Votar es normal
El pasado 3 de agosto, el presidente Artur Mas convocó elecciones al Parlamento de Cataluña para el próximo 27 de septiembre. Ese día los ciudadanos escogeremos 135 diputados. Esos diputados, en su momento, escogerán a uno de ellos como presidente del nuevo gobierno y éste, a su vez, nombrará el ejecutivo que ha de gobernar Cataluña, al menos en principio, los próximos cuatro años.
Si Junts pel Sí logra la mayoría absoluta dirán que el pueblo de Cataluña quiere la separación del resto de España. Ese va a ser el mensaje con que nos van a bombardear en las próximas semanas. Que lo aceptemos o no depende de nosotros
Eso es y no otra cosa lo que escogeremos el próximo 27S. No más pero tampoco menos. Quien diga que esas elecciones son para algo distinto de lo aquí expresado, sencillamente, falta a la verdad.
No obstante, y a pesar de esa verdad irrefutable, los partidos políticos Convergència (CDC) y Esquerra Republicana (ERC) junto con Omnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana (ANC) han conformado una coalición electoral, que presentarán a las mencionadas elecciones autonómicas del mes de septiembre, bajo el nombre Junts pel Sí. Esa candidatura impulsada por Artur Mas arropado por los 'talibanes' de Convergencia, tiene dos objetivos fundamentales.
El primero es evitar el descalabro electoral que auguran todos los sondeos si se presenta él al frente de la lista de su partido. Algo de eso ya sucedió en las elecciones de 2012 cuando CiU cosechó los peores resultados de la historia, y ahora aquello podría volver a repetirse corregido y aumentado.
El segundo objetivo de la coalición nacional soberanista sería aprovechar la ventaja técnica que ofrece nuestro sistema electoral --que es la Ley d’Hont-- a la lista más votada para lograr la anhelada mayoría absoluta; condición sine qua non para poder seguir con la matraca independentista.
De hecho, para los soberanistas la cuestión es sencilla: si logran los 68 diputados, que dan la mayoría absoluta en la Cámara catalana, harán una lectura de los resultados en clave de referéndum o plebiscitaria, y aunque no hayan ganado en votos --cosa que puede perfectamente suceder-- dirán que el pueblo de Cataluña quiere la separación del resto de España.
Esa es la lógica de Junts pel Sí, y ese va a ser el mensaje con que nos van a bombardear en las próximas semanas. Que lo aceptemos o no depende de nosotros. No obstante, sería conveniente que los ciudadanos antes de ir a votar echáramos un vistazo a la situación política que vivimos en Cataluña desde que Mas llegó a la presidencia de la Generalitat.
Estoy convencido de que su gestión como gobernante no pasará a la historia como un modelo seguir. Cuando nos hemos encontrado frente a la crisis económica más grave de los últimos ochenta años, los gobiernos presididos por Mas, en vez de intentar paliar las graves consecuencias que esa crisis acarreaba a los ciudadanos, se dedicaban a calentar al personal con la sopa boba de la independencia.
Artur Mas ha sido un alumno aventajado en recortar las políticas sociales, un entusiasta del austericismo más contumaz. Desde 2010, que es cuando Mas llegó al poder, 6.832 funcionarios han perdido su puesto de trabajo. La mayoría de ellos estaban en sanidad y educación.
Los que estamos en contra de la confrontación y a favor del dialogo, el pacto y el acuerdo vamos a votar el 27S para que empecemos a dejar atrás la pesadilla que nos han hecho vivir unos irresponsables
En ese tiempo, en Cataluña, el paro ha afectado a amplios sectores de la población, de forma especialmente encarnizada a la juventud. Casi ha desaparecido la clase media, las desigualdades se han acentuado y tanto la sanidad como la educación han sufrido un deterioro que quizás ya resulte irreversible.
Ciertamente, la candidatura de Junts pel Sí tiene sus peculiaridades. Para empezar, han puesto de cabeza de lista a un ex ecosocialista, cabe imaginar que para dar un cierto barniz progre y de sensibilidad social a esa lista, constituida y formada por aquellos que en cinco años hicieron oídos sordos a las demandas sociales. Pero es que resulta chocante que el actual presidente del Gobierno vaya emboscado en el cuarto lugar e inmediatamente después el supuesto jefe de la oposición.
Además, tanto desde CDC como desde el gobierno de la Generalitat se han empeñado en dejar claro que en caso de victoria de la candidatura de Junts pel Sí, Artur Mas sería el nuevo presidente. Llegados a este punto, la pregunta es obvia: ¿Y entonces por qué el aspirante a presidente va de tapado en el número cuatro?
De todos modos, y más allá de esas minucias, conviene no perder de vista que dentro de la lista de nacional soberanista, va el partido que tiene quince sedes embargadas, que son los mismos del caso Palau y del caso Innova. Los mismos que prometieron el oro y el moro con Barcelona Word, y ya vemos como está el tema, por no hablar de la privatización de la ATLL y el ridículo que han hecho con la misma.
Ahora esos individuos se escondan tras gentes de cierto reconocimiento social, pero son aquellos que pactaron con el PP --al que tanto demonizan-- desde presupuestos, hasta leyes tan vergonzantes como la de la Reforma Laboral o al de Estabilidad Presupuestaria, entre otras.
Votar es normal en un país normal, rezaba un eslogan que buscaba la participación de la ciudadanía en la seudo consulta del 9N. Cierto. Por eso, los que estamos por una sociedad cohesionada, los que creemos en la legalidad, aquellos que defendemos la Constitución y estamos en contra de la confrontación y a favor del dialogo, el pacto y el acuerdo, vamos a votar el 27 S para que Cataluña vuelva a ser, por fin, un país normal y empecemos a dejar atrás la pesadilla que nos han hecho vivir unos irresponsables.
No olvidemos que somos más y, además, tenemos la fuerza de la razón. Todo depende de nosotros mismos.