Pensamiento

La Gran Coalición tendría que sacrificar a los dos grandes carneros

11 febrero, 2016 00:28

A las once de la noche del 20D --aún estaban humeando las urnas-- envié una crónica de urgencia a este digital con un título elocuente: 'España vota la Gran Coalición', y acababa así, con perdón de la autocita: "Los dos partidos coaligados van tener que sacrificar sus dos cabezas de lista: Rajoy y Sánchez. Esa sangre debe derramarse como sacrificio. Lo importante es España".

Han pasado 53 días y pienso igual que a las tres horas del cierre electoral.

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La imaginación que no tengo me gusta, pero no la de los políticos que sólo la reclaman porque esa petición es el reconocimiento implícito de que carecen la llave maestra de la cancela que les abra el palacio, en este caso, de La Moncloa.

Albert Einstein decía que, en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento

Hace muchos años oí una leyenda antigua sobre la importancia de la imaginación para evitar lo que parecía inevitable: un noble acusaba a un campesino de haber matado a una mujer. La condena era la horca. El asesino no era el acusado sino el denunciante. El juez conchabado con el noble lo sabía, pero estaba al servicio de su señor. Como el campesino era muy cristiano, el juez dijo que fuera Dios quien dictara sentencia a la vista de todos los aldeanos. Escribió en las dos papeletas la fatídica palabra: 'Culpable'. El reo estaba condenado a muerte.

Empero, la imaginación le salvó. El campesino que sabía que el juez era un esbirro del amo, cogió una de las dos papeletas mientras el noble sonreía pero, en lugar de dársela al magistrado, se la tragó. Le dio al juez la otra papeleta, por lo que la que se había comido debía decir que era 'inocente'. Así fue como salvo la vida.

Albert Einstein decía que, en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.

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Nadie tiene la fórmula secreta para saber cómo se despejará la X. En Cataluña salió de la chistera Puigdemont y el nuevo alcalde de Girona era el que iba en el puesto 19. ¡Alucinante conejo! O sea que predecir el futuro es tan difícil como que te toque el Euromillón.

Así que no me atreveré con tamaña osadía, pero no me va a impedir plantear mi tesis. No es neutra, en política la neutralidad no existe, pero sí es de sentido común.

Al único partido que le interesa, aunque lo niegue, repetir las elecciones es a Podemos

Al único partido que le interesa, aunque lo niegue, repetir las elecciones es a Podemos. El CIS no ha hecho más que confirmar esa intuición. Eso quiere decir que a los otros tres partidos que buscan la llave de la cancela que ha extraviado Rajoy no les interesa ir a nuevas elecciones, como en Cataluña no le interesaba a JxSí, ante la amenaza de En Comú Podem. Estamos en lo mismo, con otras caras o siglas. Cataluña y España no son realidades tan distintas.

En política las decisiones que se toman no son por los intereses generales sino de partido. Cuando ambos intereses coinciden, ¡bingo! Es una feliz coincidencia.

Yo, que no tengo intereses particulares que defender, veo claro que lo que le interesa a España es una Gran Coalición de los tres partidos a los que no les interesa ir a nuevas elecciones.

Un gobierno de tres superaría las dos terceras partes de las Cortes y, por lo tanto, podría acometer la reforma constitucional para que sirva de válvula de escape para liberar la presión separatista (siendo consciente de que no satisfará a los que sólo les satisface romper España), y dar estabilidad y la seguridad a la UE para consolidar la recuperación económica.

La presidencia del gobierno le pertenece al PP, porque ha ganado las elecciones. A Ciudadanos aún le iría mejor porque habría sido el lubricante para que encajara un engranaje tan refractario como el que forman el PSOE y el PP, y a los socialistas también les iría bien porque actualmente su peligro es dejar de sentir en el cogote el aliento de Pablo Iglesias.

Sí, le interesa no sólo como táctica a corto plazo sino como estrategia a cuatro años vista. Si la economía evoluciona como interesa a la mayoría de españoles, en enero de 2020 Pablo Iglesias no será más que una pieza de la casta política. Habrá perdido ese halo virginal para la santa cofradía de los Indignados. La condición es que la recuperación económica no sea una promesa, sino un hecho en la casa de los pobres.

Eso sí, como decía tres horas después de haberse cerrado las urnas aún humeantes, en el altar de la Gran Coalición tendrían que sacrificarse los dos grandes carneros. Rajoy y Sánchez son incompatibles.