Pensamiento

Qué cara tienen los niños

27 enero, 2016 00:00

Sí. Los cuatro niños. Los cuatro jinetes de la política nacional. ¡Vaya cara! Por seguir como si nada. Por tener al país pendiente de sus ‘maldades’ y sus quehaceres. Por tener al país sin Gobierno, aunque parece que estamos mejor. Por importarles un comino los ciudadanos. Por mirarse sólo a sí mismos. ¡Vaya niños de gaita! Por no decir otra cosa que casi todos pensamos.

Pablo Iglesias, también llamado ‘El coletas’ está que se troncha. De risa. Cada día les hace una nueva jugadita. Cada día sale por una esquina y les coge de sorpresa

Pablo Iglesias, también llamado ‘El coletas’ está que se troncha. De risa. Cada día les hace una nueva jugadita. Cada día sale por una esquina y les coge de sorpresa. No se enteran los otros tres. Y Pablo otra carcajada que se echa. Y a correr que te pillo. Pero no le pillan. Quiero cuatro grupos. Nada. Quiero que el pueblo entre en el Congreso. Nada. Votamos al niño de Bescansa. Nada. Quiero ser vicepresidente. Nada. Quiero medio gobierno. ¡Halaaaaa! Y todo el personal se alarma. Y él se troncha a reír. Y tiene a todo el mundo pendiente de la próxima. Que será... Quiero elecciones ya. Y entonces decidiré yo. Y se va riendo.

La cara de Rajoy es distinta. Hace que no se ríe dos años, al menos. Si no, no se entiende esa cara de poema que pasea por el Congreso. O la cara de perdedor con que fue a ver al Rey. Estaba más viejo. Con papada y mal peinado. Claro que hay días que mejor no debiera levantarse. Le caen todas. No ya las bromas de sus otros tres ‘amigos’ de juegos. Sino de los suyos. Porque la oferta de Podemos al PSOE, bueno, sorpresa, pero no tanta. Pero que imputen a su partido por la destrucción de los discos de Bárcenas, que se vaya el número tres de Moncloa, del entorno de Soraya de Castilla, por las comisiones de Acuamed y que encierren a los dirigentes del PP de Valencia, es para no echar gota. Para cerrar el quiosco. Para irse a Pontevedra y no volver. Algunos, de los suyos, lo están deseando. Porque no será lo último. Él sabe que su partido es una cloaca. Y si pierde el poder se descompone. Cómo permanecer para tapar tanto albañal. Ese es el debate del PP. Pues no me presento a la investidura. ¡Halaaaaa! Y se llevó todas las portadas. Y los comentarios. Y las noticias de corrupción y comisiones quedaron postergadas al interior. Buena jugada. Pero la cara le sigue igual.

Rajoy sabe que su partido es una cloaca. Y si pierde el poder se descompone. Cómo permanecer para tapar tanto albañal. Ese es el debate del PP

Tras el golpe a la gallega, ha venido el desconcierto. Se presenta o no se presenta. Y con quién. Porque ahora hay que negociar. Cosa que no sabe hacer. Pensó que era como hace cuatro años. Mayoría y aquí voy yo, que me sobro. Y sí, para muchos de su partido, sobra. Por el fango del Manzanares se abren zanjas para enterrarle. ¡Cuidado Mariano! Pero tienes que cambiar de cara.

La de Sánchez es un interrogante. Le dan guantazos por un lado y por el otro. Los suyos y los contrarios. Lo deja tieso Iglesias y lo dejan ko sus barones. ¿Contra quién lucho? Se pregunta. Contra todos, pero sobre todo contra los tuyos. No hay otra salida que sonreír y tirar para adelante. Y si ganas, veremos qué cara ponen tus barones.

Aunque mejor cara ha puesto Rivera cuando sonó el teléfono y quien hablaba era Mariano. ¡Vaya, se acuerda de que existo!, pensó Albert. Y que sin mí no va a ningún sitio. Sonrió, Rivera, pero esto último no se lo dijo. Pues díselo, porque Mariano se cree con el poder de decidir, como si no hubiera caído en la ciénaga con su partido. Díselo alto y sonriendo, para que se entere de que se puede vivir y gobernar sin él. Repíteselo porque es lento en enterarse. Usa la retranca gallega y piensa que sube cuando bajó rodando hace un mes. Pero sonriendo.

Porque falta le hace a este país que alguien le sonría. Que le pongan cara alegre. Que las penas van por dentro. Y si no son capaces de ponerse cara a cara y entenderse, que se vayan. ¡Que se vayan todos!