Tras una primera oleada de ocurrencias donde la medida estrella parecía ser la intención de dar la puntilla a la corbata, parece que el Ministerio de Transición Ecológica, antes Energía, se ha puesto la pilas y al menos está hablando con unos y otros, delante de las cámaras cómo no, para pergeñar paquetes de medidas que logren atraer algún voto o, al menos, no soliviantar a la población. Recorrido para ahorrar hay, y mucho.
Bitcoin y etherum, las dos principales criptomonedas, hacen un uso desmedido de la capacidad de cálculo de los ordenadores, realizando millones de operaciones para garantizar la seguridad de sus transacciones. Las dos criptomonedas juntas tienen un consumo energético superior al de España o Suecia, si bien es cierto que el minado, la actividad más costosa energéticamente, se produce sobre todo fuera de la Unión Europea, precisamente por el coste de la energía. Otras criptomonedas usan estrategias diferentes para blindar su seguridad y son casi igual de seguras, pero consumen un 99% menos de energía. Prohibir el minado de bitcoin y etherum en la Unión Europea mientras tengan este consumo desaforado de energía no sería una tontería. Los afectados serían una minoría y se ahorraría bastante.
En el ámbito más cercano se debería exigir que toda la iluminación de todos los edificios públicos, así como el alumbrado público, se realizasen con lámparas led, que consumen muchísimo menos que las lámparas incandescentes o de descarga. También todos los edificios públicos, que son multitud (más de 15.000 pertenecen a la Administración del Estado, a los que deben sumarse los de titularidad autonómica, que serán muchos más pues de ellas depende sanidad y educación, municipal, de las diputaciones, entes públicos…). Probablemente el censo de edificios de titularidad pública de todo tipo y condición se acerque a los 100.000 si es que no los superan. Todos estos deberían tener la mejor certificación energética y, además, tener sus tejados hasta arriba de paneles solares, lo mismo que las superficies destinadas a párkings de aeropuertos o de estaciones de tren. Las Administraciones, todas, deben predicar con el ejemplo. No se puede pedir nada al ciudadano si la Administración no cumple.
Volviendo al alumbrado público no entiendo por qué desde Martorell hasta Mataró o desde Terrassa a Barcelona la autopista está iluminada totalmente, mientras que el resto de tramos no lo están. Puede tener sentido iluminar las intersecciones, los nudos de enlace, pero iluminar tramos rectos de autopista es simplemente un derroche. También se podrían encender las farolas de manera alternativa para tener algo de luz, pero no tanta. Poner un sistema de encendido más segmentado tendría su coste, pero el ahorro merecería el esfuerzo.
Aunque se trata de una actividad privada, el horario de los partidos de fútbol influye en muchas personas. Deberían jugarse la mayoría de los partidos en fin de semana y con luz solar, evitando el despilfarro de jugar por la noche. ¿Tiene sentido comenzar una actividad deportiva un domingo a las diez de la noche? No solo implica un elevado consumo en iluminación, sino que también el transporte público debe reforzarse hasta o pasada la medianoche. Y si el horario lo han de marcar las televisiones igual los partidos “muy nocturnos”, esos para que se vean en el extranjero, se podrían celebrar sin público ya que imagino que los aficionados al teletrabajo, en su gran mayoría funcionarios y empleados de grandes empresas donde quienes mandan son los sindicatos, habrán dejado de acudir a los estadios por la misma razón que no quieren ir a sus puestos de trabajo.
Dado que lo que nos preocupa es el consumo del gas y en segundo término de la electricidad, ¿no sería momento de generar una moratoria a la electrificación del parque automovilístico y no volverse locos intentando un cambio de hábitos que no encaja con los hábitos de los ciudadanos? Se debe renovar el parque automovilístico, sin duda, porque se reduciría la contaminación y los accidentes, pero tal vez ahora haya que seguir apostando por coches de combustión interna un poco más. Lo que sí pueden hacer las Administraciones es renovar las flotas de sus vehículos solo con modelos 100% eléctricos. Darían ejemplo y verían lo complicado que es para los ciudadanos adoptar a la fuerza una tecnología inmadura.
Finalmente, el mecanismo de fijación de precios parece un mal chiste. Se paga todo al precio de la energía más cara para motivar la inversión en renovables. Hay que parar ese mecanismo urgentemente pues provoca la principal distorsión del mercado al dispararse el precio de una de las tecnologías, las térmicas de gas, mientras que el resto permanece inalterado.
Estas ideas son superficiales, sin duda. Si los más de 2,7 millones de funcionarios y empleados públicos, de los que más de 1,6 millones trabajan para las comunidades autónomas, se pusiesen a pensar, sería la bomba. De momento, el Gobierno que emplea a más ministros, y ministerios, de la historia, además de a más de 1.000 sesudos, y caros, asesores, nos ha dicho, en agosto, que nos quitemos la corbata si tenemos calor.