Entiendo que esa debería ser la historia de cualquier candidato del PP, o incluso de Ciudadanos, según los dogmas explicados desde TV3. Incluso algunos avezados dirían que también de una parte de la antigua Convergència. No en vano ser hijo o nieto de franquistas --vamos, lo que se dice un facha-- es un reproche indigno de algunos catalanes.
Pero uno puede ser franquista o hijo de franquistas y ser exonerado. Seguro que mi familia militó a las ordenes de Francisco Franco por alguna obligación de esas que solo suceden en Cataluña. Cuando mi abuelo accedió a la alcaldía, allá por el año 1966, fue por designación popular. Así, en el acta del Consejo Local de la FET y de las Jons se manifiesta que "para el tercio de representación por cabezas de familia han sido proclamados candidatos y también concejales, por la aplicación del artículo 55, dos camaradas previamente propuestos por algunos concejales sin recurrir a las engorrosas elecciones que son causas de discordias y odios en otros pueblos". Todo se hizo para evitar el odio dentro del pueblo.
Curiosamente, unos años antes, mi abuelo tuvo que declarar en un juicio. Por suerte las cosas fueron bien. Sólo murieron 18 personas cuando se derrumbó aquel edificio que promovía mi familia. Ese mismo año, el Supremo, el mismo que ahora se lleva a mis amigos, condenó al arquitecto, aparejador y capataz. Los fallecidos, en su mayor parte de España, fueron indemnizados como indicaron los medios de la época hasta con el pago del entierro. Total, qué son 18 muertos en la expansión de nuestro imperio hotelero. Por cierto, ¿recuerdan a Jesús Gil, aquel gordito del Atlético de Madrid? Fue a la cárcel por imprudencia temeraria al promover un edificio que también se derrumbo en 1969. Pero Cataluña ya era diferente.
Aunque hay que decir que somos un apellido muy popular y variado en nuestra localidad. El otro día fue citada la teniente de alcalde del pueblo, del PSC, acusada de coaccionar a una cadena hotelera Checkin por un tema de policías. En todo caso, no fue a nuestra cadena de hoteles familiar. Nosotros, los Aragonès en Pineda de Mar, nos mezclamos siempre con viento que creemos que mejor sopla. Ahora, con los años, desde mi cargo en ERC --ya fui diputado con 24 años--, soy el nuevo conseller de Economía de la Generalitat. Me llamo Pere Aragonès. Y ya saben ahora que mi abuelo fue alcalde franquista, fundador del PP en Cataluña y se nos derrumbó un hotel cuando lo construíamos.