Debo decir que envidio a Portugal, Alemania y Reino Unido, pero estamos en España. Y sus políticos me recuerdan a una camada de lobos hambrientos en la ley de la selva. Me disgusta decirlo así, pero es lo que pienso. Eso merecería un artículo en profundidad, pero hoy, en este maldito abril de luto mundial,toca escribir sobre el derrumbe económico. 

No he conocido un año tan triste. No soy melancólico, lo que pretendo es hablar del derrumbe económico. Y para ello no es necesario ser economista, sólo hay que tener dos luces para saberlo: hace dos meses ya dije que la crisis del 2008 que llegó de EEUU era un aperitivo del tsunami de este maldito 2020. Ahora ha llegado desde China y nos va a dejar helados.

España es el segundo país más visitado del mundo con un PIB directo cercano al 12%. Pese a que todo lo que digo es triste creo realmente que la crisis tendrá forma de L, a la japonesa, y no de V, como se señalaba al inicio de la crisis. Y lo digo desde mi condición, de siempre, de optimista.

Hoy Europa necesita de un nuevo Plan Marshall, el que impulsó Estados Unidos a finales de la II Guerra Mundial. Recordemos que adoptó aquella decisión por un doble motivo: el político y el económico. Los estadounidenses eran enemigos de los rusos, y éstos, a su vez, de los norteamericanos. Eran potencias enemigas y lo siguen siendo. En todo caso, aquel plan Estados Unidos no puede repetirlo ahora. Donald Trump ve a los europeos también como rivales.

El papel que hace sesenta años representó Estados Unidos, con el senador Marshall, lo podría ejercer ahora la canciller alemana Ángela Merkel. Y no por una cuestión de filantropía, sino por interés económico, porque el resto de la Europa rica (Alemania, Austria, Holanda y Escandinavia) son los mejores clientes que tiene Alemania. Y necesitará otros, porque la poderosa Francia se va al colapso y, como en el dominó, si las fichas caen acabará cayendo Europa entera, que ya estaba debilitada por el desgraciado proceso del Brexit.

No sólo es política. Se trata de economía. A finales de los años 40, con la destrucción humana de Europa y el derrumbe económico de la vieja Europa, España quedo al margen de la reconstrucción general. Hoy la salvación económica será en forma de 'coronabonos' o eurobonos, es igual el nombre de la cosa. Pero ocurrirá.