Cataluña, 2012: CiU gobierna con el PP, el PP da su apoyo a la política de recortes de CiU y el ex Molt Honorable Artur Mas coquetea con los business friendly. En la primavera de ese año estalla el caso ITV, Oriol Pujol aparece implicado, el patriarca se siente agredido y considera que se ha roto un pacto no escrito, y Convergència amenaza con la independencia de Cataluña. Las elecciones al Parlament se adelantan al 25N de 2012, los malos resultados para el pujolismo acentúan su radicalización, comienza la guerra de los cinco años.
Julio, 2017: mise en scène en el Teatro Nacional de Cataluña, Puigdemont anuncia que en las 48 horas posteriores al 1-O (aniversario de la exaltación a la Jefatura del Estado del generalísimo Franco) el Parlament proclamará la independencia. Antes de marchar, Puigdemont exigirá al Estado "enemigo" que deje solucionado lo de la Agencia Europea del Medicamento, el corredor mediterráneo, las cercanías de Barcelona, la condonación de los 50.037 millones de euros adeudados al Fondo de Liquidez Autonómico... y que España pida perdón por los 300 años de "explotación". Surrealismo en vena, lo curioso es que más de un millón de creyentes estén convencidos de que lo anterior está a punto de producirse.
Antes de marchar, Puigdemont exigirá al Estado "enemigo" que deje solucionado lo de la Agencia Europea del Medicamento, el corredor mediterráneo, las cercanías y la condonación de los 50.037 millones del FLA
No es mi intención valorar los efectos políticos de estos cinco años de guerra, pero sí analizar las consecuencias de la paralización de la acción de gobierno de la Generalitat, que ha desaprovechado la gran oportunidad en la que Cataluña podría haber liderado en España el cambio de un modelo productivo no sostenible hacia otro basado en el conocimiento y en la innovación tecnológica.
En estos años se ha producido un proceso de descapitalización tecnológica consecuencia de la caída de la inversión en I+D, Cataluña se sitúa por detrás de otras CCAA como País Vasco, Madrid y Navarra. Un modelo educativo con serios déficits en materias como las matemáticas y las ciencias, lo que sin duda dificulta la integración de los alumnos catalanes en el sistema ciencia-tecnología. Cataluña ha caído once puestos en el ranking europeo de competitividad, entre los años 2013 y 2016, al pasar de la posición 142 a la 153 dentro del conjunto de las 263 regiones de Europa. La puesta en marcha del Pacto Nacional por la Industria (PNI) queda afectada por la destitución fulminante del discrepante conseller Baiget, la dirección política del PNI pasa a manos del exconsejero de Cultura Santi Vila y de una exconcejal convergente de Igualada, dos expertos en la materia. El Govern ha sido incapaz de alcanzar acuerdos sobre infraestructuras que rentabilizaran el potencial logístico de nuestro territorio.
Una Cataluña secuestrada por el procés ha perdido en estos cinco años la gran oportunidad de liderar el cambio de modelo productivo y el proceso de digitalización de la economía española
Es cierto que Cataluña está liderando la recuperación económica española en base fundamentalmente a la capacidad exportadora de las multinacionales instaladas en su territorio y al mayor peso de la economía privada. A ello habría que sumar el enorme potencial innovador de las start-ups digitales de Barcelona y su área de influencia. La gestión municipal de Barcelona es manifiestamente mejorable, su posición de privilegio se resquebraja ante las trabas que han encontrado varios fondos de inversión a la hora de poner en marcha algún proyecto en la capital catalana. Parece como si a nuestro ayuntamiento le costara entender que para combatir la desigualdad es necesario crear riqueza para poder repartirla. Por el contrario, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se apunta un tanto con la Operación Chamartín, facilitando, incentivando y regulando una actividad económica que genera riqueza, el ayuntamiento tendrá la gestión del plan de desarrollo urbanístico de la zona norte.
Las noticias sobre Cataluña around the world hablan de conflicto y enfrentamiento. Una Cataluña secuestrada por el procés ha perdido en estos cinco años la gran oportunidad de liderar el cambio de modelo productivo y el proceso de digitalización de la economía española.