Los fabricantes de automóviles más importantes del mundo están transformando el norte de África en un centro de fabricación regional, construyendo nuevas unidades de producción, en su estrategia de apostar por el continente como la próxima frontera de crecimiento.
No era ningún secreto que muchos países de la zona quieren desarrollar una industria del automóvil, y esta visión ha comenzado a tomar una forma coherente en Egipto, Marruecos, Argelia y otros países.
La inversión extranjera directa en el norte de África aumentó de 5.000 millones de dólares en 2011, a 15.000 millones de dólares en 2018, en gran medida impulsada por la inversión de los fabricantes de automóviles. La situación en la región se está estabilizando, para construir plantas de ensamblaje a cambio de garantías gubernamentales para proteger las inversiones.
Hay un gran nicho en los vehículos de bajo coste, en los transportes comerciales y colectivos, y en la fabricación de componentes. Además, las inversiones de los fabricantes de automóviles en la región se están expandiendo, en parte porque varias naciones africanas han comenzado a rechazar las importaciones de automóviles para atraer la capacidad de producción, y porque las perspectivas de crecimiento en África superan con creces los mercados más maduros. Las ventas de vehículos nuevos en EEUU, China o Europa están disminuyendo tras una década extraordinaria. Las empresas también reconsideran sus cadenas de suministro globales, a medida que aumentan las barreras comerciales en todo el mundo, impulsadas en gran medida por las políticas del Presidente Donald Trump.
Marruecos ya ha superado a Sudáfrica como centro automotriz del continente, y pronto se espera que produzca más automóviles al año que Italia. El reino también se está convirtiendo en un proveedor importante para las fábricas de automóviles europeas. En Marruecos, Renault, que tiene una participación de mercado de más del 40% en la región, ha construido dos plantas de ensamblaje en los últimos cinco años que producen más de 200.000 automóviles al año. Peugeot, en una importante unidad de expansión, está construyendo una planta en Marruecos que se pondrá en funcionamiento a finales de este año.
Desde el año pasado, Argelia ha requerido que casi todos los autos nuevos vendidos en el país se produzcan allí. Esa decisión ayudó a convencer a Renault y Volkswagen de construir una nueva planta, y SEAT, la unidad española de la compañía, está produciendo algunos de sus modelos.
Los gobiernos locales, deseosos de atraer inversión extranjera, en parte para pagar los préstamos de infraestructura, están adoptando políticas favorables a los negocios, como el relajamiento de los controles cambiarios, la creación de zonas de libre comercio y el suministro de incentivos financieros. Algunos también están construyendo o expandiendo carreteras, enlaces ferroviarios y puertos de aguas profundas.
Los fabricantes de automóviles son conscientes de los riesgos de hacer negocios en África, donde las combinaciones de corrupción, inestabilidad económica, terrorismo o turbulencia política son altas en muchos países. Las anteriores incursiones en mercados extranjeros como Sudamérica, Rusia e India parecían prometedoras, pero han agotado en gran medida las finanzas de la industria automotriz.
Por supuesto, hay riesgos. Pero lo que se ve es el potencial de la región. Es un mercado muy joven que se está volviendo más industrial cada día. La industria del automóvil tiene sentido en el norte de África, hay muchas ventajas: energía barata, materias primas, dinero, ubicación geográfica y mano de obra joven que puede ser formada con las habilidades requeridas. Otra gran ventaja es el efecto multiplicador de la creación de nuevas empresas y oportunidades para los jóvenes. Un 45% de la población son menores de 21 años, y la creación de empleos aleja la emigración, la delincuencia y el extremismo. La estabilidad y la prosperidad en la región son claves para la seguridad de todos.
La visión debería ser crear un hub mediterráneo mundial, para fabricación de automóviles, tanto de bajo coste como de alta gama, y los coches del futuro de nueva generación tecnológica o eléctrica. Y las cadenas de valor industrial y logística asociadas. Porque la competencia no es entre el norte y el sur del Mediterráneo. En un mundo globalizado hay que competir con otras regiones, especialmente Asia.
Los últimos obstáculos que frenaban el desarrollo de una industria del automóvil local se están eliminando, Sólo podía ser una cuestión de tiempo para que esta industria inicia su despegue y se perfila como una gran oportunidad para la región.