Infraestructuras y nuevo Gobierno
En los últimos años, las reivindicaciones sobre infraestructuras forman parte del imaginario agit-prop del secesionismo. El Govern de la Generalitat no ha podido o no ha sabido obtener en la negociación con el Estado las inversiones necesarias para solucionar los déficits de las infraestructuras catalanas, especialmente en el campo de la movilidad.
Cataluña cuenta con un potencial de infraestructuras de movilidad que nos sitúa a la cabeza de las regiones europeas
El contexto político derivado del 26J debería ser una buena oportunidad para que el Govern y las fuerzas políticas soberanistas que le dan soporte aparcaran por el momento sus insensatas reivindicaciones secesionistas y la estéril marginalidad en la que se han instalado, para participar en un escenario de negociación que permitiera superar el contencioso sobre las infraestructuras . En honor a la verdad, no sería justo no apuntar la escasa, por no decir nula, sensibilidad del Gobierno del PP para solucionar dicho contencioso.
Para situar el tema con todo rigor habría que constatar que Cataluña cuenta con un potencial de infraestructuras de movilidad que nos sitúa a la cabeza de las regiones europeas. A ello contribuyó, sin duda, la consecución por Barcelona de los Juegos Olímpicos del 92, lo que supuso una de las mayores inversiones públicas del Estado español. El Plan Delta del Llobregat, impulsado con gobiernos socialistas, ayudó a convertir Barcelona en el primer hub logístico del Mediterráneo, con una terminal aeroportuaria, la T1, que mueve cerca de 40 millones de pasajeros/año, un puerto de contenedores de gran importancia estratégica, y una terminal de cruceros que recibe anualmente más de 2,5 millones de visitantes. Unas infraestructuras de movilidad de referencia en todo el mundo que hacen que Cataluña sea la única región europea con sus cuatro capitales unidas por la alta velocidad ferroviaria.
Partiendo de esta constatación indiscutible, no se nos oculta que el principado tiene unos déficits de infraestructuras de movilidad que podrían solucionarse con la aprobación de un plan de inversiones sometido a control parlamentario que aprovechara la actual situación de fuerzas en el Congreso de los Diputados y el papel relevante que las fuerzas soberanistas podrían jugar en la configuración de un nuevo Gobierno.
Los déficits de infraestructuras de movilidad podrían solucionarse aprovechando la actual situación de fuerzas en el Congreso y el papel relevante que las fuerzas soberanistas podrían jugar en la configuración de un nuevo Gobierno
Para ello, debería conseguirse que la AGE (Administración General del Estado) recuperara los porcentajes de inversión comprometidos que permitan paliar déficits como la modernización de las infraestructuras de las cercanías ferroviarias en la RMB (Región Metropolitana Barcelona), que han sufrido el incumplimiento reiterado de los compromisos de inversión acordados. La conexión ferroviaria con la T1 del aeropuerto de Barcelona, el incremento de aportaciones para la financiación del transporte público que permitiría mejorar la preocupante situación económico-financiera de TMB, la compra de material móvil para la L9 del metro y las ampliaciones de FGC, y sobre todo la finalización del corredor MED.
Conviene recordar que en 2003 el Govern de la Generalitat no reivindicó el Corredor Mediterráneo cuando el Gobierno de Aznar, aliado de CiU, solicitó la incorporación a la Red Europea de Transporte Ferroviario del Corredor Central Zaragoza-Canfranc-Francia. No es hasta 2005 que la Generalitat de Catalunya, siendo President Pasqual Maragall, reivindica por primera vez la necesidad del Corredor MED.
Existen diferentes maneras de entender la política, la de los gobiernos responsables (tan escasos por estas latitudes), que defienden la necesidad de la cooperación institucional para la solución de los problemas de los ciudadanos, y la de los que apuestan por la confrontación y abanderan procesos de secesión, cuyos costes ocultan y además son impredecibles...