A Mariano Rajoy se le acumulan los problemas y nada indica que su continuidad al frente del Gobierno de España sea garantía de casi nada, y mucho menos de estabilidad y crecimiento económico como a él le gusta enfatizar cuando, por ejemplo, Sánchez se lanzaba a presentar una moción de censura como fórmula para aplacar sus ansias de llegar a la Moncloa.
Con independencia de la valoración y el juicio que merezca la decisión de secretario general del PSOE de plantear la moción de censura, nada indica que la estabilidad y certidumbre económica de España pase por la permanencia de Rajoy al frente del Gobierno.
Cierto es que la economía española está teniendo un comportamiento ejemplar, aunque ese tanto no se puede apuntar en el haber del Gobierno, el cual ha gozado de todos los elementos favorables --reforma laboral aparte-- para que la eficiencia de los “famosos vientos de cola” hayan empujado, como nunca, el crecimiento económico experimentado en los últimos años.
Hoy, las cosas están cambiando y uno de los referentes se encuentra en el precio del barril de Brent que se sitúa en los 76,32 dólares, culminando, por ahora, una carrera ascendente iniciada a principios de 2016 que amenaza con poner en peligro los buenos resultados económicos de los países necesitados de importar hidrocarburos.
Esta escalada es la que amenaza con echar por tierra el cuadro macroeconómico en el que el Gobierno de Rajoy cimenta los Presupuestos Generales del Estado, que tanto le han costado sacar adelante. Y eso es así porque el Programa de Estabilidad del Gobierno contempla un precio de 66,7 dólares el barril, a un tipo de cambio de 1,20 dólares por cada euro durante 2018, mientras que para 2019, 2020 y 2021 augura una estabilización hasta el entorno de los 64 dólares, algo que muchos ponen en duda.
Aunque el ministro de Economía, Escolano, se muestra optimista, lo cierto es que de cumplirse el escenario adverso generado por el alza del precio del crudo, el crecimiento del PIB se vería afectado negativamente en siete décimas y algo más de dos décimas el consumo privado sólo en 2018, mientras que el empleo sufriría estas consecuencias adversas de la misma manera que la deuda pública se vería acrecentada.
Y como las pulgas se ceban en los perros flacos y los males nunca vienen solos, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal considera que las subidas de pensiones, previstas en el proyecto de Presupuestos para 2018 y 2019, y otros gastos, dificultarán la reducción del déficit que el Gobierno español ha comprometido con Bruselas en la Actualización del Programa de Estabilidad.
El aumento del precio del crudo no pinta bien para la economía española por mucho que esta dependencia nada tenga que ver con la sufrida en 1973, a raíz de la guerra del Yom Kipur, aunque el mercado del petróleo es un termómetro de lo que sucede en el marco geopolítico y por lo tanto su evolución se convierte en impredecible.
Los expertos señalan que los intereses geopolíticos, inherentes al mercado del crudo, no auguran nada espectacularmente bueno para España y para Europa, máxime cuando se analizan sus principales protagonistas: Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia, representan el 15%, el 13% y el 11%, respectivamente, de la producción mundial. El coctel, pues, es explosivo y en él se mezclan actores como Trump, Putin, Kim Jong-un, Irán y una China en la trastienda defendiendo sus intereses. ¡Con estos bueyes hay que arar!
Mientras tanto, Europa sigue sin tener una política internacional genuina y se convierte en un espectador de escasa relevancia en donde cada país hace lo que puede.
Es el caso de España que batió durante el pasado año el récord de importaciones de petróleo, diversificando sus compras --la mayor fuente fue México-- aunque Irán escaló posiciones hasta conseguir el 6,7% de cuota de mercado con un incremento del 74% respecto a 2016.
¿Hacia dónde vamos? Difícil hacer pronósticos fiables, ya que mientras un sector se inclina por apostar a que, al igual que ha ocurrido en el pasado, la actual restricción de producción de la OPEP, tarde o temprano, se romperá, otro segmento de analistas apuestan por una continuidad en las subidas hasta un nivel que sea del agrado de todos y cuyo tope se podría ubicar en el entorno de los 85 dólares/barril.
Y como todos somos rehenes de nuestra historia, recordar que en 2007 el precio del crudo se situaba en 70 dólares el barril, mientras que en julio de 2008 llegó a los 147 dólares.