BBVA ha sido el banco más madrugador a la hora de publicar la memoria anual sobre las remuneraciones de su estado mayor. El documento revela, una vez más, las caudalosas mamandurrias que se embolsa la cúpula directiva encabezada por el presidente Carlos Torres y su escudero, el consejero delegado Onur Genç.
Conviene señalar que las retribuciones de los mandarines de alto copete no son ni de lejos como las de cualquier hijo de vecino. La soldada del pueblo llano se limita a la nómina, y gracias. En cambio, los jerarcas supremos del Ibex se llevan al zurrón, además del sueldo, un arsenal de gangas, por los motivos más diversos.
A este respecto, valga un solo dato. El informe que detalla las remuneraciones del consejo de administración de BBVA ocupa un centenar de páginas indigestas. El repertorio de gabelas abarca cobros fijos y variables, dietas, opciones sobre acciones, bonos estratégicos, seguros, pensiones, aguinaldos especiales y otros momios. Su importe conjunto alcanza cotas vergonzosas y descomunales.
Así, Torres y Genç cosecharon el año pasado por todos los conceptos 8,3 y 7,1 millones, con alzas respectivas de un 6% y un 5%. Dicho en otros términos, los accionistas de BBVA apoquinaron a Torres casi 700.000 euros mensuales y a Genç, cerca de 600.000.
La asignación fija de Torres no experimentó cambios y se mantuvo en 2,9 millones. En cambio, la variable subió un 9% y llegó a 4,6 millones. Además recibió pagos en especie y la corporación ingresó medio millón en su fondo de pensiones particular. El caballero ya acumula 23 millones en esa hucha privada e intransferible.
Torres, tras ejercer de consejero delegado durante un trienio, sucedió en la presidencia a Francisco González (FG) a finales de 2018, designado por la vía digital, es decir, a dedo, por el propio autócrata.
FG abandonó la poltrona en medio de un formidable escándalo protagonizado por el comisario de policía José Manuel Villarejo. Tal sujeto estuvo a sueldo del BBVA durante un largo periodo, cuando FG lideraba la entidad en calidad de capitoste ejecutivo.
En el curso de esa siniestra etapa, Villarejo se dedicó, por cuenta del banco vasco, a perpetrar todo tipo de trabajos sucios, espionajes y otras actuaciones ilegales. Por tales fechorías, tanto González a título personal, como BBVA, están imputados en la Audiencia Nacional.
Pese a que FG dejó la institución cuatro años atrás, todavía sigue percibiendo un dineral de ella debido a que se difirieron algunas de las sumas devengadas en tiempos anteriores. Cuando se apeó del sitial, BBVA le debía tres millones. Una parte ya la ha ingresado y el resto lo hará en este 2023.
Francisco González rigió BBVA durante casi dos décadas interminables, con mano férrea y una singular carencia de escrúpulos. Bajo su mandato, la cotización bursátil perdió dos terceras partes de su valor, mientras el avispado financiero gallego arramblaba, con cargo a las arcas sociales del banco, la disparatada cantidad de 165 millones en sueldos y fondo de pensiones.
En vano clamaron los accionistas inermes, durante la única ocasión en que tenían oportunidad, o sea en las juntas generales, contra las escandalosas gratificaciones y sinecuras de FG. Las calificaron de astronómicas, repugnantes e inmorales. Apenas merecieron del mandamás la callada por respuesta.
El espinoso asunto de las prebendas de los gerifaltes suele suscitar fuerte controversia en las asambleas anuales. Los oligarcas bancarios defienden sistemáticamente sus chollos con un argumento sobado. Afirman tan campantes que sus percepciones “están en línea” con las de sus homólogos de la Unión Europea.
Pero tal aseveración no es cierta, sino más falsa que Judas. De hecho, la paga media de los banqueros hispanos figura entre las de mayor bulto del continente. Solo la superan los de Austria y Liechtenstein. Así lo acaba de confirmar la Autoridad Bancaria Europea en un concienzudo estudio.
Ante semejante panorama, cabría formular una pregunta ingenua a la privilegiada casta que gobierna la intermediación del dinero por nuestros páramos. ¿Acaso el sueldo medio que recolectan los empleados de los bancos españoles “está en línea” con el de sus homólogos del resto de Europa?