El Gobierno de España ha definido cuáles son los ejes estratégicos, en el ámbito de las infraestructuras, hacia los que irán dirigidos los fondos europeos. Estos fondos se orientarán principalmente hacia la potenciación de las infraestructuras que favorezcan la transición energética y al desarrollo de una agenda urbana que impulse una estrategia de movilidad sostenible, segura y conectada. El objetivo es hacer de la movilidad, “un derecho, un elemento de cohesión social y de crecimiento económico”.
Al margen de las prioridades definidas por los fondos europeos, los efectos de la pandemia obligan a realizar inversiones en infraestructuras sanitarias, en las relacionadas con las ciencias y tecnologías de la salud y en la mejora de la gestión de los recursos naturales. Todas estas inversiones deberían servir para superar el déficit de infraestructuras sociales y medio ambientales que España tiene en relación con las mayores economías europeas (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido), lo que nos aleja de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por Naciones Unidas para 2030.
La crisis que padecemos genera oportunidades para innovar y apostar por los nuevos negocios que permitan la sostenibilidad de las grandes infraestructuras. Un ejemplo de lo anterior serían las infraestructuras del transporte ferroviario y aeroportuario.
En el ámbito ferroviario, tanto en infraestructuras como de servicios hay que hacer frente al reto de la liberalización del sector y dar respuesta a la caída de la demanda provocada por el efecto pandemia. Será necesario apostar por la digitalización, tanto de las infraestructuras como del material rodante, con el desarrollo del tren digital (conectividad wifi, telegestión de flotas, información online...) y de un nuevo modelo de movilidad basado en la conducción totalmente automática y segura.
Los operadores ferroviarios serán cada vez más gestores de la movilidad y proveedores de servicios. A corto plazo en la fase pospandemia, se producirá la internalización de actividades, que permita conseguir una gestión más eficiente, reduciendo o minimizando costes. Una nueva actividad, la immologística, permitirá la revalorización de activos próximos a los centros de trabajo, talleres, estaciones, vías de apartado...
El principal operador español, Renfe, ha puesto en marcha el RaaS (Renfe as a Service), plataforma de servicios de movilidad con amplia oferta de proveedores de servicios integrados y multimodales. Asimismo, el grupo está desarrollando políticas de reactivación económica en zonas con escasa densidad poblacional, mediante la apertura de centros de competencias digitales en espacios infrautilizados. Otro elemento a tener en cuenta es la gestión de los sistemas de almacenamiento de datos (big data), que permite disponer para su análisis, de datos almacenados en la nube (perfil y demanda de los clientes, calidad de servicio...), que facilitan el acceso a nuevas áreas de negocio.
En relación al transporte y a la navegación aérea, la crisis sanitaria hará que, en los próximos meses, cerca de 200 aeropuertos europeos, muchos de ellos regionales, se enfrenten a la insolvencia con una importante caída de los ingresos (tasas). Tendrán que plantearse qué actividades tienen futuro y son sostenibles desde el punto de vista económico-financiero. La crisis conducirá a la reconversión de las infraestructuras aeroportuarias hacia los nuevos negocios de la immologística (centros logísticos, ciudades aeroportuarias, ...) y el mantenimiento y reciclaje de aeronaves. Aeropuertos como el de Teruel, Castellón, Ciudad Real…serán nuevos aeropuertos industriales, que se utilizarán como nuevas zonas de estacionamiento para aviones, naves para logística, hangares, centros de reparación y mantenimiento de aviones.
Para implementar los ejes estratégicos de la política de infraestructuras anteriormente descrita, se necesitará un gobierno fuerte y estable, que permita crear un escenario favorable para activar la economía y generar incentivos empresariales. Un gobierno que cuente con suficiente apoyo parlamentario y con el máximo respaldo de las fuerzas económicas y sociales del país. Estamos inmersos en un proceso que necesita reformas de gran calado, entre otras, la urgente modernización de nuestro tejido productivo, reformas en las instituciones y administraciones públicas y la pacificación de las tensiones territoriales.
En esta legislatura no bastará con la aplicación y el desarrollo de los PGE, sino que será necesario un liderazgo político capaz de tejer amplios consensos, que permitan incorporar a la gobernabilidad del Estado a todas las fuerzas leales al marco constitucional e identificadas con los valores europeos. Sin estos consensos será difícil abordar los profundos cambios que la sociedad española necesita.