A un año vista de las próximas elecciones municipales en la ciudad de Barcelona, la intención de voto, que se deduce de la consulta realizada, apunta a un escenario sin una ventaja clara de ningún actor, pero abierto a cambios a medida que se definan marcas y candidatos que finalmente concurran a esta contienda electoral
En estos momentos, ERC, JxCat+PDeCAT, Cs y BComú+Podem obtendrían, casi, el mismo número de concejales --ERC conseguiría uno más--, lo que dejaría la gobernabilidad del ayuntamiento a expensas de una suerte de pactos no siempre fáciles de imaginar, y menos de llevar a cabo.
La actual situación política de Cataluña condiciona sin lugar a dudas la orientación del voto de los barceloneses, y su previsible comportamiento electoral que sigue en cierto modo la estela del 21D manteniendo un alto grado de fidelidad a sus recientes preferencias.
Los concejales que hubieran obtenido las diferentes formaciones políticas aplicando los resultados electorales del 21D serían los mismos que resultan de la estimación deducida del sondeo, a excepción de Barcelona en Comú que recupera parte del terreno perdido en su principal feudo sin alcanzar los escaños logrados en 2015, y Cs que reduce algo su empuje en un contexto más normalizado, en que se tienden a reproducir los comportamientos electorales anteriores al procés.
Al margen de los resultados electorales sin un claro ganador, la encuesta que Crónica Global publica hoy y que continuará en los próximos días pone de manifiesto algunos fenómenos dignos de mención.
La emergencia de ERC como opción electoral preferida para un mayor número de barceloneses, ocupando un espacio de centralidad, y su papel de bisagra en un escenario de pactos postelectorales, con las diferentes formaciones independentistas, y de izquierdas.
Los problemas de la antigua CiU a nivel identitario por la concurrencia de dos marcas, y por las diferencias de orientación política que los electores pueden llegar a percibir y que claramente debilitan las opciones del espacio que representan.
La desaparición del PP del consistorio barcelonés, tras obtener unas constantes de afinidad y simpatía muy negativas tanto de las siglas como de sus principales referentes políticos.
La calidad y/o atractivo de los candidatos puede modificar mucho el actual pronóstico. Hoy, en general, las marcas de los partidos son el principal reclamo, situándose estos por encima de los candidatos, a excepción de Ada Colau y Jaume Collboni.
El sondeo demuestra que apostar por candidatos de peso mejoraría los resultados de algunas formaciones políticas (Iceta, Forn o Arrimadas son buen un ejemplo de ello).
No parece sin embargo que Manuel Valls --desconocido para muchos, y al que no se le esperaba-- mejorara sustancialmente los resultados de Cs.
Habrá que esperar pues a próximos sondeos para comprobar en una evolución más madurada hacia dónde se decantan los barceloneses, todavía hoy bajo la estela del 21D.