El próximo 5 de julio se procederá a la presentación y firma del Pacto Nacional por la Industria (PNI), consecuencia del acuerdo aprobado por unanimidad por el Parlament de Cataluña el 13 de julio de 2016. El Pacto reconocía la necesidad de recuperar la industria como actividad motriz de nuestra economía. Actividad que representa cerca del 20% de nuestro PIB, da empleo a más del 50% de nuestra población ocupada y representa a los sectores más innovadores, con más capacidad exportadora, que generan ocupación más estable y de mayor calidad.
La elaboración y presentación del PNI es una excelente noticia. Cataluña necesitaba activar, desde la colaboración y el consenso de todos los agentes implicados, una respuesta a la situación de declive industrial de su economía. La ausencia durante décadas de una estrategia industrial del Govern de la Generalitat, la falta de ambición y espíritu emprendedor de una parte de nuestra burguesía industrial, la baja inversión en I+D+i , muy por debajo de la media europea y de otras comunidades autónomas, el deterioro del sistema educativo y nuestra baja competitividad entre las regiones europeas (The EU Regional Competitiveness Index 2016).
Durante el proceso de elaboración del PNI quedaba muy claro que se estaba diseñando una estrategia industrial "autonómica", sus referencias estaban siempre vinculadas a políticas del Estado
Independientemente de poder analizar sus contenidos, una vez que el texto sea oficial, me preocupa que el PNI solo sea un elemento de agit-prop al que se sumen con entusiasmo las habituales fuerzas vivas del país --sindicatos, patronales, colegios profesionales, universidades...-- de forma obediente y disciplinada. Me preocuparía que el plan solo recogiera actuaciones que ya están en marcha y que se acompañe de previsiones presupuestarias y dotaciones correspondientes para 2017 ya programadas y empaquetadas en ámbitos como la formación, infraestructuras, industria 4.0... Sin duda, una vez más podríamos asistir a una nueva escenificación teatral pues, como dijo Unamuno, "a los levantinos les pierde la estética".
Durante el proceso de elaboración del mismo, iniciado en octubre de 2016, y en el que tuve la posibilidad de participar como asesor de los sindicatos, quedaba muy claro que se estaba diseñando una estrategia industrial "autonómica", sus referencias estaban siempre vinculadas a políticas del Estado (reforma energética, infraestructuras de Fomento, marco industrial español...), en ningún lugar aparecía una estrategia industrial para un "Estado nuevo", que no se sabe si será república socialista o modelo liberal convergente. Posiblemente también los últimos cambios habidos en el Departamento de Empresa y Conocimiento indican que, más que discrepancias en los contenidos estratégicos del PNI, se está produciendo una lucha soterrada por ocupar espacios de influencia entre los distintos sectores del PDeCAT y ERC en el nuevo Govern autonómico.
Es evidente que el futuro de Cataluña pasa por seguir liderando el proyecto común de una España moderna e innovadora, que no es la que nos cuenta TV3, ni tampoco la de la corrupción del Gobierno del PP
Cataluña necesita seguir conectada con una realidad industrial de la que forma parte, una España con un tejido industrial e innovador muy diversificado. La segunda potencia exportadora europea en el campo de la automoción, con una potente industria aeronáutica concentrada en Madrid y Sevilla, un polo tecnológico de renovables en el País Vasco (Gamesa e Iberdrola), logística avanzada en Madrid y Aragón e incluso territorios como Castilla y León tradicionalmente agrarios que han pasado a tener un actividad industrial muy significativa, como es el caso de Burgos con una industria que representa el 30% de su PIB provincial (con empresas muy potentes como Gestamp y Grupo Antolín que son verdaderas multinacionales del sector de la automoción).
Es evidente que el futuro de Cataluña está en rentabilizar nuestra privilegiada posición estratégica y logística, en el espíritu innovador y emprendedor de la sociedad catalana, para seguir liderando el proyecto común de una España moderna e innovadora, que no es la que nos cuenta TV3, ni tampoco la de la corrupción del Gobierno del PP.