Siempre preocupada por los temas trascendentales, recoge la prensa catalana el veto de TV3% al escote que, durante una entrevista en un programa matinal, lució la portavoz del gobierno de la Generalitat.
La tal portavoz vestía, bajo la chaqueta blanca, una camiseta gris plata, de cuello bajo, contra el que pugnaban por asomar sus pechos, que son de tamaño considerable. ¡Ep! Dicho sea esto sin asomo de rijoso machismo, ni valoración alguna, sea encomiástica o despectiva, de ninguna clase: mencionamos un hecho empíricamente constatable, que desde luego no entramos a valorar. Ante todo, respeto.
O sea: que la tía es tetuda. Pues bien: durante una pausa publicitaria, los estilistas de guardia corrieron a ponerle unos alfileres a la camiseta para subir el cuello, y al reaparecer ésta en lo que podríamos llamar “la escena del crimen” (sic: no se olvide que estamos hablando de TV3%) para seguir diciendo sus trolas, oh sorpresa, ya no se veía el canalillo entre los notables senos.
De repente, pues, nada de carne: camiseta, camiseta y nada más que camiseta. Además, los rótulos que suelen situarse en la parte más baja de la pantalla fueron recolocados unos centímetros más arriba. De esta manera se conseguía, por partida doble, el efecto perseguido: desviar toda la atención del espectador del área pectoral de la portavoz, ahora velada, para que, olvidado de realidades carnales y de cualquier distracción que pudieran provocarle, se concentrase en las trolas que tuviera que contar aquella mañana la bendita señora Plaja.
El escándalo ha sido moderado (escala Richter 5.5: daños ligeros a edificios), pero las reacciones han sido inmediatas, en vivo y en directo: en cuanto le cedieron el uso de la palabra, la periodista Mayka Navarro, que estaba también en el plató, manifestó rotundamente su indignación: “Voy a reivindicar el escote de la portavoz del Govern Patrícia Plaja que de manera incomprensible ha sido censurada durante la entrevista. Yo, que también tengo mucho pecho, si el escote me lo permite, reivindico el escote de la portavoz Patrícia Plaja, el mío y el de todas las mujeres que salen en esta televisión”.
Olé por la reivindicación. Y luego venga tuits y venga debates y artículos. Desde luego, el tema tiene bemoles y no se puede despachar así como así. ¿Qué pensar? ¿Qué pensar desde una perspectiva que no sea heteropatriarcal?
Puestos en contacto vía Zoom con el profesor David Abramovich, de la Universidad de Salamanca, catedrático de Comunicación y Avistamientos de Ovnis, nos ha dicho: “A mí me parece razonable la actitud de TV3%: ya que la portavoz no comparecía en pantalla para insinuar sus atributos personales como hembra mamífera y potencialmente suculenta, sino como ente político, o sea: comparece en la arena pública de la razón y no del eros, y lo que corresponde es atenuar la presencia de dichos atributos”.
Y agrega Abramovich: “Así, por poner un ejemplo, Pedro Sánchez, aún siendo un señor de apariencia atlética y viril, no se deja ver en el Congreso con camisa de seda desabotonada hasta el ombligo, como legítimamente hace, digamos, Mick Jagger en el escenario, al frente de los Rolling Stones; sino que, consciente del rigor del contexto, suele ir vestido con chaqueta y corbata. ¡Como debe ser!”.
De muy distinto parecer, e incluso opuesto, es la señora Amparito Roca, catedrática de Física Nuclear y Macramé por la Universidad de Murcia: “En primer lugar hay que decir que, con esta ola de calor, cuanta menos ropa, mejor. Todos fresquitos, fresquitos. ¿Por qué le han de subir el escote, como hacían con las actrices de Hollywood durante el primer franquismo? ¡Como si le da a la portavoz por salir a soltar sus trolas en top less! Estaría en su derecho: ¡Es su cuerpo, ella decide! Y quien se sienta desconcertado, interpelado u ofendido por un anodino escote, es que tiene un problema. Que se lo haga mirar”.
Yo no sé a qué carta quedarme. Quizá con el comunicado sobre el tema que la misma portavoz emitió ayer –esta gente es verdaderamente extraordinaria--, donde afirma que en realidad el escote no le incomodaba, “pero tampoco cuando entraron a recolocármelo, aunque la decisión no fue acertada”. Ya ves. Lo que sí le molesta es “que se hable de mis tetas". Y concluye: “La mejor manera de no equivocarse en este tema es no decir nada”.
¡Qué ocasión de hacer caso a su propio consejo ha perdido la señora Plaja con su comunicado!
Pero, bueno: Plaja locuta, causa finita est. Aún así, estaremos muy atentos a sus siguientes comparecencias: cabe suponer que el tamaño del escote que luzca en ellas podrá ser interpretado como otra declaración de principios sobre este tema. Que no es que el tema sea precisamente bombástico, pero menos interesantes son aún las chorradas gubernamentales que nos vaya a contar.