El economista Toni Roldán / EP

El economista Toni Roldán / EP

Pensamiento

Roldán: "Quien piense que puede sacar rédito político haciendo crítica oportunista se equivoca"

Roldán, centrado ahora en su labor como economista, propone una ayuda rápida de "1000 euros de tres meses universal, para los 38 millones de personas en edad de trabajar"

19 abril, 2020 00:00

Toni Roldán Monés (Barcelona, 1983) quiso participar en la vida política para impulsar las reformas que como economista consideraba necesarias para España. Es director del Centro de Políticas Económicas de Esade y profesor visitante en práctica en el Instituto de Políticas Públicas de la London School of Economics. Ha sido diputado en el Congreso y portavoz de Economía de Ciudadanos. Pero no entendió el rumbo de Albert Rivera y dejó su escaño y su carrera política. Por ahora. En esta entrevista con Crónica Global aplaude lo que está haciendo Inés Arrimadas, “lo está haciendo muy bien”, y reclama una unión política para “salir juntos de esto”. Propone una fórmula original y atrevida como renta mínima para toda la población activa durante tres meses, con impuesto que en el próximo recuperaría parte de esas ayudas en función de la situación individual de cada ciudadano. E insiste en que "Quien piense que puede sacar rédito político haciendo crítica oportunista se equivoca".

--Pregunta: ¿Cómo valora la gestión del Gobierno de esta crisis sanitaria primero, y económica, como consecuencia del parón económico, en comparación con otros países europeos?

--Respuesta: Me parece que el gobierno reaccionó tarde y que, como la gran mayoría de países occidentales, no estaba preparado para lidiar con algo así. Desde que reaccionó, ha tomado medidas agresivas, necesarias, para tratar de controlar el virus y estoy convencido de que están haciendo todo lo posible por aprovechar este tiempo de oro que nos ha dado el confinamiento para preparar el país para lo que viene. Si queremos que esta crisis no termine de destrozar nuestra economía es imprescindible avanzar en la vía sanitaria para aprender las lecciones y mejorar nuestra capacidad de lidiar con posibles futuros rebrotes y aprender a vivir en una “economía de bajo contacto” por una buena temporada. Eso requiere mejorar radicalmente nuestra capacidad de medir (tests masivos permanentes), rastrear (tecnología y datos de movilidad y contactos) y aislar de forma selectiva. La economía puede aguantar unas semanas “hibernando” pero no mucho más tiempo. A partir de un determinado momento los tradoffs se hacen enormes. En EsadeEcPol estimamos que probablemente la recesión económica será más grave que lo que predice el escenario central del FMI, nos iremos probablemente por encima del 10% de caída del PIB y el pico de paro se va a disparar a niveles probablemente superiores a los de la anterior crisis. Puesto que esta crisis no es culpa de nadie, el estado tiene la obligación de hacer “todo lo que sea necesario” para sostener la economía y evitar que la recesión perdure en el tiempo como consecuencia de la ruptura del tejido productivo.

--El Gobierno ha optado por una renta mínima vital, de forma temporal. ¿Puede ser una salida viable y funcional en estos momentos, o el Estado debería ser más ambicioso?

--En tiempos normales las rentas incondicionales tienen algunos problemas: suelen ser caras y no incentivan el empleo. Sin embargo, hay buenos diseños de rentas de este tipo, como en el País Vasco, que tienen un efecto muy positivo en mejorar la vida de los que más lo necesitan. En tiempos de emergencia como estos, hay millones de personas vulnerables que se han quedado sin ingresos de un día para otro. Estamos en una situación completamente excepcional. El gobierno hasta el momento ha diseñado ayudas “adhoc” para tratar de proteger a todos los diferentes colectivos: trabajadores temporales con insuficiente cotización, empleadas del hogar sin cobertura de paro, autónomos... Pero son ayudas que requieren de burocracia, que son lentas. Además, hay muchos colectivos que se quedan fuera inevitablemente, o porque no están informados, o porque no son elegibles. La rapidez y la simplicidad ahora son esenciales. Por eso en tiempos excepcionales es mejor gastar primero y preguntar después. Mejor pasarte de frenada que tratar de acotar sin información: la gente se encuentra en una situación límite. Si hay gente que se aprovecha ya tendrás tiempo de averiguarlo más tarde. Yo proponía una fórmula para hacerlo basada en una idea de Greg Mankiew.

