El que legislar y gobernar las cámaras legislativas sea por naturaleza complejo, ¿hace más comprensible el tiempo perdido con el intríngulis normativo sobre un diputado que le da una patada a un agente del orden? Tiene algo de rifirrafe bizantino esa conexión de causa y efecto entre una coz y un trasero maltrecho. El gobierno de las leyes parece requerir de magulladuras para recopilar energías y excusarse por lo inexcusable a la espera de una doctrina más certera del Tribunal Supremo.
Pero la ley es la ley, para todos, incluso para quienes las hacen. Y el garantismo es el garantismo. Pero no son mínimos los retoques con que Podemos busca erosionar la versión garantista de la democracia, siempre en su provecho, y a poder ser contra sus socios del PSOE. Al fin y al cabo, aquella coalición llamada Podemos estaba concebida para el antiparlamentarismo, en fin, contra el sistema.
Pedro Sánchez legará a los manuales de derecho el concepto de democracia ininteligible. Es un puro ejemplo de gobernar en coalición de tal modo que, mientras Podemos busca la colisión con los poderes del Estado la ministra Yolanda Díaz, procedente de lo más destilado y cool del comunismo gallego, vaya dando lecciones de formas y tenga la estima de un buen número de electores. Ese es otro grave error de cálculo de Pedro Sánchez cuando practica el triple salto mortal en el pináculo de la Moncloa para pasmo de una Unión Europea que según él le vitorea cuanto más ininteligibles son los usos democráticos en la España del siglo XXI.
Podemos se querelló contra Batet por prevaricación tras retirar el escaño al diputado Alberto Rodríguez. Por ahora, más o menos, todo sigue igual. ¿Sí o no? Incidentalmente, el Supremo ha dicho que no es su función asesorar al Congreso sobre la aplicación de una condena en firme. Es otra manera de decir hasta qué punto la democracia de Pedro Sánchez es cada vez más ininteligible.
Más allá de la formalidad exigible al sistema democrático, a veces es como si en la Carrera de San Jerónimo hubiese un tiempo de dedicación parcial para mayor perplejidad de los votantes. El gobierno de coalición va enrevesando la formalidad democrática con propósitos de cada vez más oscuros. Sin duda, el Estado se resiente, todos pendientes de un diputado que coceó a un policía mientras estaba en el ejercicio de sus funciones como garante del orden público y la seguridad de todos los españoles.