El nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, pasará en la entrevista con Pedro Sánchez en la Moncloa la primera prueba para ver si el giro estratégico del partido que se desprende del congreso de Sevilla se confirma o no. En la reunión que se celebrará hoy se tratarán asuntos como el plan de choque sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania y la renovación, pendiente desde hace casi tres años y medio, del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), entre otros.
En el primer asunto, Feijóo ha reclamado, en la línea del PP de siempre, una bajada de impuestos, en cumplimiento, según su versión, de los acuerdos de la conferencia de presidentes celebrada en La Palma. Pero, según algunas fuentes de su entorno, esta condición puede que no sea una línea roja para apoyar el plan o al menos para abstenerse. En la cuestión del CGPJ, la alternativa no puede ser más clara: o se acepta la renovación o prosigue el bloqueo mantenido por el PP de Pablo Casado con diversas excusas. Si el PP de Feijóo opta por continuar el bloqueo, la credibilidad de su anunciada disposición a negociar pactos de Estado quedaría muy dañada.
En el congreso de Sevilla, el nuevo líder se abrió a este tipo de pactos hasta en siete apartados, desde la mejora de las condiciones de vida de los españoles hasta la política exterior, pasando por la protección de los servicios públicos y “para no depender de nada ni de nadie, de los que quieren fracturar y dividir nuestro país”, dijo. Y frente a la guerrilla constante de Casado y el cuanto peor, mejor, afirmó que “mientras nos toque estar en la oposición, haremos lo posible para que a España le vaya mejor”.
Feijóo quiere comprobar en la entrevista con Sánchez si realmente el presidente del Gobierno quiere pactos con el PP, como sugiere cuando insta a la unidad de los partidos, o no los desea, como denunciaba Casado. Hay quienes piensan que, con el PP mejorando en las encuestas desde que se propuso la alternativa del presidente gallego --en un mes el PSOE ha perdido 1,2 puntos y el PP ha ganado 1,4, según la última encuesta de El País y la SER--, al PSOE no le interesan los acuerdos con el primer partido de la oposición mientras no mejore la situación económica, con la inflación disparada, ya que este factor sí que puede hacer perder las elecciones a los socialistas.
El Gobierno espera, por su parte, que se aclare la clásica ambigüedad de Núñez Feijóo, que en sus discursos suele dar una de cal y otra de arena. Parece claro que el nuevo PP va a optar por una vía más moderada de oposición, aunque “moderación no es tibieza” y “diálogo no es sometimiento”, en palabras de Feijóo en Sevilla. Pero también dijo que “tenemos que sacar a la política española del enfrentamiento y de la hipérbole permanente” y añadió que no había venido a insultar al presidente del Gobierno, sino a ganarle. El PP será también más europeísta, más autonomista, menos ideológico y más dedicado a la gestión. En la cuestión autonómica, destaca la apuesta por el bilingüismo, que el nuevo presidente del partido ejemplificó en las frases: “Las lenguas no se combaten, se respetan. Los idiomas no están para enfrentar, sino para unir. Somos el partido del bilingüismo cordial”. Y habló en gallego desde la tribuna del congreso.
El PP más autonomista se asienta en el pacto entre Galicia y Andalucía, frente a la anterior preponderancia de Madrid. La alianza entre Feijóo y el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, que tiene componentes orgánicos e ideológicos, refuerza la presencia en la dirección de hombres de la Junta de Andalucía, como el nuevo coordinador general, Elías Bendodo, y desplaza a Isabel Díaz Ayuso. Pese a que la dirigente madrileña se ha declarado satisfecha del resultado del congreso --será compensada con el acceso rápido a la presidencia del PP de Madrid--, la futura relación entre Feijóo y Ayuso es una de las incógnitas que quedan por despejar.
La otra gran incógnita, y la más importante, es la relación del nuevo PP con Vox, que fue ignorado por completo en el congreso de Sevilla. Feijóo quiere alejarse de la extrema derecha, en contra del seguidismo que hizo Casado en la mayor parte de su mandato y que solo consiguió engordar a Vox. Sin embargo, al contrario de lo que propugnó su antecesor, Feijóo ha dado vía libre al pacto del PP con Vox para gobernar en Castilla y León.
La nueva dirección no descarta tampoco un acuerdo en Andalucía ni en España. Con la táctica de ignorar a la extrema derecha, Feijóo intentará posiblemente anularla, creciendo por el centro y persiguiendo el voto útil de la derecha presentándose como un partido ganador. Pero Vox sigue fuerte, en constante ascenso, rozando el 20% de intención de voto y es probable que un eventual Gobierno de derechas tenga que formarse con un acuerdo entre el PP y la extrema derecha. En ese caso, lo más seguro es que haya pacto con Vox, como ha ocurrido hasta ahora en todos los casos --Andalucía, Madrid, Murcia y Castilla y León-- en que ha sido necesario, ya sean acuerdos parlamentarios o de gobierno.