La familia Gallés, dueña del fabricante de masas congeladas Europastry, quiere dar el salto a la bolsa pero no acaba de encontrar el momento adecuado. Ya lleva tres intentonas en los últimos veinte años. Todas acabaron en agua de borrajas. Entre tanto, la empresa ha experimentado una revalorización exponencial.
El primer ensayo ocurrió en 1998. El propietario Pedro Gallés Payás dio los pasos empujado por los fondos de inversión que albergaba en su capital. A la sazón se produjo un aparatoso hundimiento de las firmas tecnológicas que arrastró a los mercados de valores, por lo que hubo que posponer el estreno.
El segundo asalto tuvo lugar en 2007. El 100% de Europastry se tasó en 370 millones. Pero tampoco se coronó con éxito. Las turbulencias que estaban sufriendo las cotizaciones llevaron a cancelar el desembarco en el parqué.
Pedro Gallés, falleció en 2010. Su emporio de industrias panificadoras pasó a manos de los herederos, sus tres hijos Jordi, Anna y Eva Gallés Gabarró, salvo un pequeño lote legado a su viuda Gloria Gabarró Ciurana.
La dinastía se dedicó desde entonces a engrandecer la firma a base de comprar sociedades competidoras. Fruto de semejante política, Europastry figura hoy en el quinto puesto del escalafón mundial del sector.
En el presente año, los planes sobre cotización oficial se pusieron otra vez encima de la mesa. La fecha prevista estaba fijada en mayo. Pero nunca más se supo. Los hermanos Gallés cancelaron el movimiento sin dar explicación alguna. Desde Europastry comentan que lo de la bolsa es un asunto aplazado. “No hay nueva fecha, ni se prevén noticias a corto o medio plazo”.
Los cálculos que se manejaban hace medio año cifraron el valor de Europastry en mil millones de euros redondos.
La saga Gallés controla un 77% de las acciones. El fondo de inversión MCH, presente en la casa desde 2011, posee otro 21%. El restante 2% obra en poder de varios directivos del grupo, encabezados por el consejero delegado Jorge Morral.
La estancia de fondos de capital riesgo en Europastry no es de hoy. Al contrario, es la fórmula que escogió Pedro Gallés para acelerar la expansión de su grupo. Casi desde sus inicios en los años ochenta tuvo de compañeros de viaje a diversos consorcios e inversores. Por Europastry pasaron, entre otros, AB Asesores-Dinamia, Ibersuizas, Inveralia, Fingalicia, Banco Sabadell, Agrolimen y José Vall Palou.
Todos ellos permanecieron en el accionariado el tiempo necesario para dar el pase de sus paquetes a un tercero, siempre con notables plusvalías.
Pedro Gallés se instruyó en la profesión gracias a las enseñanzas recibidas de su padre, el fundador de la estirpe panadera. Gallés hizo bueno el dicho “pan caliente, hambre mete”. Y se aplicó con denuedo a la actividad. Su logro más destacado, el que propulsó a Europastry hasta el cielo, residió en traer a España las técnicas de elaboración del pan y la bollería precocidos.
La masa se prepara en las fábricas del grupo y, poco antes de las postreras fases de producción, se congela para su venta. Luego se expende a las panaderías y restaurantes, que descongelan la masa y mediante un horneado que dura unos pocos minutos, la dejan lista para el consumo.
A base de investigación y copiosas inversiones, Gallés dio con la fórmula magistral para conseguir un producto de alta calidad. Europastry reina hoy la península Ibérica con una red de 18 fábricas, además de otras cinco abiertas en Europa y América.
Los proyectos bursátiles ahora archivados se circunscriben a Europastry y sus filiales. Este conglomerado forma parte de la holding familiar Gallés Office, con cuartel general en Barcelona, en la calle Santa Fe de Nuevo México/Dr. Fleming.
Por el volumen de sus magnitudes económicas, esta patrimonial figura en el pelotón de cabecera de las empresas privadas catalanas.
Incluye en su balance 34 compañías. Al cierre de 2018, los fondos propios y la tesorería rozaban los 280 millones. Las deudas bancarias suman 540 millones.
El pasado ejercicio, gracias a la compra de varias panificadoras, las ventas consolidadas registraron un fuerte crecimiento y subieron de 594 a 729 millones. En cambio, el beneficio neto flexionó de 28 a 17 millones, debido al aumento de los gastos financieros y al ajuste contable de una de sus adquisiciones. La plantilla de todo el entramado se compone de 3.700 personas.
Año | Ventas | Beneficio | Fondos propios |
2018 | 729 | 17 | 196 |
2017 | 590 | 28 | 179 |
2016 | 560 | 39 | 152 |
2015 | 490 | 27 | 116 |
2014 | 397 | 18 | 93 |
Volviendo a la salida a bolsa, este tipo de operaciones suele encerrar un par de características llamativas. La primera consiste en que los títulos se colocan entre el ahorro particular, al precio más alto posible. De ese cometido se encargan los intermediarios financieros y otros asesores. Su objetivo no es otro que vender las acciones como si fueran oro en barras.
La segunda particularidad radica en que los amos sueltan el petardazo y ascienden al rango de multimillonarios, pero sin perder el control del tinglado. Así lo pueden seguir mangoneando a su antojo.