Las sospechas de posible financiación ilegal que afectan a Podemos se están encontrando con una respuesta genuinamente española y basada en la fe, sea ésta buena o mala. Aquí nadie tiene paciencia para esperar a que se pronuncie la justicia y, hasta entonces, ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Lo que se impone es la condena o la defensa del partido sin matices de ningún tipo.
Opción 1: los bolcheviques de Podemos son unos chorizos y unos manguis que más que asaltar los cielos, se proponen desvalijarlos. Opción 2: las acusaciones son falsas, los pabloides son todos unos ciudadanos ejemplares y lo que pasa es que la derechona es muy mala y no ceja en sus intentos de echar basura encima del único partido que amenaza la preminencia del funesto régimen del 78. Lo de wait and see se lo dejamos a los anglosajones y a las personas razonables, un colectivo que en la política española no cuenta con demasiados miembros.
Si uno visita estos días periódicos digitales como Voz Populi o Periodista Digital, observará que ahí a nadie le cabe la menor duda de que los pabloides están tan sucios como los del PP cuando lo de los papeles de Bárcenas (o más). Por el contrario, si uno se asoma a Público o a la hoja parroquial de Podemos, La última hora, verá que todo son infundios derechistas contra el partido más limpio y honrado de Europa. Asimismo, el whistleblower del asunto, el abogado Calvente, es presentado, respectivamente, como el hombre providencial que va a mostrar a toda España cómo se las gastan los marqueses de Galapagar y su corte de bufones y sicofantes o como un traidor miserable que, desde el despecho, intenta causar un daño irreparable al partido que lo acogió amorosamente en su seno.
Aunque personalmente no siento la menor simpatía por Podemos ni por los Ceaucescu (no me fío de un partido cuya portavoz es siempre la churri del jefe, francamente), creo que es prematuro exculparlos o acusarlos de disponer de una caja B y entregarse a las mismas trapisondas que esos partidos del régimen del 78 a los que tanta manía tienen. Pero el carácter nacional tiene estas cosas y estamos asistiendo a una nueva versión local de eso que los americanos describen con la frase My country right or wrong (Mi país con razón o sin ella), y que en este caso se podría resumir con expresiones como Los míos siempre tienen razón, Con los míos a muerte o Que se coman un mojón los que no piensen como yo.
Tanto si hay corrupción como si no, Podemos me parece una birria de partido que en nada contribuye a que las cosas mejoren en España. Pienso lo mismo de Vox. Y reconozco que estoy a favor de eso que los Ceaucescu denominan el régimen del 78. Pero antes de acusar de nada a los pabloides, voy a esperar a que la cosa se aclare un poco en una u otra dirección. Dios me libre de dar lecciones, pero creo que eso es lo que deberíamos hacer todos. Menos la redacción de La úlima hora, claro, que les va el sueldo en ello y en la prensa española, hoy día, las cosas están muy achuchadas.