Se acerca el final del estado de alarma y toca hacer balance. En este caso, comparativo. España e Italia han liderado tristemente durante semanas la clasificación de los países más afectados por el coronavirus en la Europa occidental. La situación en Italia se consideró siempre una referencia para España, teniendo en cuenta que la pandemia comenzó unas semanas antes y ambos países tienen condiciones sociales y culturales similares. Las medidas sanitarias del Gobierno italiano han sido replicadas en España unos días más tarde.
Ahora bien, este paralelismo en las medidas de confinamiento no se ha reproducido en las acciones que se han llevado a cabo para hacer frente a los efectos negativos sobre la economía. Las medidas italianas se han caracterizado por una mayor ambición, alcance y creatividad que las aprobadas en España. Esta diferencia contrasta con la desigual situación de las finanzas públicas y la economía de ambos países, con una clara ventaja para España en crecimiento económico y deuda pública, y cifras muy similares en déficit fiscal.
El amplio paquete de medidas adoptadas en Italia entre marzo y mayo tiene un impacto económico directo de alrededor de 150.000 millones de euros, según fuentes del propio Gobierno italiano. En cualquier caso, más allá de la magnitud de las propias cifras, la singularidad de las medidas italianas frente a las españolas es evidente.
Italia muestra una especial sensibilidad hacia las pymes y los autónomos que han recibido ya importantes ayudas directas para compensar su pérdida de ingresos. Mientras que, por ejemplo, en España un autónomo debe justificar una bajada de sus ingresos del 75% para acceder a una ayuda directa, en Italia basta con un descenso del 33%.
El sistema fiscal también ha sido una pieza clave en el paquete de medidas. La fiscalidad italiana se muestra más generosa, flexible y sofisticada que la española, contribuyendo a impulsar los flujos monetarios en la economía, gracias a los créditos fiscales transmisibles y descontables, aplicables a los alquileres, inversiones, cupones de servicios, etc. Las desgravaciones por capitalización de empresas medianas o las amortizaciones aceleradas del inmovilizado son también medidas inéditas hasta ahora en España.
Es destacable que, en general, Italia haya optado por medidas inmediatas de liquidez y no ha sido hasta abril que han articulado nuevos préstamos con garantía estatal, una vez ya habían aprobado ayudas, moratorias y desgravaciones fiscales. Mientras que en España los préstamos ICO han sido la principal medida para hacer frente a la crisis del covid-19, en Italia se considera un instrumento más.
Nuestro vecino transalpino ha tomado igualmente medidas en ámbitos como los alquileres, los préstamos, los contratos de leasing y los seguros, elementos todos ellos cruciales para la supervivencia de las pymes por constituir importantes gastos corrientes.
Italia está tomando más precauciones para la desescalada y esto se manifiesta en generosas subvenciones y desgravaciones fiscales para medidas de protección y distancia física en los centros de trabajo, incentivos hasta ahora inéditos en España.
Una pyme de 9 trabajadores que tenga prevista por ejemplo una inversión de 30.000 euros en medidas de prevención del Covid-19, no parece que pueda recibir ninguna ayuda en España, mientras en Italia podría optar a 15.000 euros de subvención del INAIL (Instituto de Higiene Laboral) y luego recuperar el 60% de la inversión en forma de crédito fiscal. Esto dificultará claramente la competitividad de nuestras pymes en el entorno europeo post Covid-19.
Italia ha cumplido con creces e incluso ha excedido el Marco Temporal de Ayudas de Estado de la UE en los préstamos especiales Covid-19, con garantía estatal hasta el 100% del préstamo, tipo de interés acotado y una línea singular de micro-préstamos (hasta 25.000 euros) sin evaluar la solvencia del prestatario. También se ha usado el nuevo Marco Temporal para garantizar seguros comerciales privados, lo que ha permitido mantener el riesgo de los clientes y las operaciones comerciales.
Otras medidas largamente reclamadas por Pimec como liquidar las facturas de las administraciones públicas han sido implantadas en Italia. Por último, conviene observar cómo Italia ha aprovechado esta crisis también para impulsar la internacionalización, la relocalización industrial, la mejora en las competencias de los trabajadores, la simplificación administrativa, la eficiencia energética y la sostenibilidad.