Por fin una buena noticia: el docente mallorquín, ya jubilado, Jaume Sastre, que ya ayunó en 2014 en protesta por la política educativa del presidente del Gobierno balear José Ramón Bauzá (que se proponía imponer a los estudiantes isleños el aprendizaje en tres lenguas --español, catalán e inglés--) vuelve a ponerse en huelga de hambre.

El tal Jaume Sastre alerta así de que la modificación de la ley catalana sobre educación, impuesta por el juez, creará jurisprudencia en la comunidad valenciana y en las Islas, y hace una llamada a “desobedecer” y a “hacer frente a los jueces”, esto es, plantarles cara.

Durante la huelga de hambre se alojará en el Consell Local per la Republica en Vic, en compañía de un camarada llamado Tati Furriols, donde recibirán visitas de gente solidaria y quizá recluten a otros para pasar hambre hasta el... 28 de abril, cuando el Parlamento catalán supuestamente votará la modificación de la ley de política lingüística, o sea el fin de la “inmersión”.

Sobre esta acción tan combativa hay que decir que incurre en lo insignificante, ya que una huelga de hambre de siete días no es propiamente una huelga sino más bien un ayuno, que depurará el organismo de los señores Sastre y Furriols de cualquier clase de toxinas. Tati Furriols en realidad no lo necesita, ya que es enteco y demacrado. Pero a Jaume Sastre le va a ir muy bien, pues se aprecia en las fotos difundidas por la ANC que últimamente ha abusado un poco del pa de pessic, que es una especialidad gastronómica de Vic muy apreciada, aunque con notable carga calórica.

Esperemos que en estos siete días de ayuno el exdocente y patriota, y su camarada de lucha, estén bajo el control médico más estricto, y si es preciso se les enchufe a un gotero que filtre suero a sus organismos debilitados por el hambre, no vaya a ser que, sometidos a semejante estrés, nuestros héroes entren en implosión, e incluso en combustión espontánea, como cierto personaje de Dickens. Aunque la verdad es que lo que le pase a Tati Furriols me importa un bledo. El que me preocupa es don Jaume, que es reincidente y parece más desvalido. Lamentaríamos que le sucediese una desgracia.

Y no cabe duda de que dos fuerzas involucradas en este asunto celebrarían esa desgracia: el Estado, el pérfido Estado español, que no tiene corazón, se ahorraría el pago de la jubilación de don Jaume. Y el Movimiento Nacional Catalán tendría un mártir, que buena falta le hace.

Aquí el quid de la cuestión es que los señores parlamentarios se hagan cargo de la situación y el día 28 el Parlament vote, tal como está previsto, y no demore bajo ninguna excusa su decisión un mes o dos, lo que convertiría el propósito de don Jaume en una temeridad prolongando su meritorio ayuno de siete días hasta el exceso.

Para este caso los camaradas del Consell per la Republica de Vic harían bien en tener preparadas en la despensa del local algunas bolsas de chopped envasado al vacío, o bien de botifarra, que es otra especialidad de la localidad (en reñida competencia con Breda y La Garriga), y se la administren a don Jaume a escondidas, por la noche, doblegando, si es preciso, su previsible resistencia. Al fin y al cabo, así suelen ser las huelgas de hambre por estos pagos: somos mediterráneos, somos relativistas. La huelga de hambre se toma con manga ancha, sin excesivo rigor, sin enojosos extremismos de Savonarola. Bon profit, don Jaume!