Se ha escrito y sobre todo se escribirá en relación a la victoria electoral de la Sra. Díaz Ayuso en las elecciones a la Comunidad de Madrid por lo que no voy ahora a abundar en el tema, pero sí me gustaría proponer una reflexión sobre la debacle de Unidas Podemos y el necesario y consecuente abandono de la vida política del Sr. Pablo Iglesias.
Me sumo con entusiasmo a todas las manifestaciones que se han vertido aplaudiendo su marcha y la esperada desaparición de la vida política española concluyendo con su frase que hemos hecho todos nuestra: cierre la puerta al salir.
Pablo Iglesias es el personaje más toxico que ha sufrido España creo que desde que tengo uso de razón, pues aprovechó una campaña del movimiento 15M de ciudadanos indignados, descontentos y de una sociedad en precarias condiciones --que reclamaba pacíficamente cambios estructurales profundos en la vida y política del país, rebosante de corrupción--, para erigirse en líder de un partido político que hay que reconocer que se permeabilizó con la sociedad y mucha buena gente confió en que podría llegar a ser un soplo de frescura en el escenario político.
Pues bien, el Sr. Iglesias empezó y siguió su liderazgo fumigando y eliminando a todos y cada uno de su núcleo próximo convirtiéndose, además, en el macho alfa de todas aquellas hembras que se le pusieron por delante, a la vez que amasaba una fortuna para formar parte de una casta en la que se ciscó siempre, abandonando un barrio que prometió no abandonar jamás, defraudando, en suma, a toda aquella sociedad que había confiado en él.
Podemos no ha podido. No se puede. Y no se puede porque cuando la corrupción y el poder se apodera de una persona ambiciosa, soberbia y sobre todo vaga, la posesión es tan profunda que acaba destruyendo el cuerpo y el alma del poseído.
Por otra enfermiza ambición del actual presidente Sánchez, el personaje tomó por asalto, como si fuera el cielo, la mismísima vicepresidencia del gobierno de España, donde sin dar un palo al agua, una vez más, empezó a llenar ministerios de los peor y de lo más malo de su gente allegada, incluyendo parejas y amantes sin pudor alguno y como el Jefe tragaba desde su Falcón y mullidas alfombras, pues ancha es Castilla.
Ya desde Moncloa, --Consejo de Ministros, escoltas, chóferes y coches oficiales-- inició una solemne y ruidosa campaña contra todas las instituciones que se supone representaba. La Democracia, la Constitución, la Monarquía, el Poder Judicial, y todo lo demás era sistemáticamente dinamitado provocando un descrédito social del sistema español, no solo muy peligroso si no destructor de la convivencia ciudadana.
Pues dejémoslo aquí. Mal recuerdo nos deja el personaje y personalmente dejo su propia frase. Cierre la puerta al salir. No se pudo.
Pero hay bastante más, porque las secuelas y efectos colaterales que han provocado su paso por las instituciones son casi tan tóxicas como él y deberán ser convenientemente tratadas y eliminadas. Ministros y Ministras comunistas inútiles, personajes deslenguados y corruptos de cómic, verduleras maleducadas y acomplejadas que parece que nunca han entendido lo que representa ser una mujer con mayúsculas como si tuviera algún secreto inconfesable que ensuciara la autenticidad del sexo femenino. Todos ellos/ellas/elles deben cerrar la puerta al salir y además con un portazo, pues deben desaparecer de nuestras vidas para que la sociedad se oxigene, se limpie de tanta basura y podamos todos recuperar la confianza en una España próspera, solidaria, ambiciosa y segura.
Finalmente, los efectos secundarios periféricos en la órbita de pudimos, o no se pudo, y los satélites tóxicos como la Sra. Colau que ha destrozado Barcelona en seis años, o los valencianos de Compromís amb el no res o los estrafalarios /as/es andaluces que van en el mismo saco de los ni unidos podemos del gobierno balear deben ser expulsados también sin piedad alguna porque, como la carcoma, pueden llegar a acabar con las estructuras más sólidas españolas.
Concluyendo como he iniciado este artículo, si la Sra. Díaz Ayuso con su inapelable victoria ha sacudido toda aquella podredumbre que, como parasitas garrapatas, se están alimentando de nosotros, ya ha caído la primera como macho-hembra dominante, y todo el país debe celebrarlo como el principio de un renacimiento ciudadano. Ojalá que así sea y nosotros lo podamos ver y disfrutar, ya que ellos, ellas y elles No pudieron.