Mientras los activistas ecologistas de la organización británica Just Stop Oil intentan sacudir el statu quo pegándose con pegamento a una obra de arte o lanzando pintura contra un cuadro en un museo, el artista holandés Thijs Biersteker apuesta por una vía menos polémica: concebir instalaciones interactivas que, basadas en datos científicos, logren apelar directamente a las emociones de los espectadores y produzcan en ellos algún tipo de reacción ante los retos ecológicos que se avecinan.

“Los datos actuales sobre el cambio climático son alarmantes, es mi trabajo convertir estos datos, estos hechos, en sentimientos. Solo así podemos fomentar la acción y conseguir cambios verdaderos”, explicó el artista neerlandés en una entrevista reciente para la web de Polestar, una marca europea de coches eléctricos con la que ha colaborado para la realización de una de sus instalaciones más recientes, We Harvest Wind (2021).

Datos mezclados con arte

Expuesta hace un año en el Museo Stedelijk de Ámsterdam, We Harvest Wind consiste en una pieza central formada por una serie de aspas de tres metros de diámetro hechas de material reciclable que giran alrededor de una aguja central de seis metros de alto cuando los visitantes la apuntan con los ventiladores de pie situados a su alrededor. La idea de la instalación es, literalmente, poner “el poder del viento” en manos de la gente, subrayando la necesidad inmediata de llevar a cabo una transición hacia las energías renovables.

“Como artista ecologista, mi objetivo es mezclar con fluidez los datos climáticos puros y duros con la estética del arte para crear una comprensión accesible de lo que nos espera en los próximos años”, dijo Biersteker en otra entrevista reciente con Metal Magazine a raíz de la exposición de una de sus obras en el Barbican Centre de Londres.

We Harvest Wind / THIJS BIERSTEKER

La desaparición de la selva

Se trata de Wither, una instalación colgante de siete metros que simboliza un trozo de selva tropical que va desapareciendo a partir del ritmo real de la deforestación. La obra, que forma parte de la exposición colectiva Our Time on Earth, fue creada en colaboración con la Unesco, cuyo equipo de datos proporciona información actualizada sobre la deforestación de la cuenca del Amazonas en Brasil. Según los estudios de la Unesco, se pierden 641 metros cuadrados de selva tropical por segundo. En la instalación de Biersteker, cada vez que una hoja se vuelve transparente significa la pérdida de 128 metros cuadrados de selva tropical, lo que supone la desconcertante cifra de 55.400.000 metros cuadrados al día.

“Cuando te acercas a la instalación, puedes oír los chasquidos de las hojas encendiéndose y apagándose. Te inunda una sensación de urgencia cuando ves que las hojas desaparecen. De entrada, la obra es estéticamente atractiva, pero cuando te das cuenta de que cada hoja marca la pérdida de 128 metros cuadrados de selva tropical, toda la obra adquiere un significado más profundo e impactante”, explica el artista, que concibe todas sus obras desde su estudio (Woven Estudio) en Zaandam, un municipio del norte de Países Bajos.

La huella de internet

Fue allí donde Biersteker pasó la pandemia y se dio cuenta del uso exagerado de internet que hacíamos todos en general al pasar tanto tiempo encerrados en casa. Intrigado por el impacto que podría tener esto para el planeta, se puso a investigar sobre la huella de CO2 que implica el uso de datos, y descubrió información impactante que le llevó a concebir otra de sus instalaciones más recientes: MB>CO2.

En este caso, la obra, concebida como una calculadora de emisiones distópica, permite al espectador ir saltando entre pantallas de NFT, algoritmos de recomendación, módulos de inteligencia artificial y plataformas de streaming, y luego establecer una videollamada con la instalación para que esta le haga un cálculo en vivo del impacto destructor de sus actos para el planeta.

“Autopista online de datos contaminantes”

“A veces, convertir los problemas complejos en más pequeños y relacionables nos ayuda a comprender mejor el panorama general”, explica Biersteker en su web. Para esta instalación, se basó principalmente en un estudio reciente del MIT que revela que por cada MB que utilizamos se generan 20 gramos de CO2. Una hora de videlloamada por Zoom genera una media de 160 gramos de CO2 por persona, el equivalente a 140 metros de conducción con un coche de gasolina, mientras que una hora de Netflix genera 450 gramos de CO2 por hora.

“Durante la pandemia pasamos de nuestros atascos contaminantes a nuestras autopistas online de datos contaminantes. Cuanto más nos alejamos de ver el impacto que producimos, más nos acercamos al punto de dejar de preocuparnos. Trabajar en esta obra me obligó a reconsiderar mi uso de los datos y espero que tenga el mismo impacto en los demás”, añade Biersteker en su web.  

Mil millones de toneladas de CO2

Otro dato relevante que el artista utilizó para esta obra: internet en su conjunto libera alrededor de 1.000 millones de toneladas de CO2 al año, el equivalente a todo el carbón, el petróleo y el gas quemados en Turquía o Polonia, o más de la mitad de los combustibles fósiles quemados en el Reino Unido.