Nos jugamos el pan
Artur Mas no gana para disgustos. Primero fue la Cámara de Comercio de Barcelona la que pidió explicaciones sobre las consecuencias del proceso. Luego fue Fomento del Trabajo el que dijo 'no' al proceso secesionista. Después, la CEOE dirigida por Juan Rosell y la Cámara de España con Josep Lluís Bonet a la cabeza, ambos catalanes, le pusieron las peras a cuarto. Y ahora, el Círculo de Economía, la 'crème de la crème' de la burguesía catalana, le dice que aunque gane el 27S no puede saltarse a la torera la legalidad y que el 27S no puede derivar en un proceso independentista porque son unas elecciones autonómicas.
Mas no gana para disgustos pero él vive en su propia realidad. Es impermeable a los que no comulgan con su religión. Lo suyo es cuestión de fe, no de razón. Le traen al pairo las críticas
Los empresarios soberanistas intentaron parar el documento del Círculo, con Artur Carulla al frente. El patriota con varias sociedades radicadas en paraísos fiscales y con centros de producción en medio mundo --Kenia, Irán, China, Rusia, Ucrania, Mèxico y Emiratos-- pagó el año pasado 9,4 millones a Hacienda --y 20 meses de cárcel para uno de sus hermanos-- para regularizar el fraude fiscal de los Carulla al frente de su imperio Agrolimen --Gallina Blanca, Pans&Company, El Pavo, Biocentury, entre otras--.
Fue el pacto al que llegó para evitar el juicio después de que el juez, casualmente, archivara el caso en dos ocasiones. La Audiencia le dio un buen rapapolvo y Hacienda les pilló hasta el último detalle del despiste de unos milloncejos en plusvalías. Un último detalle, Carulla es copropietario del diario nacionalista Ara.
No serán los últimos empresarios que se pronuncien. El miércoles de la próxima semana, en un cine barcelonés, se presentará un vídeo en el que pequeños empresarios, autónomos y emprendedores dirán no a la independencia porque "nos jugamos el pan". Al acto asistirán todos los partidos constitucionalistas y se les entregará a los asistentes una barra de pan, en su correspondiente bolsa de papel. Los convocantes del acto subirán el vídeo a las redes sociales y aspiran a que se convierta en un fenómeno viral. Si lo acompañan de un baile de Miquel Iceta, seguro que conseguirá su objetivo.
Y el último día de campaña, el viernes 25, cien pequeños empresarios firmarán --con nombre y apellidos-- un manifiesto que será publicado en toda la prensa catalana, desde el diario comarcal más modesto hasta los buques insignia de Barcelona, El Periódico y La Vanguardia. Lo dicho, Mas no gana para disgustos pero él vive en su propia realidad. Es impermeable a los que no comulgan con su religión. Lo suyo es cuestión de fe, no de razón. Le traen al pairo las críticas. Seguirá como si nada porque desprecia a todo aquel que no le baila el agua. Como mucho, se lanzará al cuello de esos que osan dar la cara y llevarle la contraria.