The Wonderful Process Circus
La 'revolución de la sonrisas' ha entrado en su fase circense, en la que para mantener la atención del respetable se sube la apuesta y las acrobacias de los trapecistas son más arriesgadas, las exhibiciones de los domadores son más crueles y las payasadas son cada día más patéticas. Todo sea para que el público no se duerma y abandone a toda prisa la carpa que agrupa a la troupe del Wonderful Proces Circus.
Dentro de este patetismo en el que ha caído este circo en decadencia llamado 'procés' toca publicar libros en los que se señala, una vez más, a los 'malos catalanes'. O un grupo de 'científicos sociales' utilizan el paraninfo de una universidad, que debería ser un foco de cultura, para extender el odio hacia todos los que tienen, según su brillante entender, la desgracia de pensar y expresarse en castellano.
Cuando tienes al lado a Rufián, Cucurull, Rahola, Tardá, Forcadell y otros profesionales del disparate político, el hacerte notar es muy complicado. Has de subir continuamente la apuesta, y es fácil pasarse de rosca
Por no hablar de una buena escritora que hace tiempo que prefirió convertirse en una de las musas de la troupe circense y que aprovechó su espacio en la televisión pública que pagamos todos los catalanes para quemar un ejemplar de la Constitución que garantiza nuestras libertades. Reconozco que más que ofenderme me dio pena y pensé "pobre Empar, a lo que ha tenido que llegar para mantener su chiringuito".
Empar Moliner siempre ha jugado a ser una enfant terrible de las letras catalanas, a dar el toque provocador en TV3. El problema es que mantener el nivel es muy difícil en la Cataluña de hoy en día. Cuando tienes al lado a Rufián, Cucurull, Pilar Rahola, Joan Tardá, Carme Forcadell y otros profesionales del disparate político, el hacerte notar es muy complicado. Has de subir continuamente la apuesta, y es fácil pasarse de rosca.
Pero España es una democracia madura, y la Moliner es mayorcita, supongo que lo ha hecho sabiendo lo que va a caer encima. Ella piensa que tiene derecho a quemar "simbólicamente" un ejemplar de la Constitución en su espacio en TV3. Y los que nos consideramos representados por la Constitución también tenemos derecho en pedir responsabilidades porque pensamos que la televisión pública está para otras cosas que para extender el odio a la más de media Cataluña que se considera española.
De momento, ganan 'ellos' y seguirán usando los medios de comunicación que pagamos todos los catalanes para que las Moliner y los Albá ofendan al personal que no está por la independencia. A largo plazo, ya veremos, que todavía queda mucha tela por cortar. Lo mejor de todo es que están consiguiendo cerrar las filas de los que son críticos con el 'procés'. Se están pasando tanto que al final van a conseguir lo que parecía imposible, la unión de los constitucionalistas catalanes.