Ante la entrega de un arsenal de ETA, siento discrepar de algunos analistas que, haciendo balance de las actividades criminales de la banda, señalan que "el enorme sufrimiento social que ha causado no le ha servido políticamente para nada", por citar textualmente a Joaquim Coll, el otro día en El Periódico.
Desde luego, la banda no consiguió sus confusos propósitos de instaurar a tiro limpio un Estado soviético en el País Vasco. Pero, aunque su proyecto político no haya llegado a buen puerto, ha sido de una gran utilidad para las fuerzas que la hicieron nacer y le dieron cobijo: el nacionalismo vasco, el etnicismo vasco, la burguesía vasca vertebrada por el PNV.
Aunque sus militantes y pistoleros creyesen ser otra cosa, ETA no ha sido sino la herramienta militar de la burguesía nacionalista regional para asegurarse de dos cosas: por un lado, mantenerse en el poder --por disuasión y amedrantamiento del adversario para que abandonase el espacio público--; y por otro, que sus privilegios económicos, que hacen que los ciudadanos vascos sean sustancialmente más ricos que los de cualquier otra autonomía española, no hayan sido jamás, o sólo muy tímidamente, puestos en cuestión, sometidos a escrutinio, a debate.
¿Por qué regla de tres, "ellos" (los vascos) tienen independencia fiscal y económica, y encima se benefician de los presupuestos del Estado, y "nosotros" (los catalanes) no? La respuesta, claro, es: porque "ellos" tenían a su cuerpo de sicarios matando gente, y "nosotros" no
Nadie se atreve a poner sobre la mesa el cupo y el concierto económico, factor de quiebra de la igualdad entre todos los ciudadanos del Reino y único argumento racional que podría justificar las reivindicaciones de los secesionistas catalanes: ¿Por qué regla de tres, "ellos" (los vascos) tienen independencia fiscal y económica, y encima se benefician de los presupuestos del Estado, y "nosotros" (los catalanes) no? La respuesta, claro, es: porque "ellos" tenían a su cuerpo de sicarios matando gente, y "nosotros" no. Por eso.
En fraternidad nacionalista sobreentendida, implícita --y a veces explícita, como cuando Arzalluz hablaba de unos que "arrean" y otros que "discuten", unos que sacuden el árbol y otros que recogen las nueces--, en complicidad objetiva aunque quizá no claramente sospechada por unos ni por otros, ETA ha sido el brazo armado del PNV. Por eso duró tanto y por eso, para vencer a aquella, era imprescindible echar a éste del poder, como hicieron socialistas y peperos bajo el breve pero decisivo mando de Patxi López.
Me temo que ésta es una de esas realidades que se prefieren ignorar porque significan una victoria parcial de la inmoralidad en la vida política: un gran servicio político prestado por ETA a su amado pueblo, al que podría decir: "Os sumimos en la indignidad y en el miedo, y matamos a quienes nos pareció, pero en cambio os hicimos ricos. No os quejéis. No nos olvidéis".