Escribo este artículo desde la T4 de Barajas, a punto de despegar para Londres donde participaré en un seminario sobre economía global y futuro de las ciudades. Y uno de los temas candentes que vamos a debatir es el presente y futuro del transporte de viajeros. Ya he explicado varias veces que en el conflicto entre el taxi y las VTC soy neutral, ya que soy usuario de ambos servicios y los dos me aportan valor. Ayer mismo cogí tres taxis. Estaba en el centro, llevaba prisa y las VTC tardaban en llegar. Por eso el taxi es mucho más competitivo. Pero hoy para ir al aeropuerto he usado Cabify. ¿Por qué? Porque desde mi dormitorio pido el coche mientras me visto y tengo fiabilidad precisa de dónde está el coche y me garantizo que no voy a perder el avión.
Antes de que existiera Cabify y las aplicaciones era usuario de emisora por teléfono y varias veces el taxi no llegó, tuve que usar mi propio coche y perdí el avión o el tren. Y encima, tienen la opción de pedir un coche eléctrico, opción que suelo elegir para contribuir a hacer un pequeño planeta tierra más habitable.
Pero hoy he tenido una experiencia que me ha emocionado y quería compartirla contigo. El conductor me ha contado su caso. Tiene 58 años, llevaba muchos años en paro y tres años siendo pobre cobrando la pensión de subsistencia de 400 euros. Estaba deprimido y había perdido la esperanza de volver a trabajar ya que ninguna empresa le ofrecía empleo. Si no lo hubiera conseguido, estaba en riesgo cobrar su pensión contributiva.
Ahora trabaja mucho, pero cobra 1.021 euros al mes. El pasado mes su coche estuvo en el taller 11 días y no trabajó, pero aún así su empresa le pagó 1.021 euros con el variable a pesar de no haber alcanzado los objetivos.
La competencia mejora el servicio, introduce innovación tecnológica y aumenta el empleo en el sector
Comprendía a los taxistas que tenían una licencia que llegó a valer 250.000 euros y que ahora con la competencia haya perdido valor. Una licencia que es prácticamente gratuita cuando la emite el Estado, que se negocia en el mercado negro de manera informal y, en la mayoría de ocasiones, sin pagar impuestos por ella cuando se producía la venta.
En el sector del transporte de viajeros se está produciendo lo mismo que sucedió en su día con la liberalización del sector de las comunicaciones, de las funerarias, de las gasolineras en centros comerciales, etcétera. La competencia mejora el servicio, introduce innovación tecnológica y aumenta el empleo en el sector.
Las empresas quieren maximizar su beneficio y a todas les gustaría ser monopolistas, como es lógico. Por eso es necesaria la intervención pública con una buena regulación, instituciones como la CNMC o la DG Com en Bruselas que vigilan que las empresas cumplan la regulación y las sanciona cuando no lo hacen, sindicatos para que los trabajadores tengan condiciones dignas de empleo y cuando no se cumple la regulación laboral, inspección de empleo para sancionarlas.
¿Por qué uso Cabify y nunca Uber en España? Principalmente porque Cabify tiene muchos más coches que Uber y da mejor servicio en nuestro país. En segundo lugar porque Cabify es un empresa española, con tecnología española y sus creadores son héroes que han conseguido triunfar en este mundo con tanta competencia global, mientras expande su tecnología y modelo de negocio por el mundo. Conozco a varios jóvenes ingenieros que trabajan para Cabify cobrando buenos sueldos y disfrutando de su trabajo.
Cabify tiene muchos más coches que Uber y da mejor servicio en nuestro país
Si uso Uber estaré pagando beneficios para que el desarrollo y los ingenieros sean de California.
Escribo este artículo al amanecer con un sol maravilloso desde una cafetería de la T4 donde tuve el placer de trabajar durante cuatro años de mi vida en el diseño y fui consciente de la innovación y la gran competitividad de nuestras empresas (por ejemplo, en el montaje del muro cortina de nueve metros sin estructura visible; la primera vez que se construía en el mundo algo así).
Y me surgen varias dudas ¿por qué los sindicatos no salen a defender a estos trabajadores de Cabify en el conflicto con los taxistas y piden una regulación que respete a todas las partes? ¿Por qué los partidos de izquierdas empiezan a ser reacios con la economía colaborativa?
Especialmente el PSOE, que aprobó la directiva de servicios con los votos en contra del PP sin la cual mi conductor de hoy seguiría en la pobreza. Y pensé qué posición tomaría Pablo Iglesias --fundador del PSOE y de la UGT-- en este conflicto? Seguramente sería neutral con la competencia y con el capital, y concentraría sus esfuerzos en garantizar condiciones y salarios dignos de todos los trabajadores ya fueran del taxi, de Cabify o de Uber. Pablo Iglesias fue un visionario y era mucho más progresista hace un siglo que muchos dirigentes políticos de izquierdas y sindicales hoy en España y en toda Europa.