Lleva seis meses como presidente del Gobierno de España. Le ha dado tantas vueltas a su línea de gobierno que ya nadie le cree. Nada de nada. Ha utilizado tantas veces su cuerda envolvente que ha perdido toda credibilidad. Ha cambiado tantas veces de discurso sobre el mismo tema que ya no es posible creerle. Y lo ha rematado con Gibraltar. Nadie cree lo que dice sobre su éxito referente al Peñón. Más bien da miedo. Miedo de que en la negociación sobre Gibraltar podamos perder Andalucía. Exagerado, ya lo sé. Pero muy preocupante su mínimo nivel. De turista, mientras en Bruselas se negociaba el futuro de un Peñón español. Hay que estar en los puntos de decisión en el momentos de decidir. En el sitio justo, en el momento oportuno.
Porque, presidente Sánchez, la señora May, la jefa del gobierno británico, ha manifestado que “España no ha conseguido lo que quería”. Lo dijo en la Cámara de los Comunes, no en la calle ni en La Habana. En lugar serio. Añadiendo que no se había modificado el artículo 184 que tanta discusión ha producido en nuestro país. El todavía ministro de Exteriores español, Josep Borrell ha comentado que la primer ministro es “un poco desmemoriada”. Pero a usted no se le ha escuchado nada. Se supone que lo deja para las inútiles ruedas de prensa sin preguntas. Por cierto, ha aparecido una carta del embajador británico ante la UE, Tim Barrou, a todos los jefazos de la UE donde desmiente las declaraciones del gobierno español y de su Presidente. ¡Vaya! No hemos visto su réplica, Presidente. La vieja historia sobre Gibraltar que tanto dolor de cabeza a propiciado a los españoles desde el ministro Castiella, que recordemos. Seguro que antes se pierde Ceuta que se recupera Gibraltar. No lo veremos. ¿Quién ha ganado en Gibraltar? Ya nadie se cree nada, Presidente.
El artículo 184 deja claro que será la Unión quien negocie con el Reino Unido, sin consentimiento de España. El Gobierno español estuvo en fuera de juego y ahora lo pagaremos todos, sobre todo los ciudadanos españoles que trabajan en el Peñón. Moncloa no estuvo atenta. Actuó poco, tarde y mal. El “prometemos prometer” ya sabemos que son promesas para no cumplir. La primera prueba son la manifestaciones del Gobierno de Gibraltar sobre la protección de las aguas que rodean el Peñón para impedir la pesca. Seguirá siendo zona marítima protegida. También Picardo, Ministro Principal de Gibraltar, manifestó no haber cedido “en lo referente a cualquier aspecto de nuestra soberanía o de nuestra jurisdicción o control”. Añadió que “a pesar de las presiones y amenazas que sufrimos en ocasiones, no hemos realizado ninguna concesión con respecto a nuestro aeropuerto”. Ahí queda eso. ¿En qué quedamos señor Presidente Sánchez? Ya nadie le cree.
Como nadie se cree sus palabras sobre la convocatoria de elecciones. Ha cambiado usted por lo menos en tres ocasiones su discurso sobre la convocatoria anticipada. Durante la moción de censura anunció la disolución de las Cámaras nada más acceder al gobierno. Ya en La Moncloa manifestó su intención de terminar la legislatura. Se duerme bien en Moncloa, aunque usted pare poco. Ahora el tema está de nuevo con interrogantes. ¿Habrá elecciones anticipadas? No hay Presupuestos. La Comisión Europea ha advertido que los Presupuestos enviados son una tomadura de pelo. PDeCAT y ERC rechazan apoyarle. Pablo Iglesias pide adelanto. Ábalos no descarta un super-domingo electoral. Si lo hace le cuelgan sus Barones socialistas.
Y lo último. O convoca elecciones anticipadas o le abandonan la mitad de sus ministros. Que pase el día dos. Próximo lunes, peligro. Una guinda será la publicidad de la conversación de Lola y Villarejo poniendo a parir a don Pedro Sánchez. Dicen que Madrid ya se ha sublevado. No aguantan más. Y la otra guinda la ha puesto Borrell, que ya está hasta el gorro, y maldice la hora que aceptó ser ministro. Hace apenas un año había manifestado tajantemente que su vida en la política había terminado. Pero en política un minuto te cambia todo. Nunca, en política, sólo son los próximos cinco minutos, como decía Don Pío. Y mira si ha cambiado para Borrell, aunque el tema de Abengoa sea más viejo que la tos. La situación de bloqueo agota la paciencia de la mayoría de los ministros. Han perdido la ilusión. Y el “estamos abiertos a convocar elecciones” del Presidente causa inquietud porque ya no saben qué línea seguir. Con tanto cambio ya nadie se fía. Nadie cree al Presidente.