De repente, con un formidable vuelco teatral, Rociíto, la hija de la difunta Rocío Jurado, ha cautivado a media España saliendo de su prolongado mutismo. Denunciando, en el espacio televisivo de Jorge Javier Vázquez, la crueldad mental y la naturaleza sádica y perversa de su ex marido, Antonio David, que la ha torturado durante veinte años arrastrando su nombre y el de su familia por los platós --¡precisamente los mismos que infaman Jorge Javier y sus colaboradores!
Nada más emitirse el programa --el primero de una serie-- dos ministras, dos, a cuál más progresista, han salido a glosarlo y se han declarado solidarias con Rociíto. Afirmando que es una víctima evidente de violencia machista. Que hay que apoyarla, y agradecerle que haya hablado sin tapujos precisamente donde lo ha hecho, donde el mensaje feminista puede llegar a estratos sociales despolitizados, concienciando a muchas mujeres sumidas en la ignorancia y en la incultura --bueno, no lo decían con estas palabras--, que se habrán visto retratadas en la pobre Rociíto, que ya es casi como de la familia.
--Oh, sí, qué gran avance –dice Chucky, bostezando y desperezándose. Sí, porque son las cinco de la tarde y el muñeco diabólico que habita en mí acaba de despertar de la siesta.
--¿Acaso no te parece importante, Chucky, que se rompa el silencio timorato de la vergüenza, que las mujeres maltratadas, de la más modesta extracción, se sientan estimuladas a tomar ejemplo de Rociíto y hablar claramente de los abusos que también ellas sufren a manos de maridos salvajes?... ¿No está bien que se abra la herida y salga todo el pus?
Por cierto, me parece que antes de acostarse, el muñeco diabólico olvidó ponerse el pañal, porque siento la camisa húmeda a la altura del pecho, como suele pasar cuando se ayuda a conciliar el sueño con tres ampollas de Rohipnol. (¿Seis miligramos? ¿cuándo se ha visto? Ya no sé cómo decirle que va por mal camino...)
En fin. Ciertamente podría ser peor. Dejémoslo. Mejor sigamos con este apasionante debate.
–Oh, sí, es importantísimo, conmovedor, el coraje de Rociíto --dice Chucky, haciendo una mueca como si estuviera a punto de llorar--. Y todos los euros que le haya reportado me parecen pocos… Y lo más asombroso y meritorio era lo bien que se explicaba, como si no improvisase frases salidas de un corazón torturado, sino como si un mal guionista de tele barata se las hubiera escrito.
--¡Hombre! ¡Qué dices!... Es cierto que Rociíto ya nació con una cámara delante, Chucky, pero de su sinceridad nadie puede dudar --aquí reconozco que me vine arriba, porque exclamé--: ¡Yo sí te creo, hermana!
--Pues yo no --replicó Chucky--. Es más: cuando veas a esa comedianta, escúpela de mi parte...
--¡Hombre! ¡Qué cosas dices!
--… e introduce una caña rota, empapada en pomada del tigre, por el recto de Jorge Javier, y otra por el de Vasile, esos valientes paladines de la igualdad y de…
-- ¡Jamás se me ocurriría hacer semejante cosa!
--… del teatrillo más bajamente desvergonzado, bajo y ruin que han visto los tiempos desde aquella noche de 1986 en que Pedrito Ruiz le regaló un caballo blanco a Estefanía de Mónaco en su programa “Esta noche, Pedro”.
--Ah, sí, lo recuerdo. En Televisión Española. Sí, fue… inenarrable.
-- Pues esto es infinitamente peor, porque ya no se trata de caballos sino de otra fauna.
--Seres humanos, Chucky. Seres humanos con su dignidad y merecedores de respeto
-- ¡Puaj! Si viviera Marx, que dijo que “la religión es el opio del pueblo”, no te quepa duda de que diría que “Tele 5, ya desde los tiempos de Gil y Gil, su jacuzzi y su caballo Imperioso, es la ratafía de los subnormales”.
--Hombre, Chucky, un respeto a los subnormales. Que además es un término políticamente incorrecto. Se dice… no me acuerdo ahora como se dice. El caso es que no puedes insultar con tanta frivolidad a todas las españolas y todos los españoles…
--¿Ni a l@s español@s? Jejeje. --el muñeco soltaba esa insufrible risita de perro Pulgoso con la que suele celebrar sus propios chistes.-- ¡Haz como yo, usa lenguaje inclusivo, mascalzone!
--…llámalos como tú quieras, les españeles o lus españulus, a mí qué más me da. Porque aquí lo importante es que media España vio el programa, y la otra media lo comentó, y lo volverá a comentar cuando se emitan los siguientes autos de fe del serial. Alguna fibra viva debió de tocar, ¿no te parece?
--A mí lo que me parece es que si tienes una crisis de ansiedad y estás hiperventilando, no puedes hablar. Como máximo, boqueas. Pero ese prodigio de mujer se explicaba como Demóstenes...
--Sí, es verdad. Y ahora que lo dices, estaría bien que nos dijese qué marca de rimmel usa, porque no se le corría, aunque lloraba como una Magdalena.
--Yo creo que tendría el camerino lleno de cebollas. Todas las cebollas de los colmados de la cadena “Minimarket Fashion”.
--Bueno, supongo que lo que pasaba es que habría una maquilladora que, entre frase y frase, pues… acudiría, con la borla y el colorete, a restaurarle el maquillaje a la sufridora. Así es la tele, Chucky.
--Ya. ¿Y no te parece que es asombroso que aquella pandilla de indeseables…
--Sin insultaaaaar...
--… que aquellas eminencias Matamoros y Jorge Javieres, Patiños y Belenes, a los que yo no tocaría ni con un palo (¡y mira que he tocado sustancias repulsivas!), se arroguen la facultad de montar un tribunal de la Santa Inquisición?
--Hombre, pues ahora que lo dices, hay que reconocer que el programa tenía un cierto aire a… los Juicios de Moscú… Solo faltó el tiro en la nuca del indeseable culpable, en algún tétrico sótano de la Lubianka. Pero, vamos a ver, esas son las reglas de juego de Jorge Javier… Siempre le echa las monedas al mismo tango, ya lo sabes.
--Sí, lo que ha hecho siempre, solo que ahora ha traicionado a uno de sus muñecotes arrojándolo a las fauces de los demás, para que lo devoren en prime time. Solo eché en falta unos salpicones de sangre.
--Bueno, dejémoslo ya, Chucky. Mira, ahí está el Dry Martini. ¿Vamos a tomar algo?
--Si está abierto… Pero… ¿Sabes?... ¿Quieres que te diga la verdad? En el fondo esa ejecución fue una canallada pero me alegra mucho. Ojalá fuera solo la primera de una serie. Y que luego le toque el turno a Patiño…
--A Matamoros…
--A Vasile…
--A Belén…
--Brindemos por ello.
--Brindemos.