podido ser más burda, pero que ha servido para no hablar de los favores arbitrales, sino de política. El vídeo de respuesta del club blanco es un ejemplo de manipulación de libro, pero tampoco sorprende después de la racha que lleva Real Madrid TV en este asunto.

Es una manipulación de manual no tanto porque saquen imágenes del NODO sobre la inauguración del Camp Nou, un acto de propaganda franquista como muchos en la dictadura —el régimen prohibió que se llamara Joan Gamper por protestante y catalanista—, ni tampoco porque recuerden las medallas concedidas a Franco por el CF Barcelona —ese era el nombre que el franquismo obligó a cambiar en vez del original FC Barcelona—, que eran obligatorias, sino porque se ocultan las que otorgó el Real Madrid y todas las adhesiones del equipo de Santiago Bernabéu al régimen.

Se dice por ejemplo que el FC Barcelona fue favorecido por tres recalificaciones, una actividad que Florentino Pérez conoce bien, aunque la recalificación de la Ciudad Deportiva fuera ya en democracia. Se menciona que el Barça ganó con Franco ocho Ligas y nueve Copas del Generalísimo y que el Madrid tardó 15 años en ganar la Liga, pero se oculta que ganó durante la dictadura más ligas que el FC Barcelona. Se recuerda que jugadores del Madrid fueron detenidos y exiliados en una época de destrucción absoluta del club, pero se oculta que el presidente republicano del Barça Josep Suñol fue fusilado en la sierra de Guadarrama en 1936.

El traslado de la polémica arbitral a la política es un esfuerzo inútil que conduce a la melancolía porque cada bando se refugiará y se hará fuerte en su trinchera, aunque las evidencias históricas de que fue más perseguido el FC Barcelona que el Real Madrid sean incontestables. Ni siquiera hacía falta que el Govern, a través de su portavoz, interviniera en la disputa calificando el vídeo de “fake news” con el que se ha “cruzado una línea roja” y pidiendo su retirada.

Hasta la inevitable Isabel Díaz Ayuso ha intervenido en la polémica al afirmar en una entrevista en la radio de Federico Jiménez Losantos que las acusaciones de Laporta al Real Madrid son “una metáfora de lo que ocurre con el nacionalismo”, donde “te pillan, te haces la víctima, te vuelven a pillar y usas el Francomodín”. Todo esto nos lo habríamos ahorrado si Laporta no hubiera mentado la bicha del franquismo.