Toni Roldán, exportavoz económico de Ciudadanos / EP

Toni Roldán, exportavoz económico de Ciudadanos / EP

--¿Su propuesta de renta básica, más allá del momento, se podría implementar en el medio plazo?

--Mi propuesta es una renta de 1000 euros de tres meses universal, para los 38 millones de personas en edad de trabajar. La idea es que al mismo tiempo que apruebas la renta, apruebas un impuesto que se pagará al año siguiente. Aquellos que demuestren que su renta ha caído en el año no pagarán el impuesto. Los que no se hayan visto afectados por la pandemia lo pagarán íntegramente. De ese modo, el coste en los dos años es abordable: alrededor del 1% del PIB. Transferencias incondicionales de este tipo se han puesto en marcha en varios países, como Canadá. En Canadá la solicitas online y en dos días tienes el dinero en la cuenta. Me preocupa que el gobierno quiera en estos momentos poner en marcha una renta permanente (un ingreso mínimo vital) no porque sea mala idea a largo plazo, sino porque vamos a enfrentarnos a unos déficits astronómicos y tenemos que concentrar todos los recursos en lo más necesario ahora. Yo empezaría por hacer algo temporal, sencillo, puede ser acotado en los más vulnerables, que nos cubra la emergencia y después pensaría en el margen que hay para hacer más cosas estructurales. Pensemos que toda esta deuda después hay que financiarla en los mercados.

--¿El Gobierno confía demasiado en la respuesta europea para poner en marcha su plan de salvamento? La oposición dice que dispara con pólvora de Rey

--Es cierto que la respuesta europea ha sido rápida y contundente. La reacción del BCE ha sido agresiva y ha permitido reducir la volatilidad enorme en la que se estaban metiendo de nuevo los mercados de deuda, penalizando particularmente a los países del Sur como España o Italia. Sin embargo, el BCE solo nos ha permitido ganar tiempo, esperemos que se acabe de concretar el apoyo del MEDE, para acceder a una línea de crédito claramente generosa y con condicionalidad simbólica que nos permita financiarnos a un tipo de interés bajo si lo necesitamos. También falta por concretar la financiación del embrión de fondo de desempleo común, el SURE. Veremos. En todo caso, supongo que el gobierno esta centrado esencialmente en salir de esta en pie, que ya es mucho.

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas / EFE

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas / EFE

--¿Qué puede ocurrir esta vez si no hay una respuesta clara por parte de las instituciones europeas?

--En un papel reciente que hemos publicado con Antonio García Pascual y Aitor Erce, hacemos los cálculos de cómo sería la evolución de la deuda con un apoyo generoso del MEDE (insisto todavía no está cerrado el detalle de cómo serán los préstamos, la cadencia, el tipo de interés…) la deuda española es sostenible en un escenario malo en el que la deuda se va por encima del 115% del PIB y con un esfuerzo fiscal anual razonable. La clave es poder financiarnos a un tipo de interés barato, y el MEDE te permite eso porque tiene el apoyo de gobiernos con mejor calificación crediticia que nosotros y además el BCE puede comprar la deuda que emita a través de su programa OMT. Sin un apoyo claro y generoso, podemos entrar en las dinámicas que ya conocemos de lo que los economistas llamamos las profecías auto-cumplidas: los inversores dejan de confiar en un país, no compran su deuda, los tipos de interés suben y efectivamente la deuda a esos tipos de interés se vuelve inviable.

--¿Se puede entender las reticencias de países como Holanda o Alemania? ¿Debe condicionarse de alguna forma el fondo del MEDE a reformas a medio plazo, como ocurrió con la crisis de 2012?

--Sería ridículo en una situación como esta ponerte a pedirle a Italia que se ponga a hacer una reforma laboral, con la que tiene encima. Hay que superar el relato del norte frugal y el sur derrochador. Los países del sur llevan años haciendo muchos esfuerzos fiscales. Hay que centrar el foco en las reformas, cuando esto pase, para impulsar el crecimiento económico. En todo caso todos los países de Europa ya han dinamitado cualquier límite establecido en el pacto de estabilidad. Lo que deben aprender los keynesianos, en todo caso, es que está muy bien ser keynesiano, pero hay que serlo en las dos partes del ciclo: y ahorrar cuando las cosas van bien, para poder gastar en tiempos como estos.

--En España el Gobierno insiste en unos nuevos Pactos de la Moncloa, ¿Qué debería hacer la oposición, buscar acuerdos en el ámbito social y económico, sin dejar de ejercer la crítica al Ejecutivo?

--Los políticos deben dejar de hacer el ridículo. Resolver esto cuanto antes y de forma profesional desde el gobierno, con la máxima humildad, dadas las condiciones. Me gusta más como lo hace Almeida que como lo está haciendo Sánchez. Aportar crítica constructiva y fundamentada o callarse desde la oposición. Los ciudadanos están haciendo esfuerzos extraordinarios, en un encierro forzado, muchos en una situación límite, pasando una enorme ansiedad e incertidumbre respecto a su futuro y viendo a sus familiares morirse sin poder despedirse. Quien piense que puede sacar rédito político haciendo crítica oportunista se equivoca. Cualquiera que trate de beneficiarse de esta situación explotando la ansiedad y el miedo debería mirarse al espejo por las mañanas, y reflexionar sobre si esa es la aportación que al mundo quiere dejar como legado. Por otra parte, la crítica seria es imprescindible: llevamos 20.000 muertos, son momentos claves, decisiones importantísimas todos los días y el gobierno se ha dado unos poderes extraordinarios. El gobierno debe entender eso. Si fuera Sánchez hubiera llamado el primer día al resto de líderes políticos para reunirles y ofrecerles un acuerdo permanente de colaboración. Tenemos que salir juntos de esto. 

Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos / EP

Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos / EP

--¿Puede haber ahora una oportunidad para que Ciudadanos cobre un espacio central, si se aproxima al Gobierno, a diferencia de lo que parece hacer el PP de Pablo Casado?

--Para mi es evidente y creo que Inés Arrimadas lo está haciendo muy bien. Un tono muy distinto al anterior, muy constructivo, aportando ideas sobre reformas posibles. Por su parte Luis Garicano está liderando el debate de las reformas europeas, con mayor presencia de la que tiene el propio gobierno en los debates. Es una pena que Sánchez no aproveche para tender la mano.

--¿Hasta qué punto la crisis que se avecina puede servir para que la economía española aborde algunos desajustes? ¿La dependencia de un sector tan esencial como el turismo? ¿La debilidad del tejido productivo basado en pequeñas empresas?

--En medio de la tormenta no es el mejor momento para ponerte a arreglar el barco. España debe priorizar en aumentar capacidades sanitarias y tecnología para vencer al virus. Y debe asegurarse que mantiene la liquidez necesaria en el sistema para que no caigan empresas y se rompa la cadena de pagos. Y finalmente en mitigar el coste para los más vulnerables. En todo caso: vamos a tener un problema muy grave con el turismo, lo que vemos en China es que la actividad tarda mucho en recuperarse.

--¿Puede producirse realmente un distanciamiento de los españoles de la Unión Europea en función de cuál sea la respuesta a esta crisis, con un aumento del populismo?

--Creo que la Unión Europea se lo juega todo en esta crisis. En España hasta ahora el euroescepticismo ha sido por suerte marginal: si Europa fracasa en la respuesta, podría revertirse esa tendencia. Para mí el elefante en la habitación es Italia: la UE no estuvo a la altura en la respuesta en las primeras semanas, en lo peor de la crisis. Muchos italianos no lo olvidarán nunca. Además, parten de una situación económica y política de enorme fragilidad, con una deuda gigantesca y un alto nivel de euroescepticismo, con líderes populistas con apoyo por encima del 30%. Será trágica una ruptura de Italia con la UE, pero en el debate ha dejado de ser tabú